Cine-mundial (1916)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

forma los soldados pudieron usar la calzada verdadera mientras los alemanes se encargaban de que no pasara madie por la artificial.” “Observamos como un soldado rueda por tiesra herido. Uno de sus compañeros le hace en el acto la primera cura y luego llega el cirujano, la camilla, la ambulancia ...y por fin lo vemos cuando le aplizan los rayos X en el hospital de campaña.” CINE MUNDIAL Estos son los instrumentos que emplea el ejército francés para averiguar la velocidad, altura y distancia a que se encuentran los Zepelines. “Pero la película más maravillosa de todas, a mi juicio, es la de la batalla de Hartmannsweiller Kopf, en Alsa Peleando de casa en casa en la toma cia. Todos los ataques se desarrollaron sobre las faldas de una colina y contemplamos las trincheras alemanas sepenteando en misteriosas curvas a nuestros pies. Todo se ve con una claridad pasmosa—las nubes de humo blanco que produce la metralla al estallar, las grandes masas de tierra que se elevan hacia el firmamento a medida que explotan las balas explosivas. Y poco después, súbitamente, una ola de gas envenenado, de tres o cuatro metros de altura, se des gráfica de la guerra, han adoptado las mismas precauciones y la Gran Bretaña, donde el servicio es todavía voluntario, aunque probablemente no lo será cuando estas líneas vean la luz, se ha guardado muy bien de que sus archivos gráficos del conflicto vayan a parar al público. Entre las vistas a que nos referimos hay dos sobre todo que son horripilantes. Producen escalofríos en los espectadores. Si se exhiben por el mundo cuando finalice la contienca han de surtir efecio muy marcado. Revelan los horrores del campo de batalla con una claridad que hace palidecer la descripción escrita más perfecta. Por muy ignorante que sea un hombre, por primitivas que sean las ideas que le hayan inculcado, por muy blindado q: tenga el cráneo no hay duda de que saldrá del letargo al Con su respirador en la cara, el de Neuville St. Vaast por la inborda sobre el paizuavo no teme los embates del gas fantería francesa. (Obsérvese la saje y nubla todo el contemplar con sus clórico. Aquí lo vemos prepa poca atención que se presta al z ropios ojos esa rándose para la brega en las camarada caído). telón por. noS cuan p p EN J E trincheras de avanzada. tos segundos. precisión científica Todo esto es verdad. Pero fijémonos por un moen organizar matanzas y la “rapidez sistemática” con mento en el reverso de la medalla. Hay ciertas vistas que se eliminan sin pérdida de tiempo montones y en la colección que el gobierno francés proBibe exhibir en territorio nacional. Así lo asegura ` el intrépido corresponsal norteamericano, y no lo dudamos. Es indudable que engendrarían sentimientos de pavor en Za República, especialmente entre las famifas con allegados en las filas del ejército. Los alemanes, que también cuentan con ana crónica cinemato Freerro, 1916 G Vista parcial del campo donde se libró la ya famosa batalla de Champagne. más montones de cadáveres. A nuestro juicio, estas guerras modernas, una vez conòcidas, resultan demasiado mecánicas para despertar ardor en las masas. Los pintores y escritores, salvo raras excepciones, han idealizado ia guerra. El cinematógrafo rinde un gran servicio a la humanidad presentándola tal como es: sin oropel, con todos sus repugnantes detalles. El Pácina 56