Cine-mundial (1916)

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DESARROLLO DE LA INDUSTRIA EL. PROYECTOR SIMI Por JORGE HERMIDA ON muy pocas las personas interesadas en la | industria cinematográfica que se dan cuenta QRQ] exacta del esfuerzo que representa introducir en plaza un nuevo aparato proyector. ¿Qué otra máquina está sujeta a más «acerbas censuras? Cualquier movimiento defectuoso que se registre en el mecanismo, por microscópico que sea, aparece aumentado sobre el telón y basta para desacreditar la marca. No sólo debe proyectar las vistas perfectamente cuando nueva, sino después de largos meses de trabajo constante. Nada de extraño tiene, por tanto, que hayan fracasado muchas de las empresas que intentaron producir una máquina proyectora eficaz. Una vez perfeccionado el mecanismo y lista ya la máquina para la venta, la tarea de desarrollar el negocio sobre base lucrativa es realmente hercúlea. Aunque la marca “SIMPLEX” no es tan antigua como las de varios otros proyectores, su inventor, que no ha dejado de implantar mejoras en el aparato año tras año, comenzó su obra cinematográfica en 1897, cuando la industria estaba en su infancia. Las secciones fabriles están además a cargo de un administrador con más de veinticinco años de práctica en la producción de máquinas superiores: Durante el tiempo relativamente corto que el proyector “SIMPLEX” viene ofreciéndose a los interesados del ramo no sólo se ha dado a conocer en todos los Estados Unidos, sino en muchos de los países extranjeros donde el cinemató-: grafo se ha popularizado. En la actualidad funcionan máquinas de esta marca en China, Filipinas, Hawaii, Puerto Rico, Panamá, Australia y Nueva Zelandia. Durante el año pasado, la fábrica inició su campaña de propaganda en la América Latina y ya empieza a exportar a Chile, Cuba, Brasil y la Argentina, habiendo establecido agencias en Rio Janeiro, la Habana y Manila para despachar los pedidos locales. Se propone también nombrar representantes en Buenos Aires y San Juan de Puerto Rico, que se encargarán de la propaganda con actividad y demostrarán a los empresarios que la máquina “SIMPLEX” posee indiscutibles méritos y ventajas. A principios del año 1911, el Sr. Frank B. Cannock, cuya pericia en cuestiones mecánicas está reconocida, ideó y fabricó el primer proyector “SIMPLEX.” El taller de donde salió la primera máquina estaba montado en un rincón del piso noveno de un edificio. situado en la calle 34. Pocos meses después la máquina estaba lista para presentarse en plaza y, a fin de llevar a cabo las diversas operaciones fabriles, fué necesario arrendar la mitad del espacio disponible en el local, un poco más de 20,000 pies cuadrados. El mecanismo del aparato revela muchos años de práctica manejando proyectores de todas clases combinados con una admirable habilidad mecánica. Conociendo a fondo los requisitos que ha de llenar la máquina proyectora moderna, el inventor consiguió producir un aparato que obtuvo favorable aceptación entre las compañías cinematográficas, importadores de películas y muchos de los empresarios que en aquella fecha comenzaban a dar al público sus producciones de gran cartel en los teatros más importantes de este país. Entre los que no tardaron en reconocer el mérito de este aparato podemos citar a R. G. Hollaman, Director-Gerente del Eden Musée de Nueva York, en cuyo local se exhibieron por primera vez vistas animadas en los Estados Unidos, y la Monopole Film Co., una de las empresas que iniciaron la producción de cintas de largo metraje y argumento extraordinario. Cuando esta última compañía presentó el “In Frank B. Cannock. Ferrero, 1916 E fierno” de Dante, la renombrada obra maestra de la marca “Milano,” hizo que sus representantes encargados de exhibir la cinta por los Estados Unidos emplearan proyectores “SIMPLEX.” Se mencionan todos estos puntos para demostrar que la máquina de que nos ocupamos fué objeto de buena acogida desde los primeros momentos. Durante los cinco años que han transcurrido desde su introducción, la máquina se ha afianzado en la industria y actualmente se cuenta entre los proyectores eficaces que existen. Para tener una idea de la minuciosa exactitud que exige la fabricación de máquinas proyectoras, basta visitar los talleres de esta compañía, situados en Nueva York al Este de la calle 34. Allí puede observarse con cuanta precisión y cuidado se producen todas las piezas, hasta las que parecen más insignificantes, y el esmero que se desplega en armar los aparatos para obtener mecanismos proyectores sencillos, duraderos y que funcionen sobre base científica. La fábrica ocupa tres pisos completos, que representan un local de 25,000 pies cuadrados, en el primero de los cuales se agrupan las diferentes máquinas destinadas a elaborar piezas. A través de una verdadera red de correajes y sistemas de ejes transmisores, se disciernen fresadoras, perfiladoras, desbastadoras de engranes, amoladoras, tornos mecánicos y de banco, prensas de taladrar, etc., todos de lo mejor que se conoce en sus respectivas clases y bajo la dirección de operarios expertos en trabajos de esta índole. Tan pronto salen de estas máquinas, las piezas se transportan al siguiente piso, donde se examinan y almacenan. La Máquina Proyectora “Simplex.” PÁGINA 60