Cine-mundial (1916)

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Copyright 1916, by Chalmers Publishing Company IMPORTANTE.—Bajo este encabazamiento se publicará una serie de artículos, de gran utilidad práctica para los operadores, adaptados princtpalmente del ““Manual Cinematográfico” de F. H. Richardson. Colocación de los Carbones Es esta una operación de tanta importancia como cualquiera otra y en la que han encontrado tropiezos muchos operadores. Tan es así que la más leve diferencia en la colocación de los carbones afectará notablemente la iluminación en la pantalla o telón. Esa iluminación emana en su totalidad de lo que se llama “cráter.” Con-la corriente continua sólo hay uno de éstos y dos con la alterna. A éso obedece que la corriente alterna sea tan pobre para la proyección, lo cual pasaremos a explicar en seguida minuciosamente. Es el cráter una depresión que se forma en el centro del punto en que se encuentra el carbón positivo en aquellas lámparas corrientes de luz de arco voltaico en las cuales se colocan los carbones en posición perpendicular y central respecto los unos de los otros. Sin embargo, tratándose de lámparas de luz de arco voltaico para proyección, el cráter forzosamente se forma en la extremidad aguda del carbón positivo por el lado del lente. No existe ,método científico alguno para medir la temperatura del cráter formado en una luz de arco voltaico; pero sí se ha calculado que llega al máximum de 8,000 grados Centígrado. Observarán los operadores que al enfriarse las extremidades agudas de los carbones en una corriente de 110 voltios será fácil acercarlas sin producir efecto alguno. Para que dén resultado se necesita unirlas completamente. También notarán que, si se abre el commutador y se cierra inmediatamente, el arco voltaico saltará por el espacio que media entre los puntos aun incandescentes, produciéndose otra vez, como de costumbre, la luz, y éso sucederá aun en aquellos casos en que las extremidades agudas de los carbones estén separadas de 4 a 3% de pulgada del arco voltaico con su luz normal. Ese fenómeno se debe al hecho de que el arco voltaico transforma en vapor gaseoso el carbón, y es, por su propia virtud, ese vapor un excelente conductor de la electricidad, lo cual no puede decirse del aire, que lo es muy pobre. Esa transformación no se efectúa en los carbones cuando están fríos, o sólo rojos, y por esa razón no se manifiesta el vapor. Por entre las extremidades agudas de esos carbones sólo circula aire, y como éste le presenta demasiada resistencia a la corriente no lo puede utilizar de vía para comunicarse al otro carbón. No obstante, después de haberse interceptado el arco voltaico sigue emitiéndose el gas durante uno o dos segundos; de ahí que continúe interponiéndose ese mismo gas, como vehículo conductor bastante aceptable, por entre las extremidades agudas de los carbones El cráter a que nos venimos refiriendo se forma por razón del hecho de que la corriente separa del carbón positivo muchas partículas diminutas. Esas partículas se volatilizan en su mayor parte antes de desprenderse del carbón positivo, y las que salen ilesas se volatilizan después al depositarse en la extremidad aguda del carbón negativo Permítasenos decir una vez más que toda la luz apropósito para trabajos de proyección procede del ya indicado cráter o cráteres. Debemos, pues, deducir de ello que, dentro de ciertos límites, mientras más grande sea el cráter mayor luz producirá. Empero, la mayor abundancia de luz que se obtenga con el aumento de los tamaños de los cráteres no podrá llegar más que hasta cierto punto si debe pasar esa luz a través de los lentes. La teoría nos dice que la luz que más se adapta a los principios ópticos relacionados con el lente es aquella llamada “punta de alfiler,” y se le da ese nombre porque sólo alcanza tal tamaño. A ese respecto conviene saber, asimismo, que si el tamaño de la: sustancia iluminativa aumenta, al utilizarla, la efectividad de la lente, puede también disminuirse FEBRERO, 1916 O= TAR AR rápidamente hasta llegar a un punto en que sólo se conseguirán ulteriores ganancias con un grandísimo costo. Y se llega a este punto en la proyección al alcanzar el cráter un diámetro alrededor de 1⁄4 pulgada. Todo lo que pase de ese diámetro será, comparativamente, de muy poco valor. Es más: se ha visto que cuando el cráter es de tamaño excesivo muestra cierta tendencia a perturbar la combinación óptica, y esa perturbación se revela en la falta de precisión de las figuras en la pantalla o telón. Para obtener los mejores resultados deberá hacerse funcionar el arco voltaico de la proyección con las extremidades agudas de los carbones colocadas a cierta distancia los unos de los otros, y esa distancia variará de acuerdo con el número de amperios que se utilicen, la clase de carbones, etc. De lo dicho se infiere que como quiera que resulta imposible sostener a igual distancia y en todas las situaciones las extremidades agudas de los carbones de una lámpara de proyección tendrá, por ese motivo, que variar el voltaje del arco. El voltaje es la intensidad que se necesita desarrollar para impulsar la corriente a través del espacio del arco. Ese voltaje es igual al que indicaría un voltímetro si se colocase junto a los brazos de los carbones superiores e inferiores. Empero, no es el voltaje lo que determina el tamaño del cráter sino el número de amperios que afluyan; y de ahí la cantidad de luz que producirá el arco voltaico, aumentado, como aumenta, muy poco la temperatura del cráter al subir los amperios. Explicados ya esos puntos, convendría anotar otro que le es afín al considerar la luz para la proyección, y es este: el de la posición que deba ocupar el cráter. Si éste apunta hacia abajo mayor promedio de luz se lanzará en esa dirección. Los lentes condensantes están situados a un nivel exacto con el arco voltaico, y si se desea obtener los mejores resultados, ese arco deberá estar también al nivel del centro de rotación óptica de los indicados lentes. Lo cual quiere decir que mientras más de lleno se coloque el cráter frente al lente—sin que ello traiga por consecuencia que la extremidad aguda del carbón inferior intercepte demasiado el rayo— mayor será el promedio de luz aprovechable que se produzca. En la Fig. 1 se ve expresado gráficamente lo que venimos diciendo. Bastará una simple ojeada para convencer a cualquiera que no se podrá conseguir eficacia alguna del acomodamiento marcado allí con la letra A. El error está en poner los carbones a la manera que se indica con el número 1 en esa ilustración. Cierto que el arco voltaico así determinado dará tanta luz como cualquier otro; pero como la lanza en dirección errónea no podrá ser ella utilizada para una buena proyección. Ningún rayo directo del cráter incandescente podrá bañar de lleno el lente, y tampoco se verá ante el mismo completamente el cráter hasta que llegue él al punto indicado por toda la extensión de la tercera línea. En ese caso la luz más fuerte la lanza directamente hacia el carbón de la parte inferior, en la dirección del rayo X. El acomodamiento marcado con la letra B en la Fig. 1 es más acertado por cuanto que el cráter se ve de lleno en la totalidad del lente; pero en este caso la luz más furte viaja en la dirección del rayo X. Este resultado se obtiene con la colocación de los carbones en la forma en que se indica con el número 2 del mencionado clisé. Con el acomodamiento señalado allí con la letra C se alcanza el mejor resultado que puede dar de sí. La luz más intensa se manifiesta en el punto marcado X, bastante cerca del centro El PÁGINA 74