Cine-mundial (1916)

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ROSE MELVILLE La misma empresa acaba hacer una gran adquisición. Nos referimos a Rose Melville, creadora de un tipo original llamado a obtener éxito completo en la pantalla. Miss Melville es sin disputa una de las mejores actrices cómicas que ha producido este país durante los últimos tiempos y costó mucho trabajo inducirla a que abandonara el teatro, donde tantos laureles había conquistado. Miss Melville interpreta papeles de campesina ingenua que se lanza en el torbellino de una gran ciudad y tropieza con innúmeros contratiempos chuscos. Se distinguen todos los sainetes en que toma parte por la rapidez de la acción y lo bien traídas que están las situaciones. CONSIDERACIONES GENERALES Analicemos ahora, aunque sólo sea ligeramente, la labor de estos mímicos. En primer lugar, al contrario de lo que sucedía con Bunny y continúa sucediendo con Linder y Chaplin, ninguno de los artistas aludidos aventaja o iguala siquiera en reputación a la compañía en que trabaja. Al hablar de Chaplin o Linder, juegan hasta cierto punto papel secundario las empresas que los han contratado. Todo el mundo reconoce que realzan con su trabajo la importancia comercial de Pathé y la Mutual, así como que Bunny fué en su tiempo la columna maestra de la Vitagraph. Exageraríamos si hiciéramos análoga declaración respecto a los actores que forman el tema de esta reseña. El prestigio de la Empresa Horsley, por ejemplo, se sobrepone al de George Ovey y éste perdería si se asociara con una organización de menos recursos. ¿ Y que diremos de Arbuckle y Mabel Normand? A pesar de que revelan indiscutible vis cómica en cuantos papeles representan, la Fe. marca Keystone y la superioridad artística que entraña están muy por encima del cartel más o menos popular de cualquier miembro de la compañía. La verdadera estrella de` la Keystone es, sin disputa, Mack Sennet, el hombre misterioso que jamás aparece sobre el lienzo, pero cuyas aptitudes como director de asuntos humorísticos no tienen rival en la industria. Y lo mismo ocurre con los demás. Poseen todos, sin embargo, el don de hacer reir con el gesto y la inmensa mayoría de las piezas en que aparecen se adapta al gusto latino. A nuestro juicio, están llamados a convertirse en favoritos populares en aquellas: naciones. Por una de esas anomalías que el psicólogo más profundo encontraría de ardua explicación, los pueblos que hemos dado en denominar anglo-sajones han sido la fuente productora de payasos internacionales. En toda la América Latina, y aun en España misma, ningún clown, por castizo que sea, se atreve a saltar al redondel y expresarse en la lengua pura de Cervantes. Los del oficio se valen siempre de una especie de jerga angloespañola. Inglaterra, el país de la bruma y la hipocondría, donde florecen los más rancios prejuicios y ,se inculca hasta en las Billy Ritchie (Universal). maro IOG em e e CINE-MUNDIAL escuelas un desprecio cuasi asiático a todo lo extranjero, es, no obstante, la cuna de muchos de los cómicos de brocha gorda que andan por el mundo divirtiendo a niños y adultos. Los Estados Unidos han heredado cinematográficamente, por decirlo así, esta preponderancia en el género humorístico, ya que la Gran Bretaña, aunque produce buenos mímicos, no ha logrado establecer una sola compañía importante de vistas animadas, a pesar de las creencias peregrinas que han arraigado en ciertas regiones de SudAmérica. Conviene hacer constar que los artistas mencionados en esta crónica no forman todo el contingente jocoso al servicio de las compañías norteamericanas. Sólo nos hemos ocupado de aquellos cuyas últimas producciones han sido objeto en este país de indiscutibles éxitos populares. Quisiéramos describir el trabajo de muchos otros, pero nos lo impide la falta de espacio. Más adelante, y poco a poco, desfilarán todos por CINE-MUNDIAL, aunque la tarea llevará tiempo, ya que tenemos en los Estados Unidos unas treinta y cuatro empresas de primer orden, cada una de las cuales dispone de varias compamías y éstas, a su vez, cuentan con el elemento cómico de rigor. Existe además otro factor de gran importancia que entorpece bastante el trabajo propagandista que nos hemos resuelto llevar a cabo. La experiencia nos ha demostrado repetidas veces que la popularidad de los actores cinematográficos es una de las cosas más efímeras y variables. Pudiéramos citar muchos que han trabajado en las mejores compañías y cuyas películas, producidas aquí uno o dos años atrás, están obteniendo en la actualidad éxitos artísticos y de taquilla en Europa y Sud-América, a pesar de que el público norteamericano ya se ha olvidado hasta de sus nombres. Otros hay que están causando aquí gran sensación y son desconocidos por completo en ultramar. También podríamos mencionar unos cuantos que entusiasman al público de Nueva York y su labor pasa desapercibida en Buenos Aires y la Habana, o vice-versa. Ninguna de estas observaciones extrañará a los administradores de cinematógrafos que sean a la vez o hayan sido empresarios de compañías teatrales. En muchas ocasiones habrán tropezado con que el actor cómico, cuya más insignificante pirueta desternillaDA ds al público de Calatayud, por ejemplo, resultaba el personaje más fúnebre y tétrico de toda la troupe en Navalcarnero. Tenemos, por tanto, que andar con pies de plomo al seleccionar los artistas, trayendo a estas columnas sólo aquellos cuyas facultades y las piezas en que aparezcan se adapten, a nuestro juicio, a los gustos latinos. Lloyd V. Hamilton (Kalem). Rose Melville (Kalem). PÁcinaA 189