Cine-mundial (1944)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

Mi Olivia de Havilland en la discutida escena del baño de la película "La Resignada'" ("Pobre Princesita"), de la Warner, que se proyectó por un instante fugaz ¿Una Estrella en Bañera Por Anto No hay propaganda de más poder sugestivo para una estrella que anunciarla, con adecuadas insinuaciones sensuales, en una película en la que a la vista de los espectadores tome un baño en su casa. Ha de ser precisamente en su propia bañera, porque la ablución en las playas, por breve que sea la indumentaria, nunca excitará la imaginación como el acto sencillo y cotidiano de despojarse de la ropa, entrar decidida como en ritual de belleza en el cuarto de baño y tras tantear el grado de temperatura del agua que ha llenado unas dos terceras partes de la bañera, despojarse de la bata y espléndida, en toda su belleza natural, entrar en las aguas cristalinas colocando primero un pie, luego el Página 72 » la ¡Ojo! nio Pontel otro y luego, en cuclillas, acabar por sentarse en el baño tibio, confortador, acariciante. Es la desnudez absoluta que el espectador imagina, aunque nunca ve en realidad en la pantalla, lo que ha hecho de los baños caseros una de las escenas cinematográficas de mayor atractivo. Sí, igualmente atractiva para damas que para caballeros. Porque nadie es tan consciente de la belleza femenina, tan analitica de sus detalles, como la mujer. En el hombre el instinto sexual coloca a modo de venda sobre sus ojos, y en la belleza desnuda de la mujer nunca verá la realidad objetiva sino el entusiasmo subjetivo que la misma despierta en sus sentidos. en la pantalla. Muchos son los problemas de los directores de películas, pero probablemente ninguno más arduo, más sutil, más delicado y atrevido que las escenas de baño en una lujosa habitación, regalo espléndido de los sentidos que se ofrece al espectador. La censura moral, en estas escenas, espía constantemente al director. Más que mostrar hay que sugerir, porque todo el encanto de un baño por parte de una estrella en la pantalla se deriva exclusivamente del poder de sugestión. O sea que el director tiene que poseer, a su vez, recursos imaginativos suficientes para crear, en lo poco que el espectador ha de ver, todo un panorama inagotable de ilusión. No es menos difícil para la estrella que sin abandonar su moral prestancia ha de sugerir con su presencia un momento de inmoralidad. ¡Extraños recovecos de la psicología humana que el acto de higienizarse posea para los espectadores de cine una trascendencia sensual ! Ya tenemos al director dispuesto a filmar la escena del baño y de cuya interpretación acaso dependa el éxito o el fracaso de la película. La lujosa bañera está casi (Continúa en la página 95) Cine-Mundial