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É
\ Un biberón que Ud. puede
( HERVIR sin
que se raje
ta
O Busque la marca de fábrica Pyrex* en los biberones, para obtener biberones que Ud. puede esterilizar hirviéndolos una y otra vez sin romperse.
Los biberones Pyrex están hechos
de vidrio fuerte, especial, resistente al calor y al agua hirviendo . . . por lo cual se pueden esterilizar perfectamente
y con toda seguridad.
El respiradero especial, exclusivo de Pyrex, contribuye a que los biberones Pyrex sean una ayuda especial para las madres—y una comodidad para los bebés. Este respiradero patentado, hace que la leche fluya uniformemente, y así, es más fácil alimentar
al bebé.
Los biberones Pyrex son más económicos porque duran más— busque la marca Pyrex en los lados de
cada biberón. *Marca Registrada
BIBERONES
PYREX
MARCA
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promiscuo, y detonante de garzonas, flappers, emancipadas, fanaticas y “cocottes” sin dejarse arrastrar, sin perder su órbita, los viejos encajes fimo junto a las creaciones de la industria plástica. . .
Y el alarido penetrante de una sirena anunciando una prueba de tinieblas, para entrenarnos en la defensa de posibles, aunque improbables, ataques aéreos, cortó la conversación y apagó la luz.
El reloj, con todo el aburrimiento del que reza un letanía interminable, dejó oir doce campanadas.
Nueva York, 1944.
De Nueva York al Olimpo
(Continuación)
Escena LIV MELPOMENE.—Pobre Selene; cuánto debe sufrir con este prolongado “apagón.” Ella, tan necesitada del calor de Febo. ERATO.—Y tan enamorada de su luz. CLIO.—Y tan amante de la palidez. TERPSICORE.—Tan cándida. EUTERPE.—Tan romántica. TALIA.—Tan casta.
POLIMNIA.—Y ... tan fría. URANIA.—(Desde la almena.) Ahi viene su Majestad el rey Midas.
TRONCHO.—Ya era hora. CALIOPE.—Por fin vamos a tener noticias. MELPOMENE.—Ojala sean buenas. POLIMNIA.—Por lo menos serán “reales.”
POMONA.—¿Vendrá herido? FLORA.—¿Herir a un rey? A esos.. no les tiren al vuelo. .
como
ULTIMO EPISODIO
Continuación del cuadro décimo Escena LV MIDAS. —¡Albricias! ¡Hosanna! jHurra! (Todos, menos las Horas y Saturno, lo rodean y acosan a preguntas.) TRONCHO.—Dónde está la Aurora? FLORA.—¿Se han puesto de acuerdo? PALES.—¿Podrá salir el Sol? POMONA.—¿Hay muchos heridos? CEFIRO.—; Quiénes fueron a la conferencia? POLIMNIA.—¿Hubo colecta? TRONCHO.—Hable. MIDAS.—(Calmosamente.) Por lo pronto me limitaré a pronunciar, no un discurso, prédica o disertación; ni siquiera una sencilla plática o breve alocución, sino las tres históricas, gloriosas y consabidas palabras: VENI, VIDI, VINCI. TRONCHO.—Entonces . . . ¿por qué no ha venido la Aurora con su Majestad? MIDAS.—Porque se estaba peinando; pero ya debe de estar en camino. TRONCHO.—Diganos cémo fue el asunto. MIDAS.—Muy sencillo: Ilegamos, convenci
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mos a Juno; amansamos a Belona, llevamos a Marte a la farmacia más próxima; después pasamos a conferenciar con Júpiter, con el que pactamos el armisticio y redactamos una carta que pasará a la historia con el nombre de “epístola mitológica” o “Carta del Olimpo.” Dimitió el Ministro de Instrucción Pública, se entregaron dos Secretarias, arrestaron a varios concejales; cayó la Noche; se rindió la Aurora y... se quedó dormida. Cantó el gallo y
nada. Llegó Diana, tocó en su puerta . . . y no oyó el toque de Diana; tocó el despertador . . . y
como si hubiese tocado la filarmónica. Entonces tuvimos una genial idea, llevamos una banda de “jazz” y santo remedio, despertó sobresaltada y salió al balcón a suplicarnos que parasen, que ella nos daba su palabra de honor de salir lo más pronto que le fuese posible. Mandé a Marsias a por un taxi, le recomendé a Belerefonte que no me la perdiese de vista, y dí órdenes para que la traigan aquí tan pronto como se haga la “toilette.” Por lo tanto, mis absortos y dilectos amigos, pronto tendremos la dicha de ver amanecer, y no duden de que gozaremos de un expléndido y venturoso día de primavera. FINIS CORONAT OPUS.
TALIA.—Mirabile dictu .
CLIO.—Multum in parvo.
POLIMNIA.—Ora pronobis.
MIDAS. (4 las Musas.) Con vuestro permiso. (Coge a Troncho por un brazo, se lo lleva aparte y saca un abultado sobre.) Tome su Excelencia, y no lo vaya a perder porque es algo importante.
TRONCHO. (Tomando el sobre.) esto?
MIDAS.—Unas cuantas acciones de la Compañía Anónima de persianas, transparentes y lentes ahumados. Antes del armisticio estaban por el suelo; pero tan pronto salga el sol se pondrán por las nubes.
TRONCHO.—¿Quién le aconsejó comprarlas?
MIDAS.—No fueron compradas; es un regalo de mi amigo el inglés, quien las acaparó todas, porque . . . como él dice: Con estas acciones y el carro del sol en nuestro poder . . . el negocio es redondo.
TRONCHO.—Estos ingleses son unos linces.
MIDAS.—Ahora desearía insinuarle, con todo el respeto que su Alteza merece, que
. en esto . . . debemos ir a medias.
TRONCHO.—A un personaje de mi categoría
y condición . . . se le ofende con
¿Qué es
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