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Richard
Arlen es
Richard Arlen en el papel de Patrick, y en el de Janice, de la película
de la Republic.
Vera Hruba Ralston "La Dama y el Monstruo”,
Lodo Corazón
A ENTREVISTA con este
veterano: galán debiera haberla efectuado una joven de las que suspiran ante un actor alto, musculoso, fornido, de agradable presencia, traje de impecable corte, y, para acentuar el romanticismo, unos leves cabellos grises en torno a las sienes.
Pero yo, pecador de mí, ¿qué voy a hacer con un galán sentimental en una de las habitaciones del aristocrático hotel Plaza de Nueva York?
Por Aurelio Pego
Y eso fue lo primero que me dijo Richard Arlen, que en su opinión el corazón era más importante que el dinero, que el poder, que la fama, que todo.
—Yo lo adoro—dice Evelyn Kay, de la “Republic,” que asiste a nuestra entrevista—y todos los que trabajan con él lo adoran.
Yo me creí obligado a adorarlo igualmente. Puse ojos de carnero. Le dejé que encendiese mi cigarrillo con un encendedor mecánico, de oro, que le regalaron estas
Navidades. Hasta le permití que me sirviese un “highball.” Ya más no podía conceder. Estuve tentado a recitarle una poeaos
Viajero del mundo
—He recorrido casi todos los países del mundo—nos dice acomodandose en una butaca—y aun recuerdo con efusión, en un barco de vela que yo tenía, cuándo llegué hasta las costas de Chile. ¡Con qué gentileza me trataron en Valparaiso! Y ninguna de las personas que me obsequiaba sabia que yo era Richard Arlen, que llevaba filmadas más de un centenar de películas. Aquello me encantaba.
Ya ve usted, lector, si Richard Arlen será un hombre de corazón, que es el pri
canta que se olviden de que es artista. —No soy artista—confiesa. —La nom
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mer actor al que yo oigo decir que le en| |
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bradia que he alcanzado en el cine se la debo a los papeles que me han confiado. Yo quisiera recorrer toda la América La
Otra escena de la misma cinta de la Empresa Republic. Aquí aparece Richard Arlen con Erich Von Stroheim y un simio insignificante, que, por lo visto, esta predestinado a pagar los vidrios rotos.
tina, pero no como actor, como un particular que convive con aquella gente por la que siento la mayor estimación. Y puede que algún día lo haga, mo crea usted. —Pero digame usted, en Hollywood... —Yo no vivo en Hollywood—contesta
rápido, —trabajo en Hollywood, pero vivo | en todas partes. Yo soy un viajero del mun'
do. Pero lo que más amo, sobre todo, son los países románticos... Méjico, Honolulu... Sumatra, Bali... Me hallo en presencia de un galan de. cine que cree a pie juntillas todas las pelí| culas románticas en que ha tomado parte y todas aquellas en que han figurado sus colegas. Nada de particular, después de
todo, en un hombre que es todo corazón. '
(Continúa en la página 146)
Cine-Mundia
Cuba, '
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