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La primera mecanógrafa que hubo en el mundo con la primera máquina de escribir: la Srta. Lilian Sholes fotografiada en 1872 ante el aparato inventado por su padre, Christopher Lath Sholes.
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PIONERA
MOK ES HORA de que por los millones de mujeres que en todo el mundo se ganan la vida en las oficinas públicas o privadas se inicie un movimiento de recordación y reconocimiento a la pionera de su emancipación. No creo que deba esperarse a que se cumplan los cien años de su trascendental paso de avance para rendirle homenaje. No fué una Juana de Arco heroica; ni una Cleopatra seductora; tampoco una reformista militante, como Amelia Bloomer; ni una sufragista, como Silvia Pankhurst. No. Su labor, que marcó un jalón básico en la historia de la mujer—casi el comienzo de una nueva era para el sexo femenino, que en parte primordial sirvió de base a todas las demás conquistas, —en su día pasó inadvertida. Pero de todos modos, fué ella la elegida por el destino para situarse en aquel
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Por Félix Soloni
punto cero en la encrucijada de los caminos de la mujer.
En el advenimiento de la era del maquinismo, quizá si uno de los más poderosos puntos de apoyo para la transformación del panorama social, fué la apertura del campo del comercio, del trabajo, de la industria y de las profesiones llamadas liberales a la mujer. Y en tal inicio, fué la máquina de escribir el arma que abrió sendas y trazó surcos en los que hubo de fructificar años más tarde la simiente de la emancipación de la hija de familia.
La máquina de escribir hizo posible romper el círculo vicioso del panorama femenino, entre el matrimonio y el ejercicio de las artes de abominación, que, desde los tiempos más remotos, habían constituído las sendas únicas de la vida para la mujer.
Ya no fué por más tiempo la alternativa única del matrimonio, o el camino tortuoso de la llamada decana de las actividades femeninas. Aquel aparatito torpe, complicado, ruidoso, lleno de obstáculos y tropiezos ponía en las puntas de los dedos de la mujer un horizonte nuevo. Y cuando el teclado universal hizo posible la mecanografía al tacto, se hizo también algo universal por la mujer.
La máquina de escribir fué la punta de lanza de la igualdad de los sexos. Dió independencia, responsabilidad y una noción defensiva a la mujer. Aunque contra la innovación clamaron los viejos cartularios de luctuosos manguitos, y los pendolistas miopes que sólo combatian la competencia, sin elevar la vista al porvenir;
(Continúa en la página 148)
Cine-Mundial