Cine-mundial (1920)

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CINE-MUNDIAL El Pomo de Colorete es un Cofre de Pandora Por RODRIGO DE CARRASCO ^•S^ A IDEA de pintarse es tan antí^1 gua como el tiempo. Desde la Tí^^ IJJíis remota antigüedad el expediente se ha usado, sobre todo, para realzar la belleza o disimular los defectos. Cleopatra y los faraones, los asírios y los persas, hombres y mujeres, recurrían a los afeites y pelucas con una devoción que nada tiene que envidiar a los recursos de los actores contemporáneos. Los griegos, en su teatro, recurrían a la máscara que substituía las modernas caracterizaciones. V antes que eso, que es costumbre también adoptada por japoneses y chinos, usaban afeites. Pero embadurnarse el rostro es una cosa y caracterizarse conforme a las modernas exigencias de luz y de arte es otra. Pocos ignoran que, para que una nariz enorme no resulte ni siquiera medianamente grande a ojos del público, basta ennegrecerla de la punta a las cejas. Y no hay actor "a una nariz pegado" que no use este expediente cuando va a interpretar papeles sentimentales. Todos los detalles relativos a la caracterización moderna tienen igual ciencia. Allá cuando comenzaron en España las representaciones teatrales que tuvieron su origen en los temas religiosos. Jas vestiduras eran las que jugaban el papel más importante, y Jos actores salían con el rostro limpio de pintura y afeites. Más tarde, sobrevinieron el corcho quemado, primer elemento de caracterización, el colorete y otras substancias primitivas y de dudoso, aunque socorrido, efecto. Despuí^s se usaron las pinturas de grasa que, en un principio, tenían la desventaja de dañar la piel, a causa de los elementos químicos que entraban en su manufactura, .\ctualmente se emplean las pinturas (lue son a base vegetal e inofensiva. .Vdemás, el arte de la caracterización por fuerza ha tenido que perfeccionarse a causa de que en los teatros modernos, el actor queda muy cerca de la primera fila de butacas, las luces son intensísimas y, si se usan los mismos procedimientos que estaban en boga allá en tiempo de Don Quijote, los cómicos tendrían todos cara de agonizantes o parecerían acabados de salir de una carbonera. El poíno de colorete es, ahora, una caja de Pandora, de la que surgen maravillas de expresión, de sentimiento y de emoción. La caracterización debe venir del cerebro, sin embargo, más bien que de ese cofre semi-mitológico. Hay que estudiar el papel que debe asumirse en escena a fin de dar a la cara el aspecto artificial que las circunstancias exigen. En el tocador de un actor o de una actriz hay verdaderas baterías de colores y afeites. Los lápices para el color son rosados pálidos, crema, blancos, amarillentos, anaranjados, rojizos, verdosos, ocres, bermellones, grises, castaños y escarlatas. Enero, 1920 < Para las arrugas del rostro, generalmente se emplea un pincel mojado en negro de China. Para el colorete se usa una pata de conejo. Para las cejas, trocitos de crespón grises, negros o castaños. Para otros afeites, utilízanse esponjas de todos tamaños y toallas. Hay colores, como el blanco para los brazos, que deben aplicarse en forma líquida. Existe, además, crema que no tiene ninguna grasa para limpiar perfectamente el rostro antes de aplicar los afeites. En cuanto a las narices postizas y demás elementos de exageración, no hay camerino que se respete que no tenga cuando menos tres cajas grandes. Para dar idea de lo complicada que es la preparación de un artista, supongamos que estamos en conipañía de una moderna actriz que se prepara para salir a la escena. El espejo dd tocador está rodeado de intensos foquillos eléctricos. A veces, para que la silueta de la artista se reproduzca el mayor número posible de veces, el cuarto está tapizado con lienzos blancos de arriba a abajo. Sentada ante el espejo, la "protagonista" se suelta el cabello y lo separa en dos bandas que enreda en torno de la cabeza a fin de que ésta tenga un volumen uniforme por todos lados, y luego ata una banda de muselina en rededor, con objeto de que no haya pelillos cortos que caigan sobre la frente o en la nuca y entorpezcan la labor. Con crema no-grasienta, se unta el rostro, secándose los dedos con una toalla que tiene en el regazo. Luego, con otra toalla, se quita la crema, que sólo es una iiiiiiiinitiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiii iiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Mary Miles Minter, la pequeñita y delicada actriz de la empresa Realart, según aparece en su primera interpretación para esa marca. medida de aseo preliminar. Si la nariz es demasiado corta y hay que alargarla, basta moldear la masilla y darle forma, quitar hasta la última partícula de grasa, calentar un poco la punta de la nariz y aplicar el postizo, oprimiéndolo fuertemente. Después, se le da forma, con coldcream en los dedos para que no se adhiera a ellos, procurando siempre dajar libres las ventanillas, para poder respirar libremente. I>uego se aplica la pintura amarillenta sobre todo el rostro, inclusive los labios. En seguida, se emplea pintura gris, bajo los ojos, y si es papel de vieja el que hay que interpretar, se dibujan las arrugas, se hunden las mejillas (todo con pintura de diferentes colores) y se hacen, con escarlata, las pequeñas bolsas que marcan, debajo de cada ojo, los avances de la edad. No debe olvidarse el pintar tras las orejas, aunque se use peluca, a fin de que el público, en un descuido, no se entere del contraste entre la -piel fresca y la pintada. Las bailarinas, por lo general, se pintan con colores lívidos y solamente en la línea de la boca emplean carmín. Poniendo rojo en el párpado superior, se añade brillo a las pupilas. Las orejas también deben tener color y nunca dejarse pálidas o blancas. Para las pestañas, el azul es el color que debe emplearse, ya se trate de morenas, rubias o pelirrojas, aunque con variada intensidad. En los hombres, la tarea de la caracterización se facilita con la peluca, la barba y los bigotes que dan al rostro tantas distintas expresiones como maneras de usar los aditamentos capilares existen. No puede negarse que todos los grandes actores son grandes caracterizadores. Vico podía, en sus últimos años, rejuvenecerse maravillosamente en sus papeles. Borras y los otros de la escena contemporánea tienen una facilidad asombrosa para modificar, a su antojo, el aspecto del rostro y de la figura. Desentrañar los múltiples secretos del tocador de un artista de esa talla es tarea superior a nuestras fuerzas. Además, cada cual tiene su sistema y sus secretos profesionales. Muchos guardan, como oro en paño, el secreto de una línea trazada bajo la nariz o un toque de carmín en los párpados. Pero, en substancia, los lincamientos generales que hemos mencionado en este artículo representan la síntesis de la caracterización en el teatro moderno. Del teatro al Cine, la diferencia, en esto de caracterizarse, es enorme. Son dos sistemas no solamente distintos, sino opuestos en todo y por todo. Y los detalles (jue preceden se refieren exclusivamente a las tablas. > PÁGINA 00