Cine-mundial (1920)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

CINE M U X DIAL Aquí aparecen las célebres hermanas Talmadge, que cuentan a millones sus admiradores en los Estados Unidos y en el exte~ rior. Estas chicas no sólo fíguran como estrellas de primera magnitud, sino que pertenecen a una familia de magnates en el negocio de espectáculos, que manejan con inteligencia verdaderamente admirable. Cuantío se escogen muchachas para las grandes revistas teatrales, se empieza por descartar las que carecen de belleza en el rostro y el cuerpo. La segunda prueba es tan sencilla que de seguro sorprenderá al lector. Se reduce a hacer que las aspirantes caminen a través del escenario a los acordes de una orquesta. Por supuesto, es público y notorio que tanto para las revistas y demás obras teatrales ligeras como para las películas, especialmente las cómicas, lo primero que ha de tener una joven es belleza física. Si no posee este requisito, qu^da rechazada incontinenti. Pero una vez resuelto lo referente al atractivo físico, comienza la faena principal. Una cara bonita no basta para crear impresión desde las tablas. Ls n>uchachas que alcanzn éxito verdadero poseen, además de belleza, lo que en Norte América denominan personalidad, es decir: simpatía, magnetismo. Y aun la belleza física ocupa im segundo lugar cuando hay suficiente magnetismn o personalidad. La belleza se ve — la atracción magnética se 'siente. Si a estos dos atributos, belleza y personalidad, se le agrega un tercero: la habilidad de liacer algo, sea lo que fuere, perfectamente bien, entonces nos encontramos en seguida en presencia de un producto humano cuyo triunfo desde las tablas está descontado. En el teatro a veces damos entrada a una muchacha sin .seso porque realmente es tan hermosa que no nos atrevemos a rechazarla; pero jamás le encomendamos un papel de importancia, ya que cuanto más tenga que hacer más en evidencia pondrá su falta de talento. Todo el mundo se habrá percatado de Enero. 1020 < que las bailarinas sonríen siempre. Y sonríen porque esa es una parte tan importante del baile como los mismos pasos. Se las enseña a sonreír lo mismo que a bailar, por ser elemento esencial del trabajo. La danza representa una expresión de júbilo, }' asi la bailarina profesional sonríe para revelar felicidad. Pocas bailarinas, muy pocas, logran obtener este efecto. Por lo general sonríen hasta el último saludo, hecho lo cual sus rostros asumen tal expresión de seriedad que parece como si hubieran isto al casero. Los gustos populares cambian, como todas las cosas. Hace algunos años, las mujeres altas y hermosas eran las que más gustaban. En la fecha a que me refiero las bellezas de esta índole ni siquiera hablaban o bailal>an : limitábanse a caminar por el e.'ícenario y a adoptar l")osturas majestuosas, luciendo soberbios trajes. Desi>ués vino la reacción y el público prefería las tiinieres jiequeñas. Hoy el jiúblicn norteamer'cano podría entonar la canción española: "Me gustan todas. . ." Todos los tipos, si son agraciados, están de moda. Esto no quiere decir que no liaya un tipo popular en la actualidad. Lo hay, y es la muchacha de mediana estatura, esbelta, pero no delgada. Antes había predilección por la bajita bien envuelta en carnes. Hoy debe tener un par de pulgadas itkís de estatura, pero el mismo peso. La muchacha menudita. no obstante, jamás pierde su boga. Mucha gente se figura que la estatura es una indicación de la edad. L'na mujer pequeña les parece joven sencillamente porque es pequeña. Y co mo a todos nos agrada la juventud, la muchacha pequeña es popular. La mujer alta y hermosa es un requisito indispensable para las revistas norteamericanas. Sin ella sería imposible presentar como es debido estos espectáculos. Ella es la que se encarga de los efectos deslumbrantes porque puede llevar los trajes más lujosos. Las pequeñas bailan y hacen todas las partes de regocijo. La majestad y distinción pertenece a las altas. Es una regla casi sin excepción que la mujer pequeña es el tipo más popular de los hombres. Las damas, por el contrario, se vuelven locas por las altas. Los hombres las admiran también, pero no hay duda de que prefieren las chiquitas. No estará de más dejar sentado que las muchachas pequeñas son más bonitas si tienen el cabello rizado. Las altas no lo requieren. Producen el mismo efecto con cabello lacio, o ligeramente ondeado. Las judías no pasan, por lo regular, de la estatura mediana. En realidad son pequeñas, en su inmensa mayoría. Existen muchos tipos de gran belleza entre las judías, pero llegan a la madurez rápidamente y pierden la esbeltez de la juventud. .\ esto obedece que no duren mucho en los coros de Norte América. Las irlandesas ofrecen un material magnífico. Por lo común tienen ojos bonitos, nariz bien perfilada, cabello amplio y sedoso, boca expresiva. Las inglesas tienen una l>elleza característica y nos son de gran valor por lo bien que hablan. Pero» por regla general, las mujeres más guapas que aparecen en las compañías de este país son norteamericanas netas, es decir: nacidas en los Estados Unidos, aun > PÁGINA 92