Cine-mundial (1920)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

C I N E M U N D I A L Barthelmess Aspira a ser Director de Escena f VV.S n;iíia, que estaba yo en entredicho. El Director me suspen(lii), según dijo "]ior contumaz, indolente y liolKazán". Eso de suspenderlo a uno (¡uiere decir que, en dos semanas, no hay sueldo, ni poderoso automóvil, ni nada. Y la vida está tan cara. . . y un gabán decente cuesta setenta dólares y yo ando de riguroso otoño, con ocho y tiiez grados bajo cero! ¡ No ha \ (icrfi'hn ' Richard Barthelmess interpretando el papel de Chen Huan en f I i'UÍmo fotodrama del maestro Criffith. Sumido en la m.4s profunda de las melancolías, meditando en las doscientas veintisiete formas distintas de suicidio que vm hombre puede adoptar, y resuelto, sobre todo, a no volver a hablar de mí mismo en las futuras entrevistas, para no correr el riesgo de (jue me suspendan otra vez, estaba yo tiritando en mi casa cuando. . . -^Triííínnn. . . (Esta es una manera consagrada de expresar por escrito que la campanilla del teléfono comienza a sonar.) — ¿Guaitsel? — Ni más ni menos. . . pero estoy suspendido, que es como si estuviera muerto. No como, no duermo. . . — Déjate de majaderías. . , Te voy a dar una noticia agradable. . . — ^:Me han levantado la excomunión? — No, hombre, pero en tu mano está que te la levanten. Aquí está Richard Barthelmess, que dispone de un cuarto de hora, y si quieres entrevistarlo. . . — -Allá voy. . , ,;Hace frío en la calle? — Regular. . . Y salí, envuelto en mi gabán de otofío, tembloroso de emoción. Y tomé un tranvía. . . un vulgar tranvía, yo que no hago entrevistas si no es saturado de gasolina de la cabeza a los pies, y llegué (tarde, naturalmente, porque los tranvías van más despacio que la tortuga de la Enero. 1 020 < Por EDUARDO GUAITSEL fábula) y. . . aquí tienen ustedes la entrevista, monda y lironda, sin alusiones a mi persona, n¡ nada que no venga al caso. — Hábleme usted de sí mismo, señor Barthelmess. Su carrera cinematográfica ha sido tan rápida y centelleante, que vale la pena averiguar sí ha sido cuestión de suerte, de prudencia o de ambas cosas. . . — Cuando inicié mi experiencia artística en las tablas con "War Brides", en la compañía de la Nazimova, en 1916, no tenía, ni con mucho, la intención de dedicarme a eso. Más bien deseaba ganar, así, algún dinero para ayudarme a pagar mis cursos universitarios. Y la señora Nazimova, que ha sido bondadosísima, tanto con mi madre como conmigo, me ayudó en la empresa. Pero, al concluir la temporada, Herbert Brenon rae pidió que tomase parte en su próxima película, y desde entonces estoy en *'el lienzo". Recordé en seguida que, en efecto, mi entrevistado había aparecido en "El Pecado Eterno" y que su trabajo en esa cinta había dado mucho que hablar a los peritos, que le consideraban como un descubrimiento cinematográfico. Y dije a Barthelmess: — Ahí entra la parte de suerte. Al encomendar a usted el papel de Genaro, le abrieron las puertas de la fama, y al mismo tiempo qu«dó demostrado que era usted el actor ideal para los papeles juveniles. — Sí, pero ya no quiero más papeles juveniles. . . Ya he crecido. . . — Pero si el público pide esos papeles. . . El actor movió negativamente la cabeza diciendo: — Es un error el no elegir una nueva ruta hasta que el público ha declarado su manifiesta intención de recibir con aplausos interpretaciones de otra especie. En realidad, el éxito es lo que se lleva dentro, lo que se siente uno capaz de hacer. . . — Entonces, querrá usted seguir en este camino. . . — La verdad, tal vez tenga la ilusión de llegar a ser un director de escena. Después de trabajar algún tiempo con el señor Grití'ith, creo que no hay artista que no tenga idénticos anhelos. Pero, por ahora, estoy satisfecho con continuar siendo guiado por sus instrucciones. — Entiendo que, después de aparecer con "Goldwyn", "Triangle" y "Paramount", fué usted ya reconocido como astro de primera magnitud y no tuvo que pasar por las horcas candínas que otros tienen que sufrir, por regla general. . . — No. Y tal vez haya salido perdiendo con no interpretar más que papeles de importancia desde el principio, pero le aseguro que me han dado mucho quehacer; y, por otra parte, la excelente dirección que he recibido por fuerza tiene que haber mejorado mi trabajo. . . — ¿Qué impresión le causa a un actor el verse a sí mismo ante la pantalla? — De lo más raro que usted quiera su poner. Al iirincipio, me parecía que yo, en el lienzo, no era yo. Y necesité mucho tiempo para acostumbrarme a reconocerme. Me parecía que aquella imagen mía era enteramente extraña a mi persona. Luego, a fuerza de lógica, se convence uno de que aquel mozo que tiene aire de parentesco, pero que hace cosas tan extrañas a nuestra manera de ser y a nuestro modo de pensar, de vestir y basta de andar, es real y efectivamente uno mismo. . . Es un fenómeno ((ue para un afecto a los análisis psicológicos, tendría innumerables posibilidades. — ¿Cuál sería para usted, aparte de lo que me dijo respecto a su ilusión de ser director de escena, el ideal de su carrera? — No se lo puedo decir así, a quemarropa, pero debo manifestarle que, por muy competente que un actor se sienta, y aun al cabo de largos años de experiencia y de triunfos, siempre habrá amplío campo para mejorar, para pulir, para adelantar. . . . aunque sea uno viejo ya... — ¿De modo que nunca falta algo nuevo que aprender. . .? —Jamás. Cada nueva obra es un motivo de estudio para un artista que tiene cariño a su profesión y respeto a sus admiradores. Richard Barthelmess tal como apare* ce en la vida real, lejos de los rayos lumínicos de las Cooper-Hewitt. Aplastados por aquella filosofía, nos quedamos meditabundos y de ello se aprovechó el joven artista para despedirse y dar por terminada la audiencia. Y, mientras me dirigía a la redacción a ver si me levantaban el famoso entredicho, iba yo pensando: — A mí me pasa lo contrario: cada nueva entrevista me sale peor que la prece(continúo en la página 156) > PÁGINA Q9