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FRED MACMURRAY, que anda prófugo de la justicia por haber tomado parte en un movimiento revolucionario, consulta con J. Farrell MacDonald y Halliwell Hobbes el mejor medio de salir de apuros.
CLAUDETTE COLBERT recuerda el pronóstico de la
adivina haitiana y se pregunta si será Fred MacMurray
ese forastero alto, buen mozo y de cabellos oscuros del
cual habrá de enamorarse ella.
LA DONCELLA DE SALEM (Claudette Colbert) sonríe
dichosa sin abrigar la más remota sospecha de que ha
de ser ella una de las primeras víctimas en quienes se
ensañe la indignación popular.
¡SONRÍEN ANTE EL TRIUNFO! Claudette Colbert, estrella de "La Doncella de Salem," en un descanso de la filmación, con el director Frank Lloyd a su derecha y don Adolph Zukor a su izquierda.
ponden de la perfección artíst¡>| buen éxito de taquilla.
Tocó la dirección de "La Dor| Salem" a Frank Lloyd, único dir películas premiado tres veces por^ demia de Cinematografía, y reali "Rebelión a bordo" y "Bajo do; ras," producciones ambas que ce ron con prolongada permanenci carteleras y con repetidos llenos tos las alabanzas que desde su es había prodigado la crítica.
Son intérpretes de los dos principales de "La Doncella de Claudette Colbert y Fred Mat actriz, ella, que se halla en el de la popularidad; actor, él, que quistado en poco más de un año» dumbre de admiradores. El púb [ recibió con tan evidentes muestr<¡: tisfacción a la pareja MacMurray j en "El lirio dorado" y en "La n vuelve," acudirá en masa a aplai esta nueva atracción en que presenta la Paramount.
Aücí
rt RESTA su ambiente a esta película * uno de los episodios más fantásticos de la historia de los Estados Unidos, como es, el que en las postrimerías del siglo XVII desató en Massachusetts violenta persecución contra personas a quienes se acusaba de hechicería. Las investigaciones de los eruditos, reduciendo a sus justas proporciones las exageradas leyendas que aun hoy en día corren con viso de verdad, han demostrado que no existieron nunca las terribles hogueras de Salem, en donde, según es fama, perecieron vivos multitud de hombres y mujeres. Mas sí hubo, en la propia población de Salem, víctimas a las cuales inmoló el fanatismo de los puritanos, siquiera fuese de manera menos aparatosa y bárbara. De los muchos a quienes aprehendieron por acusárseles de pacto y comunicación con el demonio, hubo diecinueve desventurados que pagaran en la horca la firmeza con que negaban que tan absurdo cargo tuviese fundamento alguno. Los demás debieron la vida a la prontitud con que se declararon culpables de todo cuanto quiso imputárseles.
Sobre el fondo sombrío, novelesco y fascinador de esa realidad histórica, se desenvuelve la imaginada trama de "La Doncella de Salem" ("Maid of Salem"), producción de la cual cabe decir sin asomo de hipérbole que reúne en grado superlativo todos los elementos que res
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