Mensajero Paramount (1937–1938)

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IRENE DUNNE WATTERSON (Raymond Walburn), el doctor Watterson, como él se titula, es uno de los vendedores de específicos más pintorescos que hay en los Estados Unidos de la época en que acontecen los sucesos, que es a mediados del siglo XIX. En compañía de su hija Sally (Irene Dunne) y de Mac (William Frawley), un ayudante a quien ha disfrazado de indio piel roja, llega a Titusville, población del estado de Pensilvania, en las afueras de la cual arma el tinglado para la venta de su famoso Aceite Indio Mágico Medicinal. Entre el público que han atraído las canciones de Sally y las piruetas de Mac (destinadas éstas a demostrar los milagrosos efectos del prodigioso bálsamo sanalotodo), hállanse una anciana labradora (Elizabeth Patterson) y su nieto Pedro Cortlandt (Randolph Scott). Por un descuido de Sally, el coche de feriantes que les sirve a ella y a sus compañeros de medio de locomoción y de vivienda, se incendia y queda rápidamente convertido en cenizas. Compadecida de Watterson y sus compañeros, la anciana señora de Cortlandt, a más de brindarles albergue en su granja, que queda allí cerca, pone a su disposición un carro viejo que, con alguna industria, podrán convertir en coche muy semejante al que las llamas redujeron a cenizas. Mientras que los dos hombres trabajan en la transformación del vehículo, Sally, por corresponder en algo a la generosidad de su bienhechora, le ayuda en cuanto puede en las faenas de la granja. El ocuparle esto buena parte del tiempo, y el tener que destinar Pedro la mayor parte del suyo a dirigir las obras de perforación que ha emprendido para buscar petróleo, no impide que los dos jóvenes hallen ocasiones frecuentes de tratarse. La víspera del día en que, terminado ya el arreglo de la carreta, saldrán de la granja Sally y sus compañeros, Pedro la lleva a un baile que dan en casa del doctor Lippincott (Lucien Littlefield). El parecerle que Scanlon (Charles Bickford), uno de los invitados, asedia a Sally más de los justo, hace a Pedro irse a las manos con él. A pesar de este incidente, que tan claro revela que no es simple amistad, sino amor, lo que Sally le inspira a Pedro, transcurren las horas, y llega la de la partida, sin que él se haya atrevido a declarársele explícitamente. Sólo al sentir la soledad en que lo ha dejado la ausencia de Sally es cuando Pedro cae en la cuenta de que le será imposible vivir sin ella. Espoleada la propia inclinación por lo que la señora de Cortland le aconseja, el enamorado sale en busca de los viajeros. La celebración de la boda de Pedro y Sally coincide con un suceso que augura fabulosa prosperidad para ellos y para toda la comarca, como es, el haberse encontrado por fin petróleo en cantidad comercial. Con la mira de apropiarse la nueva fuente de riqueza, Walter Brennan (Alan Hale) y otros magnates ferrocarrileros de Filadelfia señalan un flete exhorbitante para el transporte del petróleo a las refinerías. Pedro va en busca de Brennan, el cual lo recibe a bordo de un buque de río, especie de cabaret flotante cuya atracción principal es la tonadillera Molly (Doróthy Lamour). En vista de que es imposible llegar a un acuerdo con las compañías de ferrocarriles, Pedro y sus amigos de Titusville determinan construir un oleoducto. Brennan se entiende entonces con Scanlon a fin de que contrate una cuadrilla de gente perdida con la cual hostilizará a los trabajadores, y destruirá siempre que pueda la tubería que hayan tendido. Stark (Irving Pichel), un puritano a quien tiene fuera de quicio la presencia del cabaret flotante en la comarca, se deja llevar por su indignación hasta el extremo de asaltar el buque seguido por sus prosélitos. Molly, que, al igual de los demás que había allí, huye a toda prisa, llega casi exhausta a casa de los recién casados. La repulsión con que todos miran a la tonadillera, y el interés que demuestra Sally en favorecerla y en conseguirle trabajo, ocasiona serios disgustos entre los esposos, que al fin se separan. En este punto llega a Titusville la com en "ALEGRE Y FELIZ » MENSAJERO PARAMOUNT •'