Mensajero Paramount (1937–1938)

NUEVAS EDICIONES DEL INFORMADOR PARAMOUNT CUANDO el presente número del Mensajero Paramount llegue a manos de los señores Exhibidores, habrán recibido ya la edición del Informador Paramount dedicada a "Tifón" ("Ebb Tide"), la primera película del mar fotografiada por el procedimiento Technicolor. Acaba de salir de las prensas, y les será remitida en estos días, la edición del dicho Informador Paramount correspondiente a "Una nación en marcha" ("Wells Fargo"), admirable producción de Frank Lloyd en la cual ha sabido reunir el laureado director de "Rebelión a bordo," "Cabalgata" y "Bajo dos banderas" la palpitante emoción de lo dramático y el aparato majestuoso de lo épico. Por último, se halla actualmente en preparación la edición especial del Informador Paramount relativa a "El Bucanero" ("The Buccaneer"), película en que Cecil B. DeMille, insigne maestro del espectáculo histórico, se supera a sí propio al llevar a la pantalla la vida hazañosa y romántica de Juan Lafitte, el pirata terror del Caribe, que, al combatir al lado de los patriotas del general Andrew Jackson en la decisiva batalla de Nueva Orleáns, conquistó, puesto honroso en la historia de los Estados Unidos. La última de las tres ediciones del Informador Paramount que acabamos de mencionar, aparte de constar de doce páginas, o sea, de cuatro más que las ediciones corrientes, y de ir impresa en colores, lleva traza de resultar, tanto por su forma y por su presentación tipográfica cuanto por su contenido, novedad acreedora a la más completa aprobación de los señores Exhibidores, a quienes va destinada y para quienes comportará, según fundadamente lo esperamos, auxilio muy útil en el desarrollo de la campaña de "El Bucanero." A propósito de ésta, bien así como de la de "Tifón," "Una nación en marcha," y generalmente hablando, de todas las campañas de reclamo, publicidad y anuncio que lleven a cabo los señores Exhibidores de películas de la Paramount, seanos permitido repetir la súplica que hemos ya hecho en ocasiones anteriores, y en el mismo presente número en la página editorial, e instarles a que no olviden informarnos con la mayor extensión posible acerca de cada campaña, de la cual les agradeceremos que nos envíen no solamente relaciones escritas, pero también fotografías de los aspectos más interesantes. ERRATA En la página 9 del Mensajero Paramount correspondiente al mes de enero de este año, aparece Wesley Ruggles como productor de la película "Confesión Sincera." Deseamos enmendar esta equivocación advirtiendo aquí que "Confesión Sincera" es producción de Albert Lewin, al cual, así como a los lectores de esta revista, pedimos mil perdones por la equivocación cometida. PÁGINA 14 "Una nación en marcha9 (Continuación de la página 9) San Francisco proporciones de locura. Varios comerciantes, entre ellos Slade y Oliver, han contribuido a crear esa situación. Un día, el memorable '"Viernes Negro," desplómase tan peligroso artificio y aquellos dos especuladores son los primeros en caer. Oliver trata de robar los depósitos de oro que tienen en su propia caja fuerte, pero Slade lo sorprende, dispara sobre él, le arrebata la presa y huye. Sin embargo, herido y todo, Oliver logra apoderarse de parte de las riquezas y escapa también antes de que los depositarios enfurecidos penetren a las oficinas de la compañía despedazándolo todo. Las entidades bancarias y de expreso cierran sus puertas, pero Ramsay mantiene abiertas las de la Wells Fargo durante aquel tormentoso día y devuelve su dinero a todo el que lo demanda. Con esto restablece la confianza del público y deja firmemente establecida la integridad de la Compañía. Esa misma noche, la multitud se apodera de Oliver, lo arrastra por las calles y lo cuelga del balcón de una casa. Poco tiempo después, una diligencia de la Wells Fargo es atacada y robada, muriendo en el ataque Dan Trimbal que iba para St. Louis con el propósito de ver a su hijo. No bien ha recibido Ramsay la noticia cuando sale para Hangstown en persecución de los bandidos, sin que las súplicas de Justina logren detenerlo. Hank y Pawnee lo acompañan en esta nueva aventura. Pone entonces en práctica una ingeniosa estratagema. Hace correr la voz de que saldrá casi solo con un valiosísimo cargamento de oro. En la diligencia van escondidos Hank, Pawnee y otros varios tiradores de primera clase. Tal como Ramsay lo esperaba, en un desfiladero de la montaña son atacados. Pero los salteadores la pagan caro. Unos caen bajo el plomo y los demás son capturados. Terminada la refriega, Ramsay vuelve boca arriba el cadáver de uno de los bandidos para verle el rostro ... ¡Es Slade ! En 1857 el Gobierno concede el primer contrato para el transporte terrestre de los correos a la Butterfield Mail Co., una entidad organizada por Butterfield, Wells y Fargo. Una vez más se ve Justina forzada a aceptar lo inevitable, porque su esposo es el único a quien puede confiarse el trazado de la nueva ruta. En 1858 termina Ramsay este trabajo, y la primera diligencia sale de Tipton, Missouri, para San Francisco, adonde llega en triunfo veintitrés días después. Viene luego, en 1860, la tan disputada elección de Lincoln, y estalla luego la Guerra de Norte contra Sur. Las tropas Confederadas hállanse en urgente necesidad de fondos y han asaltado varias veces las diligencias de Wells Fargo que conducen cargamentos de oro con destino a las arcas de Washington. Hay que poner fin a este vandalismo. Dos representantes del Gobierno, junto con Wells, Hank y Ramsay se reúnen en casa de éste una noche con el objeto de trazar secretamente una nueva ruta y evadir así el peligro de los Confederados. Mrs. Pryor, cuyo hijo Nicholas acaba de perecer peleando contra los del Norte, ha venido a visitar a Justina por primera vez desde que se casó con Ramsay. Siendo como es fanática partidaria del Sur, ve en esta conferencia secreta de amigos de la Unión, una excelente oportunidad para hacer que Justina rompa con su esposo. Instigada por su madre se presenta Justina en el cuarto donde los hombres están reunidos, les ordena que salgan de su casa inmediatamente y notifica a Ramsay que si se va con ellos no volvefá a verla nunca. Ramsay, sordo a tal amenaza, sale de allí con sus compañeros, y Justina, en el primer impulso de la ira, se sienta a escribir una carta a Talbot Cárter, su antiguo novio y ahora teniente de los Confederados, en la cual le denuncia la nueva ruta que su esposo ha trazado y por la cual pasará próximamente uno de los más grandes cargamentos de oro que se hayan enviado a Washington. Pero antes de terminar, se arrepiente de aquel acto, estruja el papel entre sus manos, lo arroja a la chimenea y sale de la habitación. Sin embargo, la carta no cae entre el fuego y la madre de Justina la recoge. Ramsay, Hank y Pawnee, acompañados por 125 hombres conducen el precioso convoy a través de la nueva ruta. En cierto sitio cercano a Utah, son interceptados por un pelotón de caballería que comanda Talbot, y se traba entre los dos grupos un formidable combate que termina con la derrota de los asaltantes. Entre los muchos que perecen del lado de éstos, se cuenta Talbot, y entre las bajas de los asaltados, el fiel indio Pawnee. • Pasado el combate examina Ramsay la cartera de Talbot que Hank ha encontrado... De pronto una letra que le es familiar atrae sus ojos. . . ¡ Es la carta en que Justina denuncia la ruta secreta ! Herido hasta lo más hondo por aquella traición de su esposa, jura no volver a reunirse jamás con ella. . . Conseguidos sus fines, Mrs. Pryor se lleva a Justina y a sus dos hijos para St. Louis, y muere allí un año más tarde. En 1869 tiene lugar un banquete con el que se celebra la fusión de la Wells Fargo y la American Express Co. Ramsay es el invitado de honor. Cuando el padre de Justina viene a saludarlo, esquiva toda referencia a la posibilidad de reconciliarse con su esposa. Corresponde a Alicia (Peggy Stewart), el triunfo de reunir otra vez a sus padres, el día que cumple dieciocho años . . . Ramsay, al ver de nuevo a Justina, siente que en su corazón no queda ya rastro del odio que por ella abrigara durante aquellos tristes años de ausencia, y le devuelve la carta fatal para que la destruya. Justina se queda atónita al verla ... ¡ Ella no mandó esa carta ! . . . ¡ Ella estaba segura de haberla destruido ! . . . Quizás su madre. . . Entonces ambos, comprendiendo quien tuvo la culpa de todo aquello, juntan sus manos en efusivo apretón como significando que ya nada volverá a separarlos en la vida. . . MENSAJERO PARAMOUNT