Mensajero Paramount (1927)

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MENSAJERO PARAMO UN T as bellísima sobrina del coronel Lestron baila sin saberlo con el pirata Lafitte, cuyo mero nombre aborrece, en la cámara de proa de la goleta Serafina, un grupo de patriotas franceses, entre los cuales se encuentra el coronel Lestron, discute el atrevido proyecto de libertar a Napoleón de la isla de Santa Elena. De una manera tan inesperada como inoportuna, Jervis, un ebrio consuetudinario, a quien desde el día que el general Jackson concediera el perdón a Lafitte, le dio por imitar a su antigua jefe, se introduce en el salón de baile con un grupo de amigos, disfrazados de piratas, con quienes se entrega al mayor desorden. Jervis se dirige tambaleándose al lugar donde se encuentran Luisa y el Capitán Sazarac, y se permite requebrar a la doncella con insistencia de borracho. Deseoso de evitar un escándalo, el Capitán Sazarac trata de alejar al ebrio con buenas palabras, mas Jervis lo reconoce y lo aclama como su jefe, el pirata Lafitte. Luisa se aparta del presunto Capitán Sazarac, horrorizada, mas no convencida de que éste sea el odioso pirata. El general Jackson llama secretamente a su presencia a Lafitte y le conmina a abandonar la ciudad en el término de veinticuatro horas bajo pena de arresto. Mientras tanto, convencidos los conspiradores de la Serafina de que el mejor leader para llevar a feliz término sus audaces planes de libertar a Napoleón, es el pirata Lafitte, se acercan a éste y le ofrecen el mando de la goleta filibustera. Al ver la indecisión de Lafitte en aceptar el ofrecimiento, el coronel Lestron invita al pirata a su casa con la seguridad de que en presencia de su bella sobrina logrará convencerlo. En la entrevista secreta que ambos sostienen, el coronel Lestron descubre a Lafitte el verdadero objeto de la expedición de la Serafina, el cual no es otro que lanzar a los Estados Unidos e Inglaterra a un conflicto armado en provecho de España, pues esta nación ambicionaba apoderarse de la Luisiana. Al escuchar esto de labios de un oficial del ejército americano, quien no ponía reparos en deshonrar su uniforme a cambio de su lealtad a un monarca extranjero, Lafitte lo increpa duramente. Lestron echa mano a la pistola, más antes que logre dispararla, entra Luisa en la habitación y el coronel vuelve rápida mente el arma al cinto. Después de denunciar con palabras harto severas la conducta de aquél, Lafitte se inclina con una profunda reverencia ante la doncella y dirigiendo una mirada de desprecio a Lestron, se retira. Este revela a su sobrina que el falso Capitán Sazarac es el pirata Lafitte a quien tanto odia. Con el fin de que la noticia del complot de los conspiradores de la Serafina no se propague por la ciudad, Luisa es secuestrada por la noche de su casa y conducida secre tamente a bordo de la goleta mercante Felipe, la cual está dispuesta a partir del puerto de Nueva ürleáns para el de La Guaira al amanecer del día siguiente. Al enterarse Lafitte por un desertor de la goleta Felipe, que Luisa se encuentra prisionera a su bordo, se dirige sin pérdida de tiempo al muelle donde está atracada la Serafina, en la cual se celebra un banquete aquella noche para despistar a las autoridades, y con la ayuda de unos cuantos de sus] (Continúa en la página 19) Pe/,'CU^ de t3n7as marin°yd? asunt° • A"eva Or/ • C'UdadoUe !ea"s,/a eu™Pea, 'r^cU PuertodelZr ell° es 7a eSc44tia^co. Producción de FR ANK LLOYD "El hombre que hizo la película EL GAVILÁN MARINO" PAGINA 10