Mensajero Paramount (1927)

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1:. /f1., ..f'-L"l^ MENSAJERO PARAMO UN T Impresiones de Viaje de un Gerente de la Paramount POR parecemos de interés para nuestros lectores, nos complacemos en copiar a continuación algunos de los párrafos más salientes de una entrevista concedida a un redactor del gran rotativo La Nación, de Santiago de Chile, por nuestro gerente chileno D. Benito del Villar, a su llegada a aquel país después de su reciente viaje a los Estados Unidos. — ; Visitó usted algunos cines ? —Sí ; vi el Criterion, el Rialto, de Nueva York, el Metropol, de Boston. Bueno, esos son palacios fantásticos. Se le ha dado allí al cinematógrafo toda su importancia. La presentación de una película es allí tan cuidada como el más refinado espectáculo de arte. Tuve oportunidad de ver cómo se presenta en Nueva York la gran película Paramount Beau Geste, una de las grandes obras maestras del cine y que estrenaremos aquí a principios de la próxima temporada. Esta película está dando allí desde hace cinco meses una media diaria de siete mil dólares y para obtener localidad hay que solicitarla con dos semanas de anticipación. Esto da una idea de lo que es el Criterion. Para Beau Gesté el teatro se ha decorado especialmente con motivos tomados de la obra. La proyección se hace preceder de un prólogo vivo, en que toman parte actores y comparsas, simulando la peregrinación de los soldados por la montaña, al son de cánticos guerreros. En el cine norteamericano se procura ambientar al espectador con la obra que se proyecta, evitándole toda sensación de una visión mecánica. La proyección se hace a dos máquinas y de una sola vez, sin interrupciones, con orquestas de setenta y ochenta profesores, con la sala a media luz, en fin, con una serie de detalles que contribuyen a crear en el screen un trozo de arte delicado y magnífico. — ¿ Qué impresión trae usted de la Paramount ? —En realidad, se necesita conocerla de cerca para darse cuenta de lo que significa como potencia financiera, económica y artística. Desde luego, el edificio que está para terminarse es una de las joyas arquitectónicas del mundo. Está enclavado en pleno Broadway, en el sitio más céntrico de Nueva York. El teatro, que ocupa la parte central del edificio, sólo tendrá capacidad para cuatro mil personas. Es único por su magnificencia, su suntuosidad, en que la PAGINA 16 imaginación se pierde como en una fantasía árabe. Las columnas de mármol y ónix le dan una severidad elegante y una fastuosidad imponente. Pero lo que más me impresionó, indudablemente, fué ver el escudo de Chile en el gran hall cuyo zócalo se ha construido con piedras de todo el mundo. Me cupo a mí el honor de mandar una piedra chilena, que obtuve del Convento de San Francisco y en la cual hice grabar el escudo de Chile. Esta piedra ocupa allí el sitio más espectable, perfectamente visible. ■ — ¿Conoció a algunos artistas? ■ — Sí, tuve oportunidad de conocer a Ricardo Cortez, que es un verdadero gentleman, un joven simpatiquísimo y que goza en los Estados Unidos de una popularidad Benito del Villar asombrosa. Conocí también a Adolphe Menjou, a Lois Wilson y a Raymond Griffith. —¿Y de películas? — Bueno. Este capítulo es muy amplio y lo dejaremos para más adelante. Por el momento puedo decirle que se están preparando obras que producirán asombro. Desde luego, Beau Geste es una joya inapreciable. Por su éxito se puede aquilatar su mérito. Se están terminando ahora algunos títulos extraordinarios, como Las tristezas de Satán, con Adolphe Menjou ; Hotel Imperial, con Pola Negri. De esta obra tuve oportunidad de ver algunas partes terminadas. Es sencillamente admirable ; no he visto en mi larga carrera cinematográfica nada más suntuoso, más acabado, más interesante. Otra obra extraordinaria es La fragata Constitución, de James Cruze, celebrado director de La carreta. Y así, en fin, la Paramount está absorbida en un programa sensacional de producciones para dar en 1927 una sensación abrumadora, pen exacta, de su potencia y capacidad produc-| tora de películas. "El Filántropo" en Cuba Diario de la Marina, de la Habana, con motivo del reciente estreno de la película El Filántropo (For Heaven's Sake), conocida en aquella Isla con el título de ¡Ay mi madre!, escribe: "No te devanes los sesos ni pienses más, querida lectora, puesto que las letras M. G, que ahora ves precediendo el nombre de Harold Lloyd, no representan ningún cargo honorífico, ni es tampoco título universitario o académico, como tú crees, sino clara y lla-^ ñámente hablando, significa "Maestro Comediante," un título que no negamos es muy justamente merecido y ganado. "Según opinión de algunos, la risa es don de los dioses, y, de ser esto cierto, no cabe duda alguna que Harold Lloyd es su hijo predilecto. Los años pasan, como asimismo por la pantalla cruza la sombra de diversos artistas, pero el reinado de Lloyd, el recuerdo que él deja entre los espectadores, especialmente después de contemplar una de sus famosas producciones, una creación co mo ¡Ay, mi madre! pone de relieve su arte fino, su agudeza y cualidades atléticas, ese recuerdo es imperecedero. "No es preciso profundizar para descubrir en qué se funda el secreto de su gran popularidad. Nace de su buen humor, de ese humor y viveza de ingenio que atrae y cautiva al público cualquiera que sea su nivel social. No es sólo cómico, es un filósofo. "Tratar de satisfacer al mundo es operación ardua a la par que ingrata, y el hecho de que Harold Lloyd ha podido realizar esta difícil tarea, confirma una vez más sus profundos conocimientos y su arte, concediéndole el privilegio de ser aclamado como el primero en su clase, y colocándolo en una esfera aparte de los demás. "No hay alternativa posible, el público tiene que quitarse el sombrero ante él. Harold Lloyd es una dádiva a la humanidad, una dádiva demasiado preciosa, puesto que por él y gracias a él, gozamos de algunos gratos momentos."