Mensajero Paramount (1927)

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lfe> &EB MENSAJERO PARAMOUNT A ningún empresario se le escapará la importancia que para la publicidad y propaganda tiene este grabado y los demás por el mismo estilo que aparecen en otras páginas de esta revista, atractivos, económicos y de fácil reproducción al tamaño que se desee. "LA DAMA DEL HARÉN" ta daga sea nuestro símbolo ! ¡ Juremos por la sangre inocente que la mancha, que Pervanah será vengada!" Y entonces comenzó en las antiguas provincias persas de Bactriana, Aria y Partia, y particularmente en Jorasán, la guerra sorda y sutil que dio en llamarse la Guerra de las Dagas. Mientras la rebelión se extendía por Jorasán, oídos finos escuchaban, ojos avizores vigilaban, arteros y ágiles pies se acercaban hacia el lugar donde estaban reunidos los jefes del movimiento libertador. Abd-el-Melick, el malvado Califa, valiéndose de un traidor, logró descubrir el santo y seña que había de franquearle la puerta de la humilde posada, situada en las cercanías de Jorasán, donde se reunían los conjurados. Hábilmente disfrazado. Abd-el-Melick saludó a Rafi con las palabras del santo y seña: ¡Daga de protección! ¡Daga de clemencia!, con las cuales era suficiente para captarse la confianza de los conjurados. — No habrá para mí descanso ni paz, ni tampoco felicidad, hasta que haya conseguido hundir mi daga en el negro corazón del Califa — le dijo el confiado Rafi al nuevo conjurado. — Soy extranjero ... Díme, ¿que te ha hecho el Califa para despertar tu odio? — inquirió de Rafi el desconocido. — Me robó mi amor. . .La dulce Pervanah está muerta — respondió el interrogado. — Te equivocas, Rafi . . . Tu amada no está muerta. . .Pervanah está en el palacio del Califa aguardando la hora que tú irás a libertarla. . . De este manera, atraído por las enga ñosas palabras del propio Califa, el valero Rafi se vio arrastrado hasta la misma cuev del lobo, el palacio maldito, en donde Abd el-Melick lo sometió a las más refutad torturas. Mas el malvado Abd-el-Melick no conta ba con la astucia de Hassan, el confecciona¡ dor de golosinas, quien, deseoso de vengaij un ultraje que le infiriera el Califa, se pusd a la cabeza del pueblo sublevado y mientras] aquél se entregaba a' la más desenfrenad;! orgía en celebración de sus desposorios colj Pervanah, tomó por asalto el siniestro palaj ció y dio la libertad a los jóvenes amatij tes. Y así fué cómo, al fin, la paz volvió 3 reinar en Jorasán y una nueva era de feliji cidad comenzó para el pobre y el oprimido) > de la cual aún hoy se conserva grato recuer j do en todos los ámbitos de la tierra persai; PAGINA 4