Mensajero Paramount (1927)

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MENSAJERO PARAMOUNT gEaa i TODOS SOMOS ACTORES Tres momentos culminantes de la película "Todos somos actores," de la Paramount, y personajes que integran su reparto, el cual, en opinión de la crítica, es uno de los más completos que se han ofrecido al público, encabezado polla gentilísima actriz Betty Bronson. ADOLPH ZUKOR y JESSE L. LASKY Presentan "TODOS SOMOS ACTORES" (Everybody's Acting) Producción de MARSHALL NEILAN Basada en un asunto original del mismo. con BETTY BRONSON Versión de Benjamín Glazer Película Paramount Fotografía de David J. Kesson y Donald B. Keyes director artístico, HAROLD V. GRIEVE Director técnico, MARSHALL A. NEILAN Director auxiliar, THOMAS HELD Editora, ELENA WARNE REPARTO Doris Betty Bronson Miguel Poole Ford Sterling anastasia Potter Lawrence Gray írnest Rice Raymond Hitchcock Daniel Andera Edward Martindel layton Budd Stuart Holmes lIThorpe Henry Walthall racia Singleton Melanie Sheridan Dablo Singleton Philo McCullough 3ridewell Potter Jed Prouty bárbara Potter Jocelyn Lee ;t ARGUMENTO frc T> E consiguiente, se manda, adjudica y decreta, que el peticionario, Miguel Poole y la mencio nada Doris Singleton, serán considerados, de acuerdo con la Ley, padre e hija." Así rezaba, en su parte principal, el decreto del Tribunal que adjudicaba a Miguel Poole, actor, la custodia de Doris Singleton, hija de Gracia Singleton, muerta trágicamente a manos de su marido, después de una disputa ocasionada por los celos, en el camarín del teatro donde actuaba la compañía de que aquella formaba parte. Pocas semanas después de esta tragedia, Pablo Singleton, padre de Doris, pagaba en la horca su horrendo crimen. Y así fué cómo Doris, cuando no contaba más que ocho meses de edad, tenía cinco padres adoptivos, pues además del que lo era por virtud del antedicho decreto, otros tres actores y el director de un periódico de San Francisco, donde la compañía invernaba, relevaban alternativamente a Miguel Poole en sus deberes paternos. En los meses que la compañía abandonaba su cuartel de invierno para recorrer, en jira más o menos artística, las poblaciones vecinas al gran puerto del Pacífico, Doris seguía a sus padres, quienes, de acuerdo con sus gustos y aptitudes personales, impartían a la huerfanita conocimientos preliminares en arte dramático, aritmética, solfeo, francés, etc., etc. Los cinco padres adoptivos adoraban a la niña con paternal afecto y ésta correspondía a sus mimos y caricias con filial amor. Andando de pueblo en pueblo y de teatro en teatro, pasan los años, y al llegar al de 1926, cuando Doris cuenta ya dieciséis primaveras, sus padres deciden por unanimidad que ha llegado la hora de que la preciosa jovencita haga su debut en el teatro de San Francisco donde actúa la compañía. Teodoro Potter, joven y no mal parecido, se enamora perdidamente de la joven actriz un día que ésta le alquila el taxímetro que conduce para que la lleve al teatro. Hechas las averiguaciones del caso por el quinteto paterno, resulta que Teodoro Potter no es tal chauffeur, sino el hijo de Bridewell Potter, multimillonario fabricante de conservas alimenticias de San Francisco. A pesar de los deseos maternos, pues es preciso advertir que la esposa de Potter es el alma y el dínamo de la gran empresa industrial que ella regentea, mientras el marido se dedica al deporte de golf, Teodoro prefiere dedicarse a las letras en vez de dedicarse a la fabricación de conservas, pues, como él dice, "quiere poner el apellido de Potter en algo más noble que las latas de conservas. . .Al frente de una novela, seguido del título de un drama, etc., etc." Sentado ante el volante de su taxi. Teodoro recorre las calles de la ciudad en busca de color local y ambiente para escribir pagina n