Mensajero Paramount (1927)

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MENSAJERO PARAMOUNT 'PERDIDA EN PARÍS" DOLPH ZUKOR y JESSE L. LASKY Presentan a BEBE DANIELS e n "PERDIDA EN PARÍS" ("Stranded in Paris") REPARTO ia Bebé Daniels oerto '. James Hall esa Iris Stuart idesa de la Posada, Mabel Julienne Stott •onel Robertson Tom Ricketts tipan George Grandee ítwab André Lanoy jde de la Posada Ford Sterling B. P. Schulberg [ductor asociado, estudios de California Dirección de JRTHUR ROSSON que éste se le escapa de las manos sin poderlo remediar. Al llegar a París, Julia se encuentra con que el número de la casa que estaba apuntado en la carta, que le entregó la compañía anunciadora, no existe en la calle de Villon. Desilusionada por no encontrar el número y, más que nada, por no entender a nadie, Julia se sienta a la puerta de un cafetín en espera de Roberto, que prometió pasar a buscarla a su hotel. Mientras espera impaciente, Julia echa de menos el portamonedas, Fotografía de IXIAM MARSHALL .cula basada ,en un asunriginal de Hans Bachwitz Jritz Jacobstetter. AdapJón de Hermán J. Manvicz y John McDermott. Isión cinematográfica de lise Long y Ethel Doherty. Editor en jefe: E. Lloyd Sheldon ARGUMENTO :ULIA MacFAD■ DEN, una linda em|ada en un almacén yorquino, tiene la rte de encontrar una a, • caída desde un oplano, que da debo al portador a un ¡e gratis a París con os los gastos pagados r la compañía anuniora. A bordo del featlántico, Julia enintra a Roberto Velde en .se dirige a uno de balnearios de moda Francia. Entregados t verdadero entusias a los juegos insípi de cubierta, propios para matar el ocio n lugar donde no es cosa fácil hacerlo, erto y Julia se encuentran, sin apenas se cuenta de ello, intensamente enamora el uno del otro, con gran dolor de Te , la presunta novia de Roberto, que ve La queridísima estrella cinematográfica Bebé Daniels y el eminente actor Ford Sterling en algunos momentos culminantes de la película "Perdida en París," en la cual ambos artistas alcanzan un ruidoso triunfo. y, al cabo de un rato, un granuja le roba la maleta de mano que llevaba como único equipaje. Seguida de un perro, que sin duda se apiadó de ella, Julia echa a correr por las calles de París en persecución del ladrón, el cual desaparece en el laberinto del tráfico callejero, y nuestra jovencita se encuentra sin dinero y perdida en París. La casualidad y el perrito que no la abandona guían los pasos de Julia al gran almacén de modas de Madame Hortensia, en donde, debido al gran número de turistas ingleses que visitan París, requieren los servicios de una intérprete inglesa. Impresionados favorablemente por la presencia de la joven, los dueños del almacén no ponen ningún reparo en emplearla en su establecimiento, e inmediatamente la comisionan para que marche a la playa de moda de Deauville a entregar unos trajes a=unos clientes ingleses que allí veranean. Mas por una equivocación del empleado de la estación encargado del expendio de billetes, Julia recibe los billetes que los dueños del almacén de Madame Hortensia habían mandado reservar para la Condesa de la Posada, los cuales no eran para Deauville, sino para el balneario de Saint Pó, adonde, sin querer, el conductor del tren desembarca a Julia. Al llegar al hotel, Julia es recibida con toda clase de honores y atenciones, cual si fuera la mismísima Condesa de la Posada, y es conducida ceremoniosamente a las habitaciones que estaban reservadas para ésta, quien, como era su costumbre, viajaba de riguroso incógnito. El hecho de que la Condesa viajase siempre de incógnito, unido a la circunstancia de vestir con deslumbradora elegancia los PAGINA 5