Mensajero Paramount (1927)

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MENSAJERO PARAMO UN T "Beau Geste" en el Cine "Olimpia" de México Otro resonante triunfo de la Paramount Vista exterior parcial del edificio que ocupan las oficinas de la sucursal de la Paramount Films, S. A., en Lima, Perú, inaugurada recientemente por D. Benito del Villar, gerente de la principal chilena. MARCOAURELIO GALINDO, el conocido crítico cinematográfico de El Universal Ilustrado, popular revista semanal que se publica en la ciudad de México, después de calificar a Beau Geste de "la mejor película de la semana; la mejor dirección de la semana y la mejor interpretación de la semana," escribe el siguiente interesante artículo que gustosos reproducimos : "El Cinema Olimpia, el único cinema de la América Latina, según nos ha dado el gustazo de insistir una y otra vez, como insistimos sobre ser nuestro el mérito y que pueda concederse al descubrimiento de John Gilbert, nos abre nuevamente las puertas, esta vez bajo los auspicios, económicamente pródigos, de la Famous-Players Lasky, la que inicia su patrocinio con Beau Geste, de Herbert Brenon. De las flamantes producciones que la Paramount corre ahora por los teatros neoyorquinos, ninguna de tan manifiestas y recias cualidades como la que ha querido poner en la pantalla del Olimpia el día de la reapertura. Nos hemos precipitado a verla con el entusiasmo, tan relativo como desconfiado, que hiciera nacer en nosotros la lectura de tres o cuatro críticos broadwayanos más o menos respetables y más o menos aten PAGiy.i 18 dibles. Pero el entusiasmo con que nos llegáramos a nuestro cinema favorito, reflejo inexacto del entusiasmo de aquellos críticos de la Gran Vía Blanca, vióse, dichosamente, justificado en absoluto. Nos hemos embebido en Beau Geste como en muy contadas ocasiones nos embebiéramos en película alguna. Y es que Beau Geste constituye, primordialmente, una novela intensa, un fotodrama móvil y vivido. Lo hemos visto, del título al sello Paramount del final, con un interés que se acomoda sin esfuerzo y muellemente al adjetivo de creciente, por mucho que un temor a parecer reclamistas de una u otra naturaleza nos empujara, por un momento, a abstenernos de ponerlo allí. Beau Geste es un melodrama de aventuras, aunque alguien, Mr. Shean, quizás, fuera a tenerlo por otra cosa que él mismo ignorase cómo calificar; un melodrama de aventuras del mismo carácter, precisamente, que mostrara el Miguel Strogoff, de M. Tourjansky y Jules Verne. Solo que en Beau Geste tropezamos, para regocijo nuestro, con un asunto sensacionalmente original y, en ocasiones, abundante en la emotividad necesaria para elevarlo sobre el nivel común del melodrama. Tropezamos con algo más: con un grupo de personajes humanamente novelescos, que tienen mucho de héroes, pero no poco de hombres, vibr tes de simpatía y de valor, que tienen bello gesto humanamente posible y no, coni quisiera tenerlo el Miguel Strogoff de 1 admiraciones de Mr. Shean, irritantemen sobrehumano. A la verdad, ignoramos de qué punta c ger esta producción de Herbert Breno quien se hiciera acreedor a nuestra gratiü más alborozada por su Peter Pan, si hemí de dejar caer alguna acre palabra sobre ui u otro de los factores que contribuyeran realizarla. La encontramos demasiado biei para eso, demasiado acabada para que nue tro invariable despecho hallara aquí moti\< de desahogo. Mas no es por otra cosa qii nos felicitamos, sinceros aficionados al cin< ma que somos en el fondo, Beau Geste t una preciosa película, una espléndida nove; en imágenes móviles que ha de agregarse la serie de buenas películas que la Pan mount persiste, de unos dos años o poc: más a esta parte, en traernos a las pantalla, con sus naturales y muy excusables excep ciones. Herbert Brenon halló, en el escenario d: Paul Schofield de la novela de Mr. Wrenri una oportunidad más de probar, a quien hu^ biera de detenerse a prestarle atención, que sabe ver y hablar con los ojos y la palabn del cinematografista: con el objetivo de lli Bell & Howell. Nos ha enviado así unli obrita en doce tambores excepcionalmenfc bien desarrollada, milagrosamente construí da, no menos como película cinematografíe que como relato novelesco. Ha hecho, 4 propio tiempo, un trabajo más difícil : cap turar, para llevarlo al lienzo blanco e in) quietísimo, el sabor de su "lócale" así comil el romántico empuje de los tres hermano Geste, por no decir más de la sabrosa moví lidad del cuento. Nos ha conducido por lo! desiertos africanos, ardorosos y mudos, árü dos y traidores, hasta el confort elegante di una vieja mansión inglesa; nos introduje poniendo en nuestro ánimo buena parte de! supersticioso terror que alentaran los cuatrij o cinqo "legionnaires" que hubieran d'¡ acompañar al Comandante de Beauj oláis, ai fuerte Zinderneuf, cuidado de centinelas muertos y al mando de un jefe asesina dej por uno de los propios . . . Muchas cosaj supo hacer Mr. Brenon con su Beau Geste\ muchas cosas que sabremos estimarle conw le estimamos aún y aún le estimaremos po: