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AJA invasión la inició, si yo SN mal no recuerdo, Pola Neeri, que nos trala de su legendaria prestancia de su arte exj quisito y la flor exótica de su tempera' mento ardiente y pasional; después nos | llegó Renée Adorée, con su gracia gentil de pizpireta parisiense; de allí nos vino ' también Jetta Goudal, alma cosmopolita, fácilmente adaptable a todas las latitudes ) que apenas ingresó en la cofradia de Hol-lywood se identificó admirablemente con el medio; Hungría nos envió un trio notable, capaz de rivalizar con las tres Gracias helénicas: Vilma Banky, magnífica como una diosa griega; la estupenda Lya de Putti y poco después, Irma Kornelia; Suecia nos mandó a Anna Q. Nilsson, belleza afrodisiaca que semeja una Venus de Praxisteles tallada mármol de Paros; las cálidas auras del mediodía nos trajeron a nuestra Dolores del Río, que aportaba al ambiente de Hollywood la nota realista, la impetuosidad de nuestra sangre híbrida y pasional, la exhuberancia de nuestro temperamento | emotivo y la copiosa tradición de nuestro rico arte dramático. Y así infinitas más que sería demasiado prolijo enumerar.
Ls
FE CUAD
PS
Antonio Moreno y Greta Garbo en una escena de “LA TIERRA DE TODOS.”
Polonia la.
CINELANDIA
Greta Garbo
Por Manuel Pedro González
Todas ellas, cual más cual menos, tuvieron que pasar por un periodo de prueba y aprendizaje antes de remontar las alturas estelares. Aun aquellas que, como Pola Negri y Lya de Putti, llegaban precedidas de una ejecutoria artística que las habia afamado en HEuropa, hubieron de sufrir esta cuarentena previa y esperar por luengos años en la antesala de la popularidad y la gloria.
Pero he aquí que hace algo más de dos años nos llegó de la hiperbórea Suecia una espléndida rubia, caprichosa y enigmática, a quien el público por un capricho de su versatil curiosidad, le dispensó el noviciado consabido e hizo gracia del acostumbrado tributo. Greta Garbo se impuso desde el primer momento. Su personalidad. ¡artistica fué indiscutible e indiscutida ab initio. Bien podría decirse de ella, parodiando a César, que llegó, vió y venció, pues las tres cintas que hasta ahora ha filmado en Hollywood han sido otros tantos ruidosos triunfos para ella y para los productores que la importaron.
Si la memoria no me es infiel, hizo su début con “Entre naranjos” (The Torrent), que la elevó a la categoría de estrella. Poco después anunciábase “La tierra de todos? (The Temptress), título incitante y tentador como una fruta jugosa al alcance de la mano, que atrajo al público en avalancha. La cinta era algo nuevo e inusitado, a pesar de la vulgaridad del tema. Era la revelación de una originalísima personalidad artística, pujante y triunfadora, que irrumpía
en el Parnaso cinemático y se imponía
con la persuasiva y avasalladora elocuen
cia de los grandes talentos creadores.
En “La tierra de todos” Greta quedó
consagrada como la vampiresa más extraordinaria y capaz de Hollywood.
Acostumbrados como está
bamos al tipo del vamp tradi
cional caracterizado por la
insulsa Gloria Swanson o la
misma Pola, el espectador que
daba un poco desconcertado y atónito
ante la nueva variedad de psicología fe
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menina. Aparte su técnica personalísima había allí algo de fatal, de predestinado e inevitable. Por primera vez en el cine el vampirismo adquiría el carácter de una fuerza ciega, de un impulso ancestral, incontrolable, que le daba a la heroína
A
As
La marmórea y fría Greta Garbo cuyo éxito en Hollyavood
llega a su apogeo.
años, dando comienzo Greta a la filmación de Heat (Calor), su sexta película en Hollywood.
Su contrato ha sido renovado por cinco
todo el aspecto de una Euménide enviada por los hados para castigo y sufrimiento de los mortales.
Desde entonces Greta Garbo se convirtió en una especie de mito popular. Su nombre vino a ser un simbolo y cada muchachita púber la consideraba como un modelo. En esta lucha heroica y hasta cruel por la superación de los sexos que en los Estados Unidos viene desenvolviéndose desde hace años, Greta representa el sexo triunfador, el que por su charm personal, por su atractivo y poder seductor, encandena al sexo opuesto y lo domina hasta lanzarlo a la deshonra y a la muerte en su holocasusto.
Si yo tuviera que definirla la llamaría el Don Juan de las mujeres. Como el famoso seductor, Greta es irresistible. Su poder de fascinación es tal que los hombres se le rinden mal de su grado y ante el ara de sus hechizos sacrifican dinero, posición, dignidad, honor y aun la vida misma. Como Don Juan a las mujeres, Greta enloquece y fascina a los hombres que luchan y se matan por ella; y eomo