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“Página dieciocho
CINELANDIA
John Gilbert y Greta Garbo en la gran escena de la iglesia de su cinta “ANA KARENINA.”
Don Juan también Greta los desdeña y abandona una vez que los ha embrujado con su misterioso poder. Como en el tipo del conquistador hay en esta sueca de opulenta belleza una fuerza de atracción perversa y satánica, un impulso sensual y maligno, que se trunca antes de la consumación total y que la convierte en alma gemela del héroe de Tirso.
Este poder de “embrujamiento por amor” de que habla Pérez de Ayala y que para él constituye la característica más señalada del donjuanismo, es en Greta alma y vida de su arte, más que esto, es su arte único y máximo. En este plano de la psicología sexual no ha tenido más que un solo rival en la pantalla que pudiera equiparársele: Rodolfo Valentino, quien, a su vez, ha sido el único verdadero Don Juan de celuloide que hasta ahora habíamos visto. Es curioso que hasta hoy nadie haya estudiado el caso Valentino seriamente, como tampoco se ha estudiado con detenimiento el caso Greta Garbo. Este no es el lugar apropiado para hacerlo, pero no pierdo la esperanza de volver sobre el asunto algún día. Aquí solamente quiero apuntar la similitud de ambos. :
Pero el lector creerá que esta fuerza de seducción de que venimos hablando es una ficción artística y no un atributo personal en Greta. Mas la realidad es otra y
muy distinta. Su magnetismo personal es tan grande que se habla en Hollywood de varios lances y desagradables incidentes entre directores y “actores que habían sido vícti
mas de su vampirismo. El caso de John Gilbert puede servir como ejemplo.
Jack, como familiarmente se le llama en el estudio, fué desde un principio seducido por esta sirena norteña y exigió de los productores la filmación de una película con ella. La pasión de Jack por Greta fué in crecendo hasta adquirir proporciones alarmantes. Por último el desventurado amante propuso un burgués epilogo matrimonial, pero Greta, aunque se suponía que habia correspondido a la pasión de su fogoso cortejador, rehusó, como un vero Don Juan, la vulgar solución del matrimonio.
Según cuentan las crónicas, el pobre enamorado se condujo como un colegial durante los meses que duró el idilio.
Lars Hanson y Greta Garbo en una escena dramática de ThE Divine WoMAN, recientemente terminada.
Febrero
Entre las tonterias que hizo por causa de ella hay una, que si bien registrada en los libros de la estación de policía de Beverly Hills, jamás trascendió al dominio público. Lo cierto fué que tuvo que dormir dos noches en la cárcel de aquel elegante barrio, de donde lo libró la generosidad y el prestigio de Douglas Fairbanks. Por último, se dijo que Greta había accedido al matrimonio y que había dejado a John Gilbert plantado e inconsolable en la iglesia la noche en que habian de casarse.
La maledicencia de Hollywood sigue especulando en los mentideros sobre este ya famoso idilio, pero lo único cierto sobre el particular es que nadie sabe fuera de ella (y acaso ni ella misma) lo ocurrido.
Durante los meses en que el fervor amoroso de John Gilbert se encontraba en su paroxismo, se filmó “El demonio y la carne,” la última película de Greta que hasta ahora se ha exhibido y la cual fué hecha a petición de él, que, como hemos dicho, ansiaba colaborar con la rubia ninfa del Báltico. Si el lector ha visto esta cinta se habrá dado cuenta del intenso verismo que caracteriza sus escenas amorosas. . . .
De Greta se dice y repite que aún no ha rebasado la edad púber. Es posible, aunque la madurez de su talento y de su espíritu así como la plenitud del dasarrollo físico parecen atestiguar lo contrario. Mas esta es de las cosas que como decía Don Quijote, munca debe llevarse su investigación hasta el cabo.
Nació, como hemos dicho, en Suecia y era hija de familia humilde. Desde niña mostró gran vocación y talento para el arte dramático. Estudió en la
Academia real de Stocolmo y allí la
descubrió Mauritz Stiller, el más grande director de cine de aquel reino. Cuando Metro-Goldwyn-Mayer decidió traer a Stiller, el gran director impuso como conditio sine qua non que se contratara a Greta Garbo también, de quien se ha dicho y aún dice que estaba y continúa locamente enamorado. Deseosa la compañía de contratar a Stiller, decidió aceptar a Greta aunque a regañadientes, con un contrato por tres años y un sueldo escalonado de $400 semanales como mínimo hasta $1000 como máximo.
Bajo estos bien poco propicios auspicios llegó Greta a Hollywood. Por desgracia para los
productores la criada les salió respondona. En la primera película, o sea “Entre naranjos,” todo salió a pedir de boca. Greta se mostraba sumisa y obediente, plegándose a los deseos y caprichos de los magnates que la habian importado; mas apenas se estrenó la cinta y ella tuvo (Va a la página sesenta y siete)
A A A
A O A O