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Página sesenta y ocho
Oeste, pues nació en la Ciudad del Lago Salado, en el estado de Utah.
Del medio Oeste, procede Frances Lee, oriunda de Little Rock, estado de
lowa. ko ok o *
Las nueve morenas entre las trece Wampas de 1927 son: Patricia Avery, Helene Costello, Barbara Kent, Natalie
haya estado en el taller durante el día, siempre tiene tiempo para sus hijos y para sus problemas. Por su simpatía, bondad y dulzura en ayudarles en todos sus asuntos y tareas, desde resolver sus problemas de aritmética o geografía hasta vendarles el dedo lastimado, es considerado por sus hijos como un dechado de perfecciones.
—¿Qué son los trogloditas subterráneos, papá?—pregunta el pequeño John durante la comida.
Siempre tengo la secreta convicción que Cecil no tiene la menor idea del asunto; sin embargo, su respuesta, por dudosa que sea, es de fuerza indiscutible en la opinión de su hijo.
Tal vez, esta confiada y amorosa dependencia y sumisión de sus hijos es una de las razones de su profundo amor paternal. Esta dulzura y bondad de Cecil se extiende, también, hacia toda persona humilde y despreciada; pero para aquél que ha llegado a alta posición y se muestra ergulloso y altanmero, da rienda suelta a su mordaz sarcasmo y desprecio. Cuando uno de sus subordinados se encuentra enfermo o en el infortunio, Cecil se le muestra tierno y compasivo como un padre. Puede estar demasiado ocupado para asistir a bailes y comidas pero nunca he sabido que haya cerrado sus oídos a las súplicas del necesitado.
Cada atardecer, al salir del taller y avanzar hacia su coche, hay un grupo de seis u ocho personas esperándolo para contarle sus desgracias o pedirle dinero. En una ocasión, después de escuchar los embustes e historias de esa gente, le pregunté a De Mille:
—«¿ Por qué les hace Ud. caso? No es posible que todos ellos sean sinceros.
—Bueno, Jeanie,—contestóo—algunos, lo son; prefiero ayudarlos a todos en vez de negar mi amparo a quien realmente lo necesita.
Alguien dijo que “C. B.” era un hombre de faltas conocidas y de virtudes ocultas. Esto es verdad, pues munca permite que se hable de sus obras caritativas ni tampoco que se le felicite por ellas.
Está siempre dispuesto a perdonar descuidos o faltas a quien tiene la franqueza de decirle sumisamente;
CINELANDIA
Kingston, Frances Lee, Gladys MecConnell, Martha Sleeper, Iris Stuart y Sally Phipps.
Las rubias son: Rita Carewe, Mary McAllister, Adamae Vaughn y Sally Rand.
Y. ahora la lid="ha empezado entre estas trece favoritas de Wampas. La suerte, el destino y el talento decidirán
Cr BD.
(viene de la página cuarenta y tres)
—Mr. De Mille, yo soy responsable por tal o cual contratiempo.
Pero cuando alguno se disculpa a expensas de algún otro departamento del taller, deja desbordarse sobre él todo el impetu de su furibunda bilis.
En cierta ocasión cometí yo un error monumental en una escenografía. La rectificación iba a costar muchos miles de dólares a su compañia. Me presenté en su oficina temblando y temiendo perder mi empleo. Cecil escuchó mi confesión con semblante impertérrito y dijo:
—No importa, Jeanie; todos estamos sujetos a equivocarnos.
Sin embargo, en otra ocasión en que llegué al taller con quince minutos de atraso, echó la casa por la ventana.
Así es este De Mille que tan pocos conocen: más firme e inflexible que una barra de acero, pero también suave como el terciopelo.
Se ha propalado que Cecil es un “Czar,” ante quien todos tienen que inclinarse y acatar todos sus deseos y caprichos. Nada es más erróneo. Si sus empleados le llaman “Chief” (Patrón) lo hacen espontáneamente porque reconocen su superioridad y porque sienten vivo respeto y cariño hacia él.
Brillante, dominador y magnético, es también manso y suave como un niño. Es un profundo experto en tapices antiguos y en pedrería, así como también en personas y caracteres; un coleccionador de trofeos de caza y de pesca.
Una mañana se negó a darme cinco minutos para satisfacer mi orgullo herido, y, sin embargo, empleó, aquel mismo día, hora y media en vendarle la pata a un perro lastimado en una escena. Tiene profunda simpatia por los animales irracionales, pero ninguna por los humanos irracionales.
He visto a Cecil llorar en una ocasión. Fué cuando estaba yo postrada en la cama de un hospital sin esperanza de escapar a la muerte. En medio de mi delirio le oí sollozar y exclamar:
—¡Con todo mi dinero e influencia soy impotente para salvar a mi pobre amiguita!
Así es Cecil para con sus amigos. La amistad tiene en él más fuerza que el amor en otros hombres.
Mucho tiempo después, cuando ya sana
rango de estrellas y colorcarse al nivel de Gloria Swanson, Mae Murray, Lillian Gish y otras célebres mujeres conocidas en el mundo del cine.
Yo, por mi parte, estoy dispuesto al apostar que la chica . . . pero, ¿pa qué echarme de enemigas a las otras doce aspirantes? A todas ellas les deseo éxito completo. E;
y fuerte había yo vuelto a mis quehacere en el taller, lo detuve mientras se dirigía a un escenario con paso rápido y con la corbata deshecha y el cuello de E camisa abierto.
—-—¿Es verdad que Ud. lloró cuand yO estaba enferma ?—le pregunté.
— Imposible, Jeanie; yo nunca lloro —contestó bruscamente.
El otro día le pregunté a la esposa de Cecil cómo estaban sus cuatro chicos.
—Mis cinco chicos—replicó la bondadosa señora. :
>| Cómo ! añadi.
Los pardos ojos de la señora De Mille brillaron picarescamente al contestar: —
—¡CECIL!
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Deseamos la Opinión del Público
UAL es su opinión sobre el cine y las estrellas?
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NES número de Mayo, CINE
NE LANDIA dedicará una página a los lectores que deseen exponer sus ideas sobre el cine y] sobre las estrellas. Sea lo más breve posible. Su carta no debe pasar de 200 palabras. Le aconsejamos también que sea enteramente imparcial en sus juicios. CINELANDIA desea recibir críticas constructivas sobre las producciones y los actores.
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