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1927
—¡ Valor, amigo! El dolor es sólo instantáneo.
Todas las personas del taller, desde el director hasta el fotógrafo y los actores, hicieron cuanto pudieron para mostrarse cordiales y bonachones. Louise
Brooks se le acercó muy cariñosa, le habló con gran camaradería y le acarició las narices con sus polvos; los primeros “polvos que su cútiz había conocido. e Luego le embadurnó las mejillas con pintura del cine y le retocó las cejas con i un lápiz negro. Soportó todo esto "George con resignación y valor; pero ¿cuando llegó el turno de ace los ' “labios, miró a su alrededor como si temiera la presencia de algún camarada de la escuela. Por todo el dinero de Wrigley no hubiera consentido en mostrarse así ante la muchachada ¡atlética de su ciudad natal. —Bien, Mister Young—dijo entonces ¡John Waters, el director de Paramount ¿que hacía la prueba—; ahora vamos a "representar una pequeña escena. Ud. es 'Úún paciente que espera en la sala de "recibo de un dentista. Su turno viene en seguida. Mientras está Ud. allí sentado, oye de repente una serie de gritos, aullidos y gemidos que vienen del p paciente en la silla del dentista. Entonces "Ud. coge su sombrero y se escapa Me <pavorido. MN —Yes, sir! —contestó el iadla, lO Todos vimos que la suerte favorecía la George. No tendría que hacer ningún Fesfuerzo por demostrar terror pues ya estaba tan atemorizado como es posible “estarlo en cualquier circunstancia. Estaba a preparado para dar comienzo a la scena y el director gritó: —¡ Cámara!
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ERAS
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De detrás de un biombo partió una serie de bramidos aterradores, George se puso de pie y se lanzó en vertiginosa carrera. Salió por las puertas, atravesó escenarios y lotes vacios hasta llegar a las puertas del taller. Si no lo hubieran detenido allí los empleados las hubiera salvado de un brinco. Para prueba cinematográfica de carrera y salto de obstáculo, la escena actuada por George era perfecta, pero para la que se filmaba, era un completo fracaso.
El pobre estaba realmente asustado. Pero pasaba la experiencia que centenares de novicios han pasado y tendrán que pasar mientras se hagan películas. No nos podemos explicar este temor y ansiedad que se apodera del actor al someterse a la prueba fotográfica. Es inútil decirle que no hay para qué atemorizarse, que todo consiste en olvidarse que está uno actuando y obrar con entera naturalidad. El principiante está persuadido que su éxito o fracaso en el cine Jepende de esta prueba y, por lo
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tanto, se siente excitado, desconcertado.
nervioso y
o
Hasta hace poco los directores, al tomar una prueba, acostumbraban poner a la víctima ante el lente y ordenarle que demostrase odio, amor, ira, meditación, terror, horror, espanto, sonrisas, etc. Aquello era algo realmente aterrador, injusto para el pretendiente y falto de convicción para el director. La única demostración que generalmente salía bien era la de “terror.” Poco a poco el antiguo sistema ha pasada de moda y hoy dia los directores hacen todos los esfuerzos por mostrarse afables y bonachones y hacer que el aspirante no actúe sino obre a su modo natural y ordinario.
No ha mucho, el director Melville Brown, de Universal, andaba a la mira de alguna chica del taller para desempeñar el principal papel femenino en la película “El señor Huracán,” de
Reginald Denny.
(Arriba) El director Melville Brown, de Universal, “probando” a Barbara Worth
para el papel de primera actriz en “El señor Huracán,”
película en filmación de Reginald Denny.
(Izquierda) Donald Reed sufriendo la
prueba fotográfica que le valió ser escogido para “Naughty but Nice,” que se filma ahora en
colaborar con Colleen Moore en
los talleres de First National.