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Página setenta
CIENEDAN DEA
La Vida de Cinelandia
(Viene de la página treinta y una)
una región determinada. Lo mismo puede decirse de la agricultura, medicina, historia natural y otras enseñanzas de orden científico e industrial que antes eran privativas.
Ni el libro de limitada venta, ni el teatro con su más amplio público, ni los mismos periódicos, tienen un dominio tan absoluto como el cine ya que este por medio de las imágenes, animándolas de movimiento, logra infundir una visión de la realidad y despierta su interés por el objetivo de la enseñanza.
Posee además una admirable fuerza de propaganda; fuerza que empiezan a percibir todos los gobiernos del mundo como la más intensa y eficaz para la penetración moral y social de los pueblos.
Muchas son las particularidades de que dispone actualmente el cinematógrafo, y aunque todavía hay algunas incógnitas que despejar, como la del color y el relieve, la del sirconismo y la palabra, su evolución es tan rápida que no es de dudar que en poco tiempo alcance posibilidades aún más maravillosas.
Mustenberg, por ejemplo, señala al cinematógrafo un amplio campo dentro del absurdo físico, como forma de humorísmo. “La perturbación voluntaria— dice el juicio crítico—de todas las leyes naturales, es sin duda una fuente abundante de goce humorístico. El cinematógrafo ha venido a otorgar realidad concreta y sensible al anhelo milenario de la eterna imaginación humana. Las botas de siete leguas, son, en el cine, no una ilusión sino una realidad . . .”
El cinematógrafo es por otra parte un poderoso auxiliar de la ciencia, ya que merced a las capacidades de que dispone, puede divulgar sus principios y poner la verdad al alcance de todos. Muchos sabios lo han ya empleado para la pesquisa de lo infinitamente pequeño y en el estudio de los secretos que aún encierra la naturaleza.
Pero sin ahondar más este punto, ya que saltan a la vista todas las particularidades de que dispone esa “máquina que imprime la vida,” consideraré esta pregunta: ¿Puede el cinematófrago incluirse entre el número de las Bellas Artes?
Diversas polémicas se han sucedido por esta cuestión. Hombres eruditos se han mostrado reacios para aceptarlo como un nuevo arte.
“No y mil veces nó—han dicho.—El cinematógrafo no es todavía un arte a pesar de lo que aseguren sus peligrosos “amigos.” Esas fantasias de querer poseer un arte en tan poco tiempo es puro “snobismo.”
Nichols, por ejemplo, que lo ha atacado encarnizadamente, dijo en cierta
ocasión que el cinematógrafo jamás sería un arte mientras su éxito dependiera del mundo rural yanqui que ignora toda manifestación artística. Haciéndose eco de estas palabras, Luis Araquistain, escribió una serie de artículos cuya conclusión se reduce a que el cinematógrafo será por mucho tiempo un espectáculo de irritante estupidez, sin más personajes que el héroe, el bufón y el traidor, y sin más mujeres que la moral y la inmoral, según se conduzcan con su sexo.
En Europa el dramaturgo inglés Bernard Shaw, ha arremetido en diversas ocasiones contra el cine, y en América el maestro José Vasconcelos le llamó “espectáculo para ciegos.”
Pero hombres también de prestigio y talento han salido a su defensa. Ellos han dicho que consideran al cinematógrafo como una de las Bellas Artes, un arte nuevo si se quiere, en período de formación; pero un arte en fin, puesto que en dao caso sus obras entran en la clasificación que a la palabra “arte” le da el léxico.
“El hecho de que el cinematógrafo se encuentre actualmente en sus principios —dice Bentornay—no justifica la radical y despiadada resolución de desposeerlo de su brillante título y menos aún si tenemos en cuenta que su hermana menor, la fotografía, es considerada, y con justa razón, por cierto un arte, el arte de Daguerre.”
De ser justo, yo considero que el cinematógrafo sí es un arte que tarde: o temprano habrá de imponerse como tal, sólo que desgraciadamente su industrialización, que estudiaré en otro capítulo, lo ha llevado muchas veces por senderos opuestos hasta el extremo de convertirlo en un espectáculo simplón para dar gusto a las masas.
Otra pregunta que no carece de interés es la que se refiere a un supuesto antagonismo entre el cinematógrafo y el teatro. A este propósito me recuerdo de las frases vertidas en una polémica por M. León Daudet, miembro de la Academia Goncourt, quien airadamente decía:
—El cinematógrafo quiere suplantar al teatro como un nuevo rico que expulsa de su vivienda a un pariente pobre.
Todo la réplica del escritor francés estuvo basada en la convicción de que la palabra es indispensable a la expresión de las pasiones humanas y que “la expresión mecánica de la vida aunque logre dar la ilusión de la vida, no es la vida misma.”
Se argumenta en contra del cine que éste no es sino una simple representación del teatro, llegándose hasta asegurar que sólo se trata de un género hibrido ex
Julio Cejador—como no lo ma
humano, y ser el vivir humano
cluído radicalmente de los domi la belleza pura. Ciertos moralist admiten siquiera que las películas pu ser un medio instructivo de gran y aportan en su abono algunas a ciones para comprobar que ha h: niños que, sugestionados por el han vuelto criminales.
“El cinematógrafo no matará a
—dijo en una polémica el erudito es
conciertos y las exposiciones de p Las artes son buenas y cordiales manas, hijas todas de Jove, dan an e torno de Apolo. |
“Fuera de lo vivo de los perso que siempre faltará al cine, por aho que más lo diferencia del teatro. voz, concentrándose en cambio la ción en el gesto. Es un teatro acción exterior.
“Saber escoger lo que venga má cuento conforme a la naturaleza cine, cosa es que pide ingenio artis grande i ingenio, lo cual prueba clar te que el cine es un arte expres arte bello como otro cualquiera primero, ni el último, pero no más ínfimos, puesto que tan cerca al teatro, cima del arte literario, no ser literario sino plástico, el ar matográfico aventaja a no pocas plásticas en cuanto que expresa el. miento, lo cual en el arte es de su importancia, por ser movimiento e
elevado objeto que se puede p expresar en el arte.” Todos los partidarios del cine grafo han presentado motivos sem a los que Cejador deja apuntados valiosa opinión, haciendo también re que el arte mudo es completa nuevo, de características absoluta particulares y, por tanto, puede volverse y progresar, sin invaí órbita que al teatro le está señal: Por tanto, es un grave error q buscar puntos de contacto entre el y el cine, cuando en realidad se tí de dos formas de belleza distinta. Juzgando otro aspecto de la cut dice uno de sus defensores que cua obra humana vista con un prur análisis muestra sus imperfección como puede objetarse del cinematí que carece de la palabra hablada * pensable a la expresión de las pz humanas” puede argúirse que € carece de verdad por reducir la un momento al mismo marco o escenál usando de diversos convencional: tales como los apartes expresados 1 voz. La conclusión más lógica que estas consideraciones es la de genio humano puede manifesta igual en todas partes y que el un arte de intensa y verídica ex (El segundo artículo de esta! aparecerá en el número de Se] de CINELANDIA.) |