Cinelandia (March 1928)

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CINELANDIA La Vida de Cinelandia Por Armando Vargas de la Maza Página cuarenta y ocho VIII. La ViDa DE Los Artistas DE CINELANDIA Lo que el público piensa — Una labor intensa y agitada — Los trabajos de las “estrellas” — Vivir los papeles — La caracterización — El disfraz — La publicidad — Los “extras” — Desengaños y tragedias — Dos casos — Cuarenta mil personas en busca de trabajo —Una oficina central — La escuela de actores y actrices JA generalidad del público y que asiste a las exhibiciones de películas cree sinceramente que los actores de cinelandia viven una vida regalada de placeres, de lujo, de extravagancias y de jolgorio continuo. Suponen que el único trabajo que tiene que hacer un actor o una actriz de la cinematografía es posar algunos minutos frente a la cámara fotográfica, cuando bien les parece, y cobrar por ello sueldos fabulosos. Pocas veces llegan a oídos de ese público las declaraciones que han hecho algunos actores en el momento de retirarse de la pantalla y en las que expresan su vida intensa y agitada, más exigente, quizá, que muchas otras de las profesiones corrientes. No ha faltado actor que haya dicho que si se le pusiera a escoger entre ser actor cinematográfico o cavar la tierra, sin dudar un solo instante escogería lo último. “Por lo menos — agregó — comería mi pedazo de pan con más tranquilidad, y la vida me sería mucho más agradable.” Una conocida actriz, al retirarse del cine, tuvo esta frase: “Me aburría la curiosidad del público, la exigencia del director, las insinuaciones del agente de publicidad y un trabajo sin tasa ni medida. Me han hecho vivir un engaño constante y he sufrido por mucho tiempo una representación teatral sin tregua en mis afectos, en mis gustos, en mis menores pasos y en más simples deseos.” Yo no me hago solidario de resoluciones tan radicales como las hechas por esos actores, pero tengo el convencimiento pleno de que los actores cinematográficos están muy lejos de llevar una vida placentera. Su trabajo es de un continuo esfuerzo mental y físico, que aceptan por el cariño que tienen a su profesión, y no solamente por el dinero que se les paga. 33 => Las “Wampas Desmenuzando parte por parte el proceso que tiene que seguir un actor para llegar a filmar una película, facil mente se convencerá al lector de la falsedad de esas leyendas que rodean a las gentes de cinelandia y que las bacen aparecer como seres excepcionales. Monty Banks pintándose para su caracterización en A PERFECT GENTLEMAN (Un perfecto caballero). Desde luego, se encuentra que el trabajo de un actor de cine es mucho más intenso que el de un actor teatral. Este, desde el foro o tablado de un teatro, encarna un personaje dentro del proceso de la obra, y opera más por medio de la acción con las palabras ante un auditorio que lo escucha. En tanto, el actor de cine vese forzado a sentir como en la vida real el papel que interpreta, sin que las escenas se sucedan unas a otras. El actor del teatro hablado, con la ayuda de su voz, puede imprimir mayor fuerza y dramaticidad a su papel. Delante del telón de boca, cerca de las candilejas, o el fondo del escenario gracias a las inflexiones de “su voz convence y conmueve a todo el público, y más cuando las condiciones de la sala le son favorables. En tanto, el actor de cine opera ante la cámara al reverso de todo o esto. Se sujeta exclusivamente a su mímica, y en las diez o quince veces que por lo menos se repite la escena debe sentir el personaje que está interpretando. Por grandes aptitudes de adaptación que tenga un actor cinematográfico hay que reconocer que ponerse a tono con la escena dramática que es preciso interpretar en un momento dado es bastante difícil. En el taller la ausencia de espectadores y el desenfado de que muchas veces hacen gala los cameramen, electricistas y sus ayudantes dificultan la plena adaptación de los actores. Ese trabajo improbo de “vivir los papeles” en cada momento que al director se le ocurre, es el motivo esencial por lo que muchos actores no logran mantener su reputación sino por un breve ciclo, para después quedar en el olvido. Por esta misma razón, frecuentes son los casos en que un actor o una actriz que ha alcanzado un sonoro triunfo en una película, a la siguiente su interpretación es. muy mediana, y sólo lo salvan las simpatias que haya conquistado en el público. Diversas son las circunstancias que se combinan para originar un éxito o un fracaso en el cine, pero la finalidad de todo ello es que siempre la mayoría de los juicios criticos se endereza sobre los actores, y éstos o ganan gloria o pierden reputación sin que muchas veces sean los culpables, pues lo mismo en las películas que triunfan como en las que fracasan han trabajado con igual empeño. En seguida, encontramos otro escollo tremendo en la vida de los actores. Me refiero al inmenso trabajo que supone para un actor prepararse para caracterizar su papel en una nueva obra. Esta preparación constituye en muchos casos una labor más intensa que la que desarrollan en la propia película. “Tan pronto como a un actor se le entrega su papel debe, además de estudiarlo concienzudamente, hacer los preparativos para encarnar el personaje que se le ha señalado. Muchas veces ha habido actrices que se han fisto obligadas a seguir un régimen especial de alimenta ción y ejercicios para dismr*sus carnes; otras han tenidt, por ejemplo, ur* OS