Cinelandia (September 1928)

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el público de la influencia que tienen en él las innovaciones que en materia de ¿| vestidos, muebles y costumbres introducen los actores del cine. Hasta la gente de tono que se codea con ellos en el Cocoanut Grove del Hotel Ambassador de Los Angeles y en el comedor de baile del Hotel Roosevelt de Hollywood y del Café Montmartre, “situado en el mismo boulevard, atisban curiosos los detalles de indumentaria de las estrellas para copiarlos después en lo propio. A una [amiga nuestra descubrimos la otra noche en el Cocoanut Grove llevando al cuello un coMar de conchas marinas como el que llevó Sally O'Neill en “La noche del sábado” (Saturday Night), reciente ' película de Tiffany-Stahl. El traje que Charles Ray “introdujo en el cine: saco oscuro y pantalones “blancos, se ha hecho hoy día casi universal. Hace algún tiempo apareció Bebé Daniels en la cinta “Un beso en un taxi,” llevando en la rodilla una liga adornada de cuentas preciosas, y colgando de ella una pata de coneJo, amuleto de buena suerte. Más tarde tuvimos ocasión ¡de preguntarle a Bebé: 2 Hizo moda la liga y la pata de conejo? — ¡Ya lo creo! — contestó riendo Bebé — He recibido varios centenares de “cartas de todos los Estados Unidos, de México y de otros paises, en que se me pregunta dónde se pueden l comprar copias exactas de la tal liga. No ha mucho, cierto fabricante de perfumes tuvo la buena suerte de que en una vista en primer plano de una escena de una película de Gloria Swanson se destacase un frasco de sus perfumes. Al cabo de algunas semanas miles de pedidos llegaron como granizada a la fábrica de este feliz mortal, sacando una pequeña fortuna de la venta. Asistiamos en uno de los cines de Los IIA Barbara Kent, bolsa en forma de perrito. entre el público Por Warren y Betty Moulton Angeles, hace algunos meses, a la presentación de la película “Piernas de seda” (Silk Legs), de Madge Bellamy. A nuestra derecha, dos muchachas, entusiasmadiísimas, devoraban con ojos ávidos cada detalle de la acción. De pronto, una de ellas coge a su compañera del brazo y le dice en tono ansioso: — ¡Mira los calcetines cortos que nada más le llegan a los tobillos que tiene puestos Madge Bellamy! ¡Qué bonitos son! Mañana voy a comprarme un par. Madge Bellamy fué una de las primeras actrices de Hollywood en adoptar estos mmonisimos calce tines, que se han hecho hoy día tan generales que amenazan Causar una gran pérdida a los fabricantes de medias de seda, pérdida que será tan grande como la que causó la moda del pelo corto a los fabricantes de redes del pelo y de horquillas, y que introdujera Irene Castle hace algunos años. Más tarde, Anna O. Nilsson, con su pelo a lo muchacho en la cinta Ponjola, llevó la moda del pelo corto al último extremo. Clara Bow dió la norma al flapperism con su sombrerito puesto en la nuca, y el nunca olvidado Rodolfo Valentino introdujo entre los hombres la moda de los brazaletes. William Haines apareció por el Boulevard Hollywood, hace dos años, con” la típica gorra vascangada, que se ha hecho hoy día general entre la gente del cine. Hablando el otro día con Cecil B. de Mille sobre las lujosas tinas de baño con que asombró al público en sus primeras películas, de Mille nos dijo en tono bonachón: — ¿Se acuerdan ustedes de la crítica zumbona con que me regalaron todos los críticos del cine por el lujo de mis tinas de baño? Pues, hoy día las encuentran ustedes en las casas ricas tal como yo las puse en mis películas: fastuosas tinas, murallas cubiertas de azulejos de mármol, entradas en arcos elegantes, to con su Página diecisiete Fantasías y Novedades de las Estrellas | De cómo los más pequeños detalles en el vestir y obrar de las estrellas pasan a ser moda dos los detalles que yo puse y que hoy día los fabricantes de artículos de tocador han imitado. Ganosa de llamar la atención de algún modo novedoso, Gloria Swanson se presentó una noche en el Cocoanut Grove del Hotel Ambassador con la cara cubierta de polvos amarillos, la misma clase que usan las actrices bajo las potentes luces del escenario. Los polvos amarillos se hicieron de moda de la noche a la mañana. : | El gran inconveniente de estos polvos es que las muchachitas cursis, que tienen que ir de un lado para otro en el tranvía o en el subterráneo, quisieron también imitar a Gloria Swanson, sin darse cuenta de que el polvo amarillo, que se ve tan hermoso a la luz artificial y cuando la mujer está ataviada en una elegante creación de noche, resulta desastroso en plena luz del día y entre gente de la clase pobre. Los fabricantes de polvo amarillo vieron inmediatamente la cosecha que habían de hacer, y lanzaron al mercado centenares de miles de cajas. Pero la moda murió tan repentinamente como nació, y hoy día puede una entrar en cualquiera perfumería y encontrar, marcadas a un dólar, esas cajas de polvo que antes se vendían a cinco dólares. Caminando por los talleres de Uni (Va a la página setenta y una) Tendidas en los marcos de las ventanas y en los divanes se ven las muñecas de seda, que están en boga en las casas de Hollywood. Clara Bow en su salita.