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Página cincuenta
Ramón Novarro, Trovador y Viajero
El retraido y soñador actor descorre 'el velo en que ha envuelto hasta ahora su alm
E 625 O fuí a ver a Europa, y noa ES ya A que Europa me viera a mí.
Por eso, Ramón, en
arís, en Berlín, en Roma
y en otras meteonalis y
a (SU ANA ciudades europeas andaba con grandes
gafas negras y un bigotillo. En Madrid, una casa de auto
móviles había preparado un último modelo para que me llevara a Palacio a ser presentado a los reyes. Supieron que yo había estado allí a los tres días de mi partida.
Ignorado, no tuvo Ramón la molestia de ser curioseado como animal raro, como fenómeno de carpa de circo, por las multitudes, que han matado a los ídolos y a los dioses y ahora veneran a las “estrellas” del cine y a los campeones del pugilato.
plausos, recibimientos magnos, ¿para qué? . .. si no los merezco.
Ramón descubre el secreto de su retraimiento, la causa de que esté tan encerrado en sí mismo.
Se comprende su inteligente . modestia; él es el primer inconforme de su actuación y su más severo crítico. Otra vez había dicho: “Cuando uno se ve en la pantalla y se encuentra más mal, acontece que al público le agrada; en verdad, el público es fácil, muy o
El joven mexicano, que a tal altura se encuentra en Hollywood, no desprecia al público ni le saca la vuelta con altivez. Esos halagos, esa popularidad universal, las aceptará de frente el día en que considere haber llegado a realizar una obra estética, moderna, original, purificada, superior.
Y ese día no está lejano para el público, aunque ya llegó para un grupo de amigos. Es en su Teatro Intimo, como trovador e intérprete de exquisitas canciones.
ko o*k o *
Ramón ambicionaba desde hacía tiempo unas vacaciones en las que pudiera ir al Viejo Mundo con los suyos, muy en privado. La M. G. M. le adeudaba vacaciones de tres años, y, así, en éste de 1928 disfrutó de tres meses, los de primavera, que supo aprovechar sabiamente.
Tenía hondos deseos de conocer bien la fisonomía de Paris, que en otra
Por Agustin Aragón Leiva
ocasión le pareció poco amable y anticuada. Quería cumplir con un anhelo sentimental, imperioso: volver a ver a
dos de sus hermanas, que han tomado el habito y hace tiempo se dedican, en las Canarias y en España, a una vida ejemplar de sacrificio, aliviando las dolencias
El tenis es uno de los deportes favoritos de Ramón Novarro.
de innúmeros enfermos y atendiendo a la tragedia incurable de leprosos y locos.
Ramón en pocas ocasiones deja ver el relicario de sus emociones; pero ahora descubre la mayor de su viaje, la imborrable: el encuentro con sus hermanas religiosas, que con acciones, van camino de la santidad.
— Mis hermanas están felices, porque son sinceras, porque están con su alma en ese camino. Antes, un ratón las asustaba, las ponía en delirio; hoy, se enfrentan con los locos, con tranquilidad y con
amor. A una de ellas una loca sel quedó mirando una vez y le dijo: y ki h has dejado tu casa, y a tu madre, y la? comodidades, y la alegría, por veni | aqui? . ... JPues tú... tó. la loca!
Después de ese pasaje tan tierno dey vida, que se verificó en Mad Ran estuvo en muchas par viendo cuanto hay de intere te en lo histórico y en lo moderj | de la vida de Europa. Alemania le parece adelant lisima en conciertos y en téct lc
gigantesco en muchos órde lamenta que el Teatro se cuentre ahí, en cuanto a téc de presentación, lo mismo hace medio siglo. Y París, cada, llena de sutiles enca jovialisima. Ahora pudo en ángulos dispersos, mientras € en otros viajes, de trabajo “Ben-Hur” y para “El ára no la vió sino desde la presu inquietud de ser lo que son más de los artistas de individuos que tienen empeñad sus horas a los magnates que (+ mo añejos titiriteros juegan Com la muñequería cinelándica. Roma, centro para peregrií ciones a tantisima ciudad histórca. Dominante, la impresión de Asís, donde vive sobre los siglo el alma pura del pobrecito divino San Francisco. Suiza, con sus lagos y sus tf diciones, no podía faltar er itinerario de Ramón. No atreve a significar en palabras $U impresiones de ese país; y con gesto expresivo manifiesta 101 gratísimo de ellas. Peregrinó por el Rin, y su mM fué de felicidad. Europa, resantísima para quien com ya es tan familiar con la vidad los Estados Unidos y ha agotado $ SOrpresas. | Heidelberg y “El principe estudian No fué esta asociación la causa de Novarro fuese a la famosa ciudad ! versitaria. Se preocupa nulamenté todo lo que a él se refiera, y si tol verdadera y excelente cerveza en legit: mas tabernas estudiantiles, no fué para p comparar con las impresiones cinegráft| , cas de su película melancólica e ingeni ju Fué porque Heidelberg se le atravesó tl (Va a la página cincuenta y cuatro)