Cinelandia (December 1928)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

El último triunfo cinemático de Barry Norton, ha sido en la caracterización de galán en “Cariño que mata,” cuya cinta ha tenido muy buena recepción en todas partes donde ha sido exhibida. E aquí que otro sudamericano se ha impuesto en Hollywood y lleva trazas de consagrarse definitivamente en el mundo de la cinematografía. Nos referimos a Barry Norton, el muchachito tímido y enfermo que en “El Precio de la Gloria” rinde su vida en los campos de batalla de Francia, mientras los espectadores más curtidos tosen, tratando en vano de ocultar la emoción que los embarga al presenciar en la pantalla, al verdadero héroe anónimo que muere en la gran carnicería de 1914, soñando en mil cosas bellas que jamás verá realizadas en su vida. Ludwig Berger, el eminente director alemán, acaba, en efecto, de designar a Barry Norton para actuar de galán joven al lado del incomparable Jannings en su próxima gran producción que está filmando ahora en Hollywood; y en estos momentos en que su talento se ve una vez más confirmado, justo es que demos a conocer ante el público que no cesa de aplaudirle, al joven actor sudamericano. Barry Norton es argentino. Nació hace veinte y un años en Belgrano, el aristocrático “faubourg” bonaerense, vástago de una respetable familia de descendencia francesa, vinculada honrosamente a la historia de la República del Plata. Estaba destinado a ser “doctor,'”” de acuerdo con las tradiciones familiares; y sus primeros años se desenvolvieron en la misma atmósfera de tutores, emplastos porosos y medicinas contra la tos, que caracterizan el paso por la vida de tantos pobres niños ricos. .. . Horacio > Maestanza Barry Norton, empero, nació artista, bohemio y luchador. A los quince años lo probó concluyentemente al abandonar el hogar paterno para ir a refugiarse en las Sierras de Córdoba, donde durante dos años se ganó el sustento haciendo de “sroom” de un hotel de veraneo, mientras que en los ratos perdidos, su afición a la pintura, le llevaba a tratar de reflejar en el lienzo la majestuosa y multicolor belleza de los Andes australes. FUE en Córdoba donde concibió el proyecto que más tarde habría de llevar a la práctica, y que le llevaría a la consagración de su temple de artista. Rodolfo Valentino habia muerto. La prensa se preguntaba quién sería su sucesor, y Barry Norton. se propuso conquistarse el trono vacante. Sin pérdida de tiempo se trasladó a Buenos Aires, y en llegando a la gran metrópoli del Sur, hizo acto de presencia en la redacción de “Crítica,” el popular diario argentino, y encarándose con el jefe de la página cinematográfica le planteó simple y llanamente su proyecto: —Quiero que me ayuden a ir a la California, a trabajar en el cinematógrafo. ¡Tengo la seguridad de llegar a triunfar, y les ofrezco esta oportunidad de “descubrir” al nuevo Rodolfo Valentino! Una solemne carcajada resonó en toda la Redacción; los comentarios irónicos comenzaron a brotar de todos los labios y hubo quien propuso que la ceremonia de la coronación de Barry Norton, como rey de los actores cinematográficos sudamericanos, se llevara a efecto “ipso facto,” sobre el terreno y de manera . . . contundente. El muchacho, sin embargo, se mantuvo en sus trece; logró (Va a la página 53)