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Estrellas de Metro-Goldwyn-Mayer
Donde hay refinamiento y cultura all esta Stacomb
ELLA E INQUIETANTE
es Alice Terry, gallardo y varonil Ramón Novarro. ¡Observad sus cabezas! Ella luce una corona rubia como oro líquido. El muestra un cabello negro y brillante, como una cuenta de fino azabache. ¡Son los rasgos característicos de sus refinadas personalidades!
Imaginémonos ahora: en ella, un voluminoso moño estofado con postizos y difícilmente sostenido con infinidad de horquillas, peines y cintajos; en él, pelo revuelto, mustio, reseco, descolorido. ¡Horror!
Stacomb es para usted, señora; para su esposo, para sus hijos. Las buenas farmacias y perfumerías venden Stacomb en forma de crema o líquido.
prelo y úselo.
y y 9 000.
CONSERVA PEINADO EL CABELLO
El cabello terso, brillante y bien aliñado, signo inconfundible de refinamiento y cultura, implica necesariamente el uso de Stacomb, la crema opalina. El peine o el cepillo deciden donde ha de colocarse el pelo, y Stacomb lo mantiene allí fijo e inalterable durante todo el día. No como el agua, que al evaporarse lo deja mustio y pajizo; no como las pomadas y cosméticos que le dan el repulsivo aspecto de algo “engrudado.”
Stacomb, además, vigoriza las raíces del cabello y lo mantiene sano y terso.
Cóm
[DOLORES DEL RIO, en medio de los triunfos de sus últimas producciones importantes, “Resurrección,” “Ramona,” “Venganza” ha tenido el desagrado de ver exhibirse una cinta que ella hizo, mucho antes que todas aquellas, y que la casa Fox no se atrevió a exhibir en aquel entonces considerándola demasiado pobre como interpretación, cuando la famosa mexicana era una principianta. La cinta se llamó, al filmarse, “El honor de su mujer,” y ahora, más firme el prestigio de Dolores del Río, se le ha puesto en el mercado como “la última obra de ella,” con el título de “No Other Woman.” En los países hispánicos ha sido presentada con el nombre de “Vendida” o “El tálamo roto.” El día que Dolores del Río fué a verla en un teatro de Los Angeles, prefirió salir después del segundo rollo, para no sufrir una AMATgura. . 2 Cuando John Barrymore filmó “Tempestad” encaneció como si diez años le hubiesen caído encima. Tenía el dinero listo para hacerlo, pero no encontraba un director apropiado. Ensayó tres, y ninguno aceptó la dirección, pues que Barrymore exigía detalles especiales y tenia ideas propias que a su vez no aceptaban los directores. Por último eligió una leading-lady, Dorothy Sebastian, pero cuando iban dos semanas de filmación la empresa Metro-GoldwynMayer exigió la devolución de esa muchacha, que había sido “arrendada” por ellos, y John Barrymore debió detener su cinta y comenzar de nuevo, cuatro meses después, una vez que llegó de Europa Camila Horn.
El sistema de los “arriendos” de actores y actrices, que parece tener ciertas reminiscencias con las antiguas costumbres negreras, es también motivo de amarguras. El productor llama a uno de sus “astros” bajo contrato y le dá la noticia :
—El taller “X” lo ha arrendado para que actúe en la película tal que están filmando. Puede Ud. presentarse allí desde mañana.
Y allá va, el actor o actriz, a un ambiente desconocido, a filmar un rol que deberá hacer, cuadre o nó a su temperamento, con director y compañeros que pueden resultarle muy simpáticos o muy desagradables. . . . Ganará siempre la misma suma semanal estipulada en su contrato, mientras el productor que lo “arrendó” cobrará una buena diferencia a su favor. Ahora la Asociación de Productores que dirige Mr. Will H. Hays, ha obtenido un acuerdo para que el estudio que arriende a un actor, pague solamente lo estipulado en el contrato con dicho intérprete. Pero como para siete virtudes hay siete vicios, ahora los contratos se hacen por una suma falsa, más alta, para el caso de estos arriendos. . . .
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