Cinelandia (January 1929)

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A que aspira a ser considerada como bella, sólo porque tiene una cara bonita, está sumamente equivocada. Rostro oval perfecto, ojos grandes, luminosos, y cercados de rizadas pestañas, cuello de cisne, labios como estuches de grana para las perlas de los dientes; todo esto, no hace a una mujer hermosa. Cuando pienso en la belleza de una mujer, inmediatamente formo una imagen mental en la que el rostro no aparece como algo en sí, sino como parte de un todo, que es la personalidad del individuo. Estoy convencida de que hay una virtud interior que hace más por la belleza que cualquier aspecto físico. Tal virtud es lo que da la gracia. Diré primero una cosa muy sabida: la mujer bonita que solo piensa en su hermosura y está frente a su espejo todo el día, acaba por encerrar su alma dentro de la pequeñez que engendra el estar siempre pensando en uno mismo. De ahí que haya tanta mujer bonita y a la vez tonta. 32 Cuarto artículo de nuestras colaboraciones especiales por grandes figuras del cinema; Janet Gaynor, la exquisita y joven actriz, hace unas sugestiones llenas de buen juicio. Janet Gaynor apareció en el cielo estelar de Hollywood en “Séptimo Cielo,” e inmediatamente se auguró que pronto sería estrella de primera magnitud. Más tarde apareció en “El Angel de la Calle” y ahora aparecera como estrella en el rol de protagonista de la obra “Christina” de la Fox. h ones se producía la película “Cuatro diablos,” dirigida por ese genio cinemático, F. W. Murnau, yo tuve que hacer un ejercicio enorme, por figurar como artista de circo. Trapecios, barra, anillos, cuerda floja. Jamás me he sentido tan equilibrada, tan ecuánime, como entonces, por el estado a que me conducía el esfuerzo físico. Y Mr. Murnau, ha dicho que aparezco en “Cuatro diablos” como en ninguna otra película. De ahí que yo exclamé: vida física, mucha vida física; y desde entonces tengo un itinerario bien fijado para mi vida diaria. No pensar en cosas desagradables y repulsivas; cuando éstas llegan a mi mente, las desecho, tratando de pensar en cosas gratas. Procurar tener la mente en paz, teniendo confianza en el futuro. La tristeza no es otra cosa que dudar del futuro. Y dudar del futuro es tener un complejo de inferioridad. No debe pensarse jamás en que uno es inferior. Cuando estoy entre la multitud, hago un esfuerzo para aparecer natural. “Tanto más que a mí no me parece que una estrella del film deba creerse un ser especial. Jamás me aterroriza lo que dicen los demás; creo que cada ser puede encontrar en la vida un nicho en el cual puede acomodarse, a pesar de otros. Esta creencia es la que me ha permitido tener éxito. No darle al espejo más importancia de la que realmente tiene. No leer novelas de crímenes ni libros sobre la fisología y psicología del amor. Estos últimos siempre acaban por in (Va a la página 72)