Cinelandia (March 1929)

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44 Caras Ulvidadas | cada uno, le convirtió, de trabajador de fábrica, en actor de fuerza en un circo. Y de allí le sacó un productor cinematográfico para que actuase en cintas de aventuras, dándole el extraño nombre de Eddie Polo. Eddie Polo pasó por la pantalla con el gesto grave, haciendo siempre roles de bueno, defendiendo a los débiles, mirando por los bordes de las puertas y los rincones de las calles para no ser sorprendido, mientras tras él una banda de malhechores vienen a matarle. Triunfó siempre, para alegría de los niños que pateaban de felicidad aplaudiendo a Eddie Polo mientras este despanzurraba, con rapidez cinematográfica, o diez o Quince rivales. a actor era muy malo: sólo sabía poner un gesto de sospecha husmeando el peligro, y otro de vanidad cuando, al final de cada rollo, la persona salvada le daba un apretón de manos de felicitación. Luego los productores pensaron que era mejor hacer héroe al débil, y que este triunfase debido a su astucia y no a su fuerza. Eddie Polo perdió su trabajo. Se fué a Berlín, hizo allí algunas cintas y después, decepciona (Viene de la página 11) do porque le pagaban poco y mal, se lanzó a la primera profesión de donde le sacase un productor: los circos. Por alli anda ahora haciendo números de fuerza, viajando por los pueblos de Alemania, recibiendo más aplausos con el recuerdo de sus glorias pasadas que con sus actuaciones de hoy, viejo y achacoso. Ruth Roland la rubia, con su gran cabeza ensortijada y sus dientes blancos saliéndosele en una risa eterna que era su principal atractivo, ha sido de las pocas actrices de cine que han sabido retirarse a tiempo. Ganó mucho, ganó tanto como todos sus compañeros de aque: llos años, pero no hubo en su casita ni “parties” costosos, ni cajones de whisky. Ahorró, y viendo como crecía Hollywood de día en día, adquirió terrenos en cantidades fabulosas. En cinco años la ciudad cinmesca se transformó, de modesta aldea, en metrópoli moderna, y Ruth Roland vendió a 200 dólares la yarda, terrenos que había comprado a 25 centavos. Hoy día es millonaria, posee una corporación cuyas actividades son la compra y venta de terrenos y propiedades, y no necesita trabajar en el cine. No hay fiesta ni aniversario de un estudio al que Ruth Roland no asista, como “reli Que fanático podrá reconocer en este haraposo al caballero y modelo de buen vestir, Gary Cooper, en esta escena de su actual producción “The Wolf Song” (El canto del Lobo) de Paramount. El impecable Gary en harapos aparece conversando con Sofía Ortega, una señora mexicana que abandonó su hogar en Jalisco para unirse a un circo. Pero de eso hace 38 años y ahora se encuentra actuando en un pequeño rol en esta cinta. —————— quia” del pasado, a pesar de que aún conserva, bien maquillada, cierto Aspecto hermoso y juvenil. “También, de ye en cuando, más por divertirse que por ganar dinero, ha filmado algún rol, QUIZAS para darse el gusto de decir que aun el cine | necesita de ella. Y así Ruth Roland hh pasado a ser en Hollywood MONUMEnto nacional, como los veteranos de las gue rras, pero con algunos aditamentos: Rut Roland, su automóvil color Crema, su es. poso Ben Bard que se casa, se divorcia y | se vuelve a casar con ella cada cierto tiempo, y hasta un perrito Crespo que Ruth lleva en sus brazos cuando esta divorciadas... | E escri BARA tuvo hermosos año; de fama, a raíz de haber mostrado desnudeces como nadie lo había hecho hasta entonces, en “Cleopatra.” Pero Theda Bara estaba muy lejos de ser real. mente hermosa, y su fama fué corta y desapareció. Hoy día es la esposa, buena | dueña de casa y mejor compañera, del director Charles Brabin. Sus actividades cinescas han terminado: sin embargo, no es raro ver a la famosa “Cleopatra” venir al decorado donde su esposo está dirigiendo, y pasarse largas horas del día viendo la filmación de escenas, quizás con el dolor interior de haber abandondo una carrera que le reportó fama y fortuna. Muchos nombres de actrices que tuvieron sus años de gloria han desapare cido por el camino matrimonial, cai siempre uniéndose a directores o a em: presarios. Ricos y poderosos estos, han tenido la delicadeza de retirar a sus es posas de la escena, quizás contra la voluntad de ellas mismas. Y han robado a la pantalla nombres que estaban, en el momento de su desaparición, en plena gloria. Así ha ocurrido con Enid Bennett cuya belleza apareció por última vez en “El halcón de los mares,” junto a Milton Sills. Por aquellos años el director Fred Niblo la hizo su esposa, y desde entonces la rubia actriz dejó la pantalla. Mabel Norman, la picaresca cómica á quien st deben tan ingeniosas interpretaciones, ts hoy día la: señora de Lew Cody, y e eterno don Juan de las películas amet canas ha exigido a su esposa de que aban: done el cine. Sin embargo, no hac muchos días tuvimos ocasión de ver 1 Mabel—que si no conserva su belleza posee por lo menos su misma viveza y SU alegría de expresión—filmando una prutba cinematográfica en los estudios de Metro-Goldwyn-Mayer. — ¿Volverá al (Va a la página 57)