Cinelandia (March 1929)

47 Vaqueros SIN VACAS esa doble personalidad será siempre un y “nónimo de fuerza y de destreza, a ap y astucia ladina y parda. E a es el caballero templario de do clima medio salvaje, mitad guerrero, con su ario y el corazón a prue este abigarra mitad pastor, alma en su alm ba de bombas. OR un camino polvoso, entre lomas peladas de vegetación, a la vera de un abismo imponente, va la diligencia. Chasquea el látigo el postillón montado a horcajadas en uno de los caballos del tiro. En lo alto de su sitio el cochero lanza de pronto un juramento vigoroso que hiela la sangre de los viajeros. Es que en un recodo ha divisado una nubecilla blancuzca que viene avanzando, en dirección al convoy. Apercíbense todos los varones a una lucha tal vez desigual. Uno monta en pelo una de las bestias y vuelve grupas hasta llegar a un fortín cercano. Pronto aquello se convierte en una tormenta de saetas, gritos como ahullidos de lobo, y nutrida descarga de fusilería. Por sobre el estruendo y la confusión, gritan alto los colores de las plumas con que adornan sus cabezas los indios de caras feroces, tan feroces quizá como el auriga y los acompañantes, osados y atrevidos exploradores de esta conquista tenaz y decidida de la tierra y sus riquezas. En el escenario de un teatro, empleando los artificios más ingenioso, con la técnica propia de las óperas y comedias, no hubiese sido nunca posible ni siquiera dar una pálida idea del cinematismo de estas escenas, de suyo reciamente movidas, y de un maravilloso aspecto para servir de fondo a acciones sugestivas y llenas de vida. Los cineastas comprendieron en seguida las posibilidades de un material inagotable por razón de su mismo simultaneísmo y su accionar por improvisaciones en cada caso, según las circunstancias. En esta vida del lejano oeste, el “far West” había una verdadera mina de argumentos truculentos, sabrosos, intensamente dramáticos y emocionantes, y completamente inéditos, por que estaban basados en algo vivo, en algo fuertemente real. El cinematógrafo era no solo el vehículo perfecto para dar a Conocer estas escenas, sino que estas escenas eran a su vez, el material más apropiado para un desarrollo amplio y completo de todas las posibilidades y argucias de su técnica, Surgió entonces la película de los “cowboys,” tan conocida de todos los públicos, y que ha hecho céle (Viene de la página 31) bres a tantos valerosos y simpáticos actores de la pantalla, avezados a esta vida de acción y de aventura. La película de “cowboys” es, además, una verdadera realización. En ella están vinculadas las máximas conquistas del arte de la pantalla: todo el dinamismo y la simultaneidad; todo lo inesperado, todo lo imprevisto, todo lo casi irreal —por demasiado rápido, por demasiado violento—sucede en ellas. Solo otra clase de películas podría tal vez parangonárseles: las películas de aventuras en series, que tan buena acogida tuvieron en una época, y que parecen volver a ser resucitadas en el favor del público. Pero no es solamente el choque con los indios el animador de esta escenografía gigantesca. Ciertas convulsiones políticas han aumentado el vasto territorio. Otra lucha se avecina; la lucha entre dos tendencias antagónicas, entre dos civilizaciones diferentes. Esta lucha habría sido aminorada, suavizada, en parte, tras la contienda armada vencedora, si los hombres de buena voluntad pudieran controlar todas las actividades de la grey humana, plagada de defectos, formada en su mayor parte de gente sin entrañas, apercibida a todo lo peor, que es la avanzada de su dominación en la nueva tierra. Pero ello no es así. La misma distancia entre los poblados, dificulta la extensión eficaz de la autoridad y el orden. Al amparo de esta deficiencia el desalmado truhan se apodera casi legalmente de lo ageno, y nace una nueva indigencia de los que antes eran los verdaderos dueños de la tierra. Descuido en una nueva titulación, ignorancia de edictos emanados del vencedor, son otras tantas causas o pretextos de despojo, y un esbirro sin corazón, con un vago signo de autoridad en forma de placa judicial o policiaca en el pecho, confirma la devastación y el enajenamiento. Ya tenemos el otro enemigo; el que busca en la encrucijada, la venganza del despojo, el ajusticiamiento el entuerto que se le ha causado, Envuelve su odio primitivo a toda una casta, sin distingos, por eso a veces descarga su ira contenida sobre inocente víctima y cobra entonces dimensiones de malvado, incomprendido de los blancos invasores. IENTRAS tanto el tiempo ha sanado heridas; ha restañado la sangre vertida. La tierra generosa en demasía; la tierra que no entiende de discriminaciones, y que es superior al con(Va a la página 64) Aquí aparece otro célebre “vaquero” y distinguido embajador de buena voluntad de Estados Unidos, muy conocido en los países de la América hispana pero cuyo nombre mencionaremos de todos modos. Will Rogers íti ió ió a do con el director el político de afición y actor de profesión, está conversan Richard Wallace, discutiendo la obra “The Texas Steer” (El toro texano) en que aparecerá el ilustre Will Rogers en su elemento.