Cinelandia (May 1929)

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CHARLAa HILL A y Dario Varona CHACOTEA obra de arte. Hasta hace apenas un año, el objetivo económico, la finalidad lucrativa privaba sobre toda idea de arte y de belleza y, naturalmente, condicionaba la cinta. Esta ansia de medro, no ha desaparecido ni desaparecerá nunca, pero se ha moderado y hecho más transigente, al extremo de que, actualmente, no es en absoluto incompatible con el deseo de elevar el nivel artístico del cine, que anima a muchos actores y directores. Desde hace ya dos años se viene notando este anhelo de renovación y enaltecimiento de la fotogenia, anhelo que ha dado como resultado una serie de excelentes películas que representan un gran paso de avance sobre todas las que habían precedido. Hace apenas dos años decíamos desde estas mismas columnas de CINELANDIA algo que hoy sería completamente injusto repetir. Entonces resumíamos la posición del cinematógrafo en relación con las otras artes, con estas palabras que hoy resultarían excesivas e inexactas: «RL cinematógrafo, a pesar de su prodigiosa carrera, sus innegables progresos y su brillante porvenir—justo es confesarlo—se mantiene todavía hoy en el rango de las artes útiles, en la categoría de entretenimiento genuinamente popular, adaptado al gusto de las masas y mancillado por el sórdido afán de lucro que lo condiciona. Hasta ahora no es más que una industria mercantilizada, en la cual toda finalidad o principio estético queda supeditado al objetivo económico. Toda película que se haga de espaldas al gusto del vulgo y con miras puramente artísticas, ya se sabe de antemano que es un fracaso financiero. Digalo, si no, el señor D. W. Griffith, el más grande de los directores norteamericanos, quien, tras muchos años de brillante labor, se encuentra aún pobre, precisamente por haberse empeñado en elevar el nivel artístico del cine, sin tener en cuenta que al paladar de las masas repugnan los manjares demasiado finos. Tal como hoy lo vemos / el cine queda reducido a un arte dramático en el que las emociones intelectivas y líricas, la riqueza de vida interior y el pensamiento, apenas si tienen representación por una incapacidad inherente al género en sí mismo. Lo que en él predomina es el dramatismo de la acción, el humor de las situaciones ridículas y el argumento o trama; todo lo cual lo asemeja enormemente a la dramaturgia. truculenta de un Lope o un Calderón, o a los fantásticos libros de caballerías, pero lo mantiene a regular distancia de lo que pudiéramos llamar un Arte Bella.” Esto, en mayo de 1927. ¡Cuánto camino andado en tan poco tiempo! Desde entonces han aparecido “El Circo,” “Amanecer,” « ., . Resurrección,” “El *camino de la carne,” « r . . es La última orden,” “El patriota”. “En la Vieja Arizona,” y otras muchas que el lector habrá visto comentadas con encomio desde estas mismas páginas y que no mencionamos, por no hacer la lista interminable. En todas (Va a la página 46) Arriba vemos a una actriz, veterana de la pantalla y casi retirada por completo, a quien el cine parlante vuelve a traer al cine. Alice Joyce tiene buena voz para el cine parlante y es por eso que está actuando ahora en “The Squall,” (La orrasca) de First National. Abajo, una £scena violenta de la obra “The Dummy” (El Sordomudo). 39