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CUENTOS
por Galo Pando
r
El comandante Kenneth Decker presentando a Bebe Daniels su nombramiento de coronel honorario en el regimiento 322 de la escuadra aérea del ejército de los Estados Unidos. Bebe acaba de filmar en los talleres R. K. O. la versión fílmica de la gran opereta neoyorquina “Rio Rita,” y su novio el conocido actor Ben Lyon, hábil piloto de aeroplanos, está instruyéndola en el difícil arte de volar.
satélites, con tan buena fortuna que nos tocó oir los comentarios del propio Chaplin, divertido con la indumentaria con que ha sido representado en la composición. El pseudo-artista autor de la broma se deshacía de satisfacción cada vez que el gran mimo abría la boca para decir una de esas cosas sin trascendencia que son los comentarios que dicen los grandes hom
bres, generalmente, cuando se les obliga a hablar en público, de improviso.
N los talleres de la Paramount se acaban de instalar líneas de ferrocarril en miniatura, que servirán para trasladar de un lugar a otro distante, dentro del mismo terreno, todas las bambalinas, muebles y demás impedimenta que se necesitan en la mise-en-scéne de una película cualquiera. Una serie de palancas de cambio permiten al operador del ierrocarrilito el desviar el convoy, por las calles que desee. or supuesto que la tracción usada es eléctrica, pero también se usarán tractores automóviles para el mismo objeto.
pau WHITEMAN, el rey del Jazz, ha estado aquí to
cando con su orquesta de diablos de la sincopación estriista, en el famoso café nocturno o cabaret llamado MontMartre, situado en el corazón de Hollywood. Carl Laemle, r., cabeza visible de la Universal, lo contrató para que hiciera una película sonora, con el título arriba mencionado, y que
servirj ; í 1 E viria de pretexto para un raudal de armonías y desarmonías in de siglo
dent
Arriba presentamos al Exmo. Sr. Maurice Chevalier, generalísimo de los ejércitos de mar y tierra del imperio fílmico cuyo nombre y situación se pierden en
la fantástica quimera de una mente cinelándica. ¡Y
qué general sería nuestro simpático Chevalier! Con
su sonrisa atractiva y esa simpatía que lo aparta de
la pléyade de sus contemporáneos, es muy probable
que sus enemigos capitularían sin resistencia, Este
es el uniforme que luce en su última cinta: “El desfile amoroso.”
Pero el caso es que ni Laemle ni el gordo Whiteman pudieron ponerse de acuerdo sobre el argumento que había de servir de canevá al torrente de la estruendosa música, y se han pasado semanas y semanas en que el célebre músico y sus subordinados han estado cobrando sueldos magnificos y que con otros gastos hacen un total de $350,000 y nada aún se ha hecho. Ahora Whiteman va a cumplir con un compromiso contraído anteriormente en algún otro lugar de esta tierra, pero Laemle esperará con toda paciencia y gran optimismo sobre lo que está invirtiendo, a que la murga modernista retorne a estos lares, donde los espera el escenario mayor y más atrevido en dibujo y color que se haya visto hasta hoy.
ON motivo de las películas sonoras, ha surgido un problema que antes no existía. En el curso de un diálogo o monólogo en que surjan chistes, y que el público los ría, es imposible detener el desarrollo de la cinta y esperar a que haya pasado el momento de hilaridad, para volver a coger el hilo de la trama, como se hace por los actores en la escena hablada. Esto se ha obviado inmediatamente, deteniendo la acción al (Va a la Página 69)