Cinelandia (December 1929)

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La ViDa Intima años, adorado por el sexo femenino y respetado ¡por el masculino; sin embargo, todavía no ha sido casado ni aún estado comprometido para casarse. Debe haber algo, un secreto, un algo .... Aquel día, a pesar de que la expresión de sus ojos delataba su buen humor y disposición para contestar a mis preguntas, mi entrevista no tuvo mucho éxito; su chauffeur, un irlandés alto, delgado, y con una nariz descomunal, vino a interrumpir diciendo que a Richard lo llamaban urgentemente para discutir sobre el argumento de una película. No pude disimular mi contrariedad lo que seguramente movió a Richard a compadecerse de mí. UENO.... ¿le gusta montar a caballo?— me preguntó después de refexionar un rato y yo me S ERO si yo no +] p tengo vida pri vada! — me dijo Richard Dix al adi vinar el objeto de mi entrevista y presintiendo una lluvia de preguntas tontas e indiscretas a que generalmente someten los apresuré a confesarle que es mi deporte favorito. —Bien, entonces venga a mi rancho en el valle de San Fernando, el sábado por la tarde, reporters a las estrellas cimematográficas, pero sus ojos brillaron muy expresivos, lo que me hizo suponer que se disponía a ES satisfacer mi curiosidad y la de sus admiradores los lectores de (CINELANDIA. Estábamos sentados en su bungalow (estilo de chalet californiano), en los talleres RKO, a los que se ha trasladado después de terminar su trabajo en los talleres Paramount y yo tenía el honor de ser la primera persona que lo visitaba en su nuevo departamento. Como toda mujer curiosa, no me olvidé de echar un vistazo a mi rededor; los muebles no son muy elaborados sino de un estilo muy sencillo que armonizan con el estilo de la casita; de colores vivos en tonos de rojo, azul y amarillo combinados de tal modo que dan un efecto de sencillez y buen gusto. En realidad, es todo lo que él necesita, pues esa casa no es el lugar de su residencia pero a las estrellas les conviene tener en el taller un departapor mento para descansar, vestirse, pintarse, etc., mientras están trabajando en sus películas. Los acordes de la canción “El amante vagabundo” se dejaban oir en la pequeña victrola portátil que tenía abierta sobre una mesa. Esta música hizo mi entrada muy alegre y no pude menos que imaginarme a Richard como el amante vagabundo en persona. Nuestro héroe ha sido estrella' cinematográfica por un lapso de ocho y lo que su curiosidad femenina no discurra preguntarme de mi vida privada yo se lo contaré. Esta es la razón por la cual mi amiga Molly y yo nos encontramos el siguiente sábado por Sally O'Neill en varias poses íntimas con su perro y sus muñecos, 32