Cinelandia (December 1929)

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¿Puedo ser El Sr. Borcosque contesta a muchos lectores y lectoras que escriben de seando saber los requisitos necesarios para alcanzar el estrellato. varles a la gloria y la fortuna. Es pues tema de mucha importancia para nuestras lectorcitas y para los jóvenes lectores que sentados en las butacas de los cinematógrafos no saben si admirar o envidiar a la estrella o al galán que aparece en la pantalla, el explicar, tan ampliamente como sea posible, el verdadero Arriba: Hal Skelly y Fay Wray en “Detrás del Maquillaje” de Paramount. Centro: Greta Garbo y Lew Ayres en una obra aun sin título de Metro-GoldwynMayer. Abajo: Charles King y Bessie Love en “Road Show” de MetroGoldwyn-Mayer. UCHAS veces h: desde que CiNEÉ LANDIA se abrió rápido camino entre los aficionados cinematográficos de todos los países de habla española, hemos recibido preguntas cuyo número ha ido creciendo mes a mes, que podrian condensarse en la frase que nos sirve de titulo. Cientos y miles de muchachitas y de jóvenes, ya sea de Buenos Aires o de la Ciudad de México, de Santiago de Chile, de la Habana, o de cualquier ciudad de la vieja España, nos preguntan lo mismo bajo las más diversas formas. Algunas, simplemente, quieren saber la lista de requisitos que los talleres exigirian a una desconocida para darle un rol cinesco; otras nos hacen ingénua lista de sus atractivos físicos y su preparación o su temperamento artístico ; aquellos nos hablan de su parecido con determinado astro de la pantalla, y muchos otros u otras preguntan, con mayor timidez, cómo y por qué la estrella o el astro tal o cual entraron a la carrera cinesca; pensando que quizás en la divulgación de esas causas :encontrarán ellas y ellos el secreto que también podría lle 36 camino para ser estrellas, que aunque no haya sido el mismo para todos, tiene en la totalidad de los casos, puntos de contacto y que es— aunque sea duro el decirlo —absolutamente diverso a lo que creen o suponen la mayoría de las personas que efi el mundo entero aspiran a dedicarse a la carrera cinematográfica. De todas partes del mundo han venido a Hollywood, durante los últimos diez o quince años, miles y miles de gentes de todas las edades, todos los tipos y las razas, a tratar de abrirse paso en el cine. Unos ayudados por sus familias que les envian durante meses, con duro sacrificio de los padres, una renta mensual para sostenerse; otros trayendo ahorros que se hacen humo en las primeras semanas de vida aquí, y muchos más con unos pocos dólares, dispuestos a ganar su sustento y a pelear su existencia hasta el día lejano del triunfo definitivo. Todos han desembarcado en Hollywood ya sea de barcos o de trenes, de automóviles y de autobuses—¡ y miles a Pit también !—llenos de ilusiones, comparándose IM teriormente con determi nado astro de la pantalla, preguntándose con ingenur dad por qué no han 0€ triunfar ellos cuya nariz €S más perfecta que lo fuera la de Valentino o cuy% ojos son más grandes que los de Lilian Gish. : Una curiosa estadística hemos. realizado pacientemente: nos. ha dado un resultado qU que