Cinelandia (December 1929)

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En opinión de la señorita Harris, Chaplin es absolutamente incapaz de hacer feliz a una mujer. Y esto no por malo —en ninguno de los artículos se encontrará una sóla acusación contra su ex-esposo. Lo que convierte a este clown en un pésimo candidato para la vida hogareña, es su propio temperamento reconcentrado en sí mismo, esquivo y huraño a veces hasta dar en lo monomaníaco; su hiperestesiada sensibilidad; sus que lo impelen a huir de todo contacto humano y a pasarse los días aún las noches vagando solo por las montañas. Cuando sufre estos ataques de spleen y de hastío de la vida, lo único que logra distraerle es la soledad y la música (Chaplin es un excelente artista en el violín, en el piano y el órgano, y posee una magnífica voz de bajo). Dice Mildred que muchas noches llegaba su esposo a casa y sin que hubiera mediado ningún altercado o disgusto previo, se sentaba en un rincón sin besarla ni saludarla siquiera, y allí permanecía ensimismado e inmóvil como una estatua durante muchas horas sin que nada lograra distraerle de su íntima tortura. Por último, cuando murió el unigénito hijo que el matrimonio había tenido y que constituía el único lazo que los mantenía unidos, ambos cónyuges acordaron separarse amistosamente, sin ruido ni escándalo. Y aunque el niño había muerto, Charlie, al consumarse el divorcio, hizo un magnífico regalo de cien mil dólares a la que dejaba de ser su cara media naranja. Mildred se ha vuelto a casar no sé si una o dos veces más y Charlie imitó su ejemplo, aunque con menos fortuna que la primera vez. La historia de las segundas nupcias de Chaplin es mejor conocida y resultó mucho más escandalosa que la primera, gracias a la esposa y a sus abogados que lo hicieron todo al son de bombo y platillo, metiendo el mayor ruido posible. Fué un repugnante espectáculo, en que la demandante y sus familiares y abogados, apelaron a todos los medios que pudieron para apoderarse de los millones de su esposo. Chaplin, asqueado, dió amplios poderes a sus abogados de Los Angeles y se refugió en New York y hasta allí lo persiguió el escándalo formado por los litigantes contrarios. La demandante pretendía millones de dólares de indemnización y la custodia exclusiva de los dos niños por quienes Chaplin se desvivía. Las pretensiones eran absurdas, pues la suma pedida excedía con mucho al total de la fortuna de Chaplin. Sin embargo, gracias al sentimentalismo trasnochado que predomina en las decisiones judiciales de este país en casos de divorcio, Lita Grey, obtuvo una suculenta suma de dinero como indemnización y la custodia alternada de los niños con sendas pensiones para atender a su educación. La pérdida de sus hijos fué causa de una aguda crisis para Chaplin de la que excentricidades extravagantes . aún no se ha repuesto completamente. Lita Grey ha vuelto a trabajar en el cinematógrafo y aunque no es una actriz notable sigue explotando el nombre de su ex-esposo al extremo de ser la única estrella cinemática que usa para el objeto de publicidad, su nombre de casada. Chaplin no ha vuelto a reincidir, pero dado su temperamento, y a pesar de la dura experiencia última, no nos sorprendería verle de nuevo embarcado en la nave matrimonial el día menos pensado. Gran amigo de Chaplin y digno colega suyo como actor, es John Barrymore, también veterano en lides matrimoniales, Tras un ensayo con resultado negativo, y apenas consumado el divorcio, ha maridado en segundas nupcias con la que fué su dama joven en varias cintas y hoy constituye la estrella femenina más importante de Warner Brothers: Dolores Costello. Muchos parecen augurarle una muy corta duración a este idilio, no obstante el carácter dulce y muy femenino de Dolores, que parece predisponerla a la rutina y simplicidad doméstica. ¿Razón de este pesimismo, pues? El temperamento de Barrymore, que como el de todo artista genuino, lo condena a ser un pésimo marido. George Bancroft, una de las estrellas que más rápida carrera han hecho, y figura capital de Paramount, está casado con Octavia Broske, actriz de segundo o tercer orden en el teatro norteamericano. Viven la mayor parte del tiempo a miles de leguas de distancia el uno del otro y, esto es ya casi una garantía de que el matrimonio perdurará. Como los marinos de todas partes del mundo que no ven a su respectiva “costillita” mas que de San Juan a Corpus y por muy corto tiempo, así la pareja que nos ocupa renueva su luna de miel una vez por año y no corre el peligro de conocerse recíprocamente ni de desilusionarse. Vilma Banky, la suculenta rubia húngara, maridó hace unos dos años aproximadamente con el buen actor Rod La Rocque. Ambos pertenecen a la pantalla y hacen su primer ensayo matrimonial. Hasta ahora parecen congeniar muy bien y según todos los que los conocen y visitan se llevan admirablemente. Parece ser un matrimonio predestinado a perdurar. Richard Barthelmess que en la vida real es el mismo hombre sano, honrado y Simpático que encarna en la ficción de la pantalla siempre, ha tenido poca fortuna hasta ahora en sus aventuras amorosas. El, que por sus excelentes virtudes domésticas estaba llamado a ser un marido modelo, se divorció de su primera “esposa, Mary Hay, también artista cinematográfica, según se rumora, por voluntad de ella. Miss Hay se casó de nuevo, tan pronto como la ley se lo permitió, con el comerciante irlandés que según el indicado rumor la cortejaba ya antes de divorciarse. Richard una Ve disuelto su primer matrimonio estuvo a punto de casarse con una muchacha que aspiraba a trabajar en el cine, pero ella lo dejó plantado porque según decía, el matrimonio malograría su carrera artística. Después temiendo que el arte volviera a interferir con su felicidad doméstica, resolvió casarse con una dama divorciada, la señora Jessica Sargent, perteneciente a la alta socieda neoyorquina, y hasta el presente parecen llevarse bien. Gloria Swanson y Mae Murray antes 0 ingresar en la nobleza europea más 0 nos auténtica—porque lo mismo el marquesa de la primera que el principado de segunda vienen siendo objeto de da sátiras más o menos intencionadas desde hace tiempo—habían conocido los sinsaboró de la vida marital mal avenida y el ra de libertarse de ella. Hoy Gloria s