Cinelandia (February 1930)

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Arriba, una escena entre madre e hija en la cinta, “Sus propios deseos” con Norma Shearer, y abajo, Lowell Sherman, elegantísi.mo en su traje de emperador de Austria en la cinta “General Crack” de Warner Brothers. A MARSELLESA, Universal, con John Boles y Laura La Plante, dirección del Dr. Paul Fejos. Un telefonazo nos pone en actividad: desde los estudios de Universal nos anuncian que ese día se filmará la escena más grande y el set de mayores dimensiones usado hasta la fecha en película alguna. Y media hora después vamos rodando apresuradamente en nuestro coche, por el paso de Cahuenga, hacia la ciudad Universal, a fin de llegar a tiempo para presenciar la interesante escena. Los enormes estudios de Universal parecían repletos aquel día. Una muchedumbre de extras cruzaban las puertas de las oficinas de llamados, yendo a buscar sus cheques de entrada para dirigirse a los departamentos de vestuario a colocarse el traje correspondiente. Ya dentro del estudio, otros, vestidos y con su pintura amarilla, dirigianse en autobuses de la empresa hacia el sitio de filmación. Reinaba una actividad inusitada: electricistas, operadores llevando sus enormes cámaras en carros especiales; el personal del departamento del make-up yendo hacia el set para “retocar” y revisar allí a cada extra. Fuimos cruzando primero los enormes stages herméticos, y en seguida los grandes decorados exteriores de Universal, que están construídos sobre un largo camino carretero que va serpenteando entre los cerros del valle de San Fernando. Y 40 Macro; EFLECTORES por Vicente Arteaga O1OS llegamos por fin al sitio en que se filmaría |; gran escena. No menos de veinte enormes tiendas de cam paña habíanse levantado alli para los diversa grupos de intérpretes u operarios, como ql también una gran cocina ambulante para ser el almuerzo. Allí supimos algunos detalles in teresantes. La escena a filmarse representaba el moment. en que la muchedumbre de descamisados par sienses derrota a las fuerzas reales en la plazo leta que existe frente a la Catedral de Notr Dame, significando ese hecho el triunfo del revolución. Los estudios de Universal habían ll. mado para esa escena, a más de los intérprete principales, a seis mil extras que hallábanse vest: dos de soldados, y de pueblo. Cada uno de esto extras ganaba un mínimum de cinco dólares; un máximum de diez, de modo que sólo ese detal costaba a la empresa 37,500 dólares. Veinte. y sel cámaras iban a filmar la escena, subiendo a 110 el ne mero de operadores y ayudantes ocupados de la part fotográfica. El director Fejos tenía bajo sus órdens un personal de dieciocho asistentes para que diesen ls: órdenes en diversos sectores del set. El departamento de grabación de las voces ocupaba ese día cuarenta] cinco personas, y además estaban en la escena, entr electricistas, tramoyistas, gentes de los departamento. de vestuario, make-up, pelucas, etc. más o menos una ciento sesenta personas más. L set era de dimensiones monstruosas: una enorme vial pública cuyo frente principal era la Catedral de Notre: Dame, verdadera reliquia de la historia de Hollywood qu aún se conserva desde los tiempos de “El Jorobado de Notre Dame,” la inolvidable película de Lon Chaney. A sus cost: dos y a su frente, cerrando la plaza, habíanse construido callejuelas estrechas y retorcidas del viejo París, con su balcones pintorescos. Todos los accesos a la plaza estaban atestados de montones de muebles, sofaes y colchones for mando barricadas para la defensa, y había a espaldas del sé una tienda destinada a arsenal donde cada extra recibía W arma revolucionaria: rifles, pistolas, sables, hachas y palos. A las once de la mañana la muchedumbre estaba lista y tl sus puestos. En aquel instante el director Fejos, acompañad. de sus ayudantes, decidía iniciar los ensayos, dirigiéndose 1 una altísima torre, construída por sobre el edificio de la cate dral, donde habrían de colocarse las cámaras principales paí (Va a la página 68)