Cinelandia (October 1930)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

Manuel, Eugenio se encontraba ya en el coche. , ; —Es preciso que se la atienda con el mayor cuidado—dijo el médico a José Manuel. —Por esa parte vaya usted tranquilo, doctor—respondió el artista—. Todo corre de mi cuenta; incluso los gastos que origine la curación. : Suplicó luego a Eugenio que se encargara de ordenar las recetas. 3 Partió el coche. Á pocas cuadras apeóse Eugenio y entró en una farmacia. Minutos después dejaba al médico en su consultorio. Regresó a la farmacia. Tras una breve espera recogió los medicamentos y a una imprudente velocidad tornó a la casa de la amada. José Manuel lo esperaba en la puerta, poseida de viva nerviosidad. Dominando su emoción, inquirió Eugenio por el estado de la enferma. —Sigue lo mismo — manifestó José Manuel—, Mucho me temo que no le podamos dar la medicina. Vinieron horas de verdadera angustia. Ya entrada la noche, Rebeca se quedó dormida junto al lecho de la joven, que seguía inconsciente. José Manuel se cabeceaba de lo lindo en la sala. —Duerme—sugirióle Eugenio—. Anoche no pegaste los ojos. José Manuel no contestó, pero unos ins“tantes después dormía. profundamente. Eugenio, observando a la joven al través de la cortina de la puerta, se sintió subyugado por una atracción irresistible. Maquinalmente se levantó de su asiento y, de puntillas, como un malhechor, entró tímidamente en la alcoba. Su corazón latía con violencia suma. De pie, conteniendo la respiración, permaneció largo rato, contemplando la fascinadora imagen de la amada dormida. ¡Qué divina palidez había en su semblante! ¡Diríase que el dolor había acentuado la soberana esplendidez de su hermosura! Larguísimos instantes permaneció el joven a la vera del lecho, con las pupilas clavadas en los rasgados ojos de la enferma, que parecía dormir el inefable sueño de la muerte. Contra la creencia del facultativo, el estado de Isabel empeoró durante las cuarentiocho horas que sucedieron a los funerales de don Pedro. Hacia el cuarto día tuvo un ligero cambio que llenó de esperanza a los que la rodeaban; pero no fué sino en la mañana del noveno cuando la claridad de la razón rasgó en forma definitiva el denso velo que cubría su Mente. Al abrir los párpados con adorable levedad, las niñas de sus ojos posáronse intetrogantes sobre las cosas y los seres que llenaan la estancia. os hombres estaban a la vera del lecho. ras de ellos, Rebeca permanecía de pie. e Manuel. —musitaron los labios e la enferma. HSÍ, amiga mía, soy José Manuel. Y el señor es el médico que te ha estado atendien0. Te viste muy enferma, Isabel; pero ya Pasó todo. ¿No es así, doctor? Efectivamente. Lo que ahora hace falta es el auxilio de la voluntad. Todos callaron. La luz fué haciéndose paulatinamente en el cerebro de la enferma y aJ0 al cabo a sus ojos, transmutada en el Mtido diamante de una lágrima. —iPadre mío! . .. Atlor, Isabel, valor! . . . —murmuró “el artista con dulzura—. Tu pobre padre no sue ya los amargos rigores de esta vida. ¿Qué Esperanzas podía alimentar? ¡La muerle es a veces una bendición! Isabel estalló en hondos sollozos. José Matel prosiguió: : 2 Ú eres una muchaha razonable y juiciode Pronto encontrarás la resignación que nro Mecesitas. Ahora es menester que te DS OCUpes por ti, por tu salud, por tu juvenque propiamente ne lo ha sido—; es ¡NÍMENTO ÉS -| EX e) IET: : 3 103 SLOAN Millones de botellas se usan anualmente y en casi todos los' países del mundo para Z aliviar toda clase de dolores. Excelente para reumatismo, dolor de espalda o cintura, Contusiones, congestión, torceduras y todo dolor muscular. La primera aplicación calma el dolor. No requiere fricciones. LINIMENTO SLOAN MATA DOLORES The Hotel Chancellor Todas las piezas dan a la calle y tienen su baño particular. Servicio de garage. Situado en la esquina de las calles Siete y Berendo, a una cuadra del Hotel Ambassador, y rodeado de hermosas residencias y casas de departamentos, el Hotel Chancellor goza de la envidiable reputación de ser el rendez-vous de la gente de buen gusto. Su servicio es irreprochable. Aunque el proceso no es secreto, es muy difícil de igualar. Es la determinación de satisfacer a nuestros huéspedes, que durante varios años nos ha producido admirables resultados. Si desea Ud. lo mejor de lo mejor, al precio que Ud. gustará pagar, se encontrará satisfecho del Hotel Chancellor. Escriba pidiendo detalles. 3191 West Seventh Street Los Angeles, California No dejen de leer CINELANDIA La revista del cine más popular