Cinelandia (November 1930)

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labios un sello categórico definitivo que determinaban una superioridad manifiesta que inclinaba al que la oía a un acatamiento pasivo y admirativo a la vez. Su ilustración era más bien empírica, no obedecía a ningún plan de conocimientos ordenado y lógico, pero su enérgica voluntad y una clara inteligencia intuitiva suplían con mucho otras cualidades. Era innegable además, que poseía el don de la adaptación del medio ambiente y como fuera que le hubiese tocado actuar siempre en esferas elevadas, de refinamiento y de lujo, en el desempeño de su papel de mundana, había sabido asimilarse todo aquello que convenía a sus ambiciones materiales de placer y de riqueza. Conocedora de la psicología de los hombres, que aman y desean aquello que les es negado o difícil, se rodeaba de una atmósfera de misterio y reserva que la hacía más interesante y codiciada a los ojos de ellos. Era esa la táctica empleada en su vida de vampiresa y que le había dado resultados satisfactorios en las diferentes ocasiones en -que la pusiera en práctica. ¡Qué de raro pues, que el mozo ingenuo cayera en las redes fatales de tan peligrosa mujer! E N la salita íntima que Reguera consiguiera amoblar cómoda y muellemente como un trasunto de aquella otra que hizo famosa entre la gente alegre de Hollywood con sus escándalos y aventuras amorosas, pasaba en íntimo coloquio la pareja. : La luz tamizada de las lámparas que inundaba el recinto de una claridad ambarina, comunicaba al ambiente una cierta calidez sensual y cómplice que languidecía los ánimos y exaltaba los sentidos. Allí reinaba ampliamente la belleza trastornadora y esplendorosa de ella, hecha para ser admirada en toda su magnificencia en esa clase de santuarios tibios y pecaminosos, más que a plena luz . ... . — Chiquillo — le decía riendo locamente — te aseguro que me gustas más de lo que yo misma me imaginaba. Eres un uiño, un verdadero bebé; muy lindo pero un poquito fierecilla. Dime, ¿se acostumbra allá en tu tierra amar así a. ¡como te diria! . . . asi un poco salvaje, como tu sabes amar? El sonreía orgulloso, ebrio de g0z0. —¡Nunca hubiera imaginado que fuera posible vivir un sueño tan hermoso! . . . . La besaba con deleite, embebecido en la contemplación de su espléndida hermosura. Ella solía quedarse a veces con los ojos largo tiempo cerrados, como extenuada, o bien con la mirada ausente y vaga, perdida en una leJania inalcanzable para él. Era esta una actitud habitual en ella. Un día la sorprendió clavándose una inyección de morfina que llevaba en el bolso de mano. El quiso impedirlo: — ¿Qué haces, querida, no ves que esto es la muerte? Ella sonrió con languidez y rechazándolo suavemente, le musitó febril: —¡Qué sabes tú de esas cosas, tontin, esto es la vida, la verdadera vidal ¡Si tú supieras! . . . . ¡Pero tú no sabes nada! ¿verdad esta solución al concurso de “aves de paso”, por la srta. marta durán b., de santiago de chile, recibe el premio de $50. ofrecido por esta Trémulo de ansiedad y de zozobra se acercó a la puerta que comunicaba ambas habitaciones desde donde podía ver lo que ocurría en la alcoba contigua, iluminada plenamente. chiquitin mío? Eres encantador en tu ingenuidad, ¡te adoro! — Y le tomó la cabeza con ambas manos, besándole con entusiasmo ardoroso. Así transcurría el tiempo sin que ellos se apercibieran, abstraídos en su mútua ilusión amorosa. revista. OS días le parecían a Julio de una prolongación inaguantable. A veces el director hacía repetir dos o tres veces una misma escena y esto conseguía ponerle de un humor irritado. Los compañeros le embromaban por esto: —Julio no ve las horas de regresar; se conoce que ya no puede vivir sin su “frigorífico”. Estas y otras frases burlonas se veía obligado a soportar sin que le fuese dado abofetear al imprudente que las pronunciaba. Su plan de venganza elabo-: rado pacientemente en las largas horas de insomnio. no le permitia alterarse; al contrario, aparentaba indiferencia y. hasta hacía coro a las risas de los demás, aunque el furor le consumía por dentro. Por fin llegó el día en que se terminaron todas las escenas a plena naturaleza, y el director ordenó disponer todo para el regreso a fin de no retardar más. las escenas de “interiores” que se tomarían en los sets del estudio. Ese día, la compañía celebró una fiesta nocturna, a orillas de la playa. Hacia un tiempo admirable y la noche se presentó magnífica y joyante, semejando el cielo una ¡inmensa turquesa constelada de diamantes. : Sentíase casi calor en la isla, y los comparsas y estelares, en traje de baño, jugueteaban, en alegre promiscuidad, chapoteando y corriendo por entre las mansas olas que iban a reventar entre las rocas de la orilla. NA victrola dejó oir la cadencia quejumbrosa y. plena. de nostalgia, de una canción hawaiana que en la tibieza: de la noche agreste y ante el misterio de la naturaleza augusta, tenía un encanto irresistible. FR Se bailó y se bebió en. exceso. A media noche las parejas se veian botadas por todas partes, entre las rocas o junto a las carpas. Así terminaba aquella bacanal a pleno aire libre. Sólo Julio permanecía triste y aislado, tascando el freno de su tragedia interior. Alicia, que estuvo un momento charlándole de cosas indiferentes, se había aburrido de la obstinada terquedad y mutismo de su compañero y lo había dejado plantado para reunirse a otro más alegre y bullicioso. El pensaba como de costumbre en “ella” y en su engaño,' y en lo bobo que había sido. ¡Ah, pero afortunadamente al otro día partiría! Había llegado el 'momento de liquidar sus cuentas: ¡ Y pensar que él la había respetado. considerándola una criatura de una pureza inaccesible! ¡Qué idiota! Involuntariamente se clavó las uñas con furia en las palmas de sus manos; el dolor le volvió a la realidad. Se encaminó hacia el campamento, esquivando los encuentros y esforzándose por conténer la impaciencia que lo dominaba.