Cinelandia (November 1930)

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A no quería más que un pie para intimar un oco. Y si no, oigámosla : —Fugenio . . . ¡Su nombre sí que es muy bonito! Posiblemente lo dijo a guisa de cumplido; pero Eugenio estuvo a punto de sufrir un soponcio. Atragantóse por completo y sólo logró producir un extraño sonido gutural. Pero Isabel fué solícita en su auxilio: —¿Qué estudia usted tanto . Eugenio que se le ve tan poco? Yo? Pues verá usted . ¡muchas cosas! —¿Literatura? ¿Música? ¿Inglés? —Eso ... ; eso más que nada... —Sé que tiene usted mucha vocación para el cine—murmuró Isabel, quien, mujer al fin, habíase repuesto ya de la emoción sufrida. —¿Vocación? ... Algo ...si... ; ahora que . . . usted sabe cuán difícil es llegar a triunfar. —¡Vaya si lo sé! Tengo la experiencia de varios años de fracasos ... AAIsún día . . . Isabel . . . ¡Usted sí puede llegar a triunfar! —Así me lo han dicho tantos . .. y ya ve ated—murmuró escéptica la joven—: ¿Qué esperanzas hay? ¡Sigo siendo una extra sin colocación! Usted, en cambio, en. menos tiempo ha sido más afortunado. —No lo crea usted. —Sé que el otro día hizo una partecita al lado de Novarro. —Es ciertc; pero desde entonces he vuelto a trabajar sólo dos veces, y las dos como extra, —Pero ahora con los toquis tendrá usted dónde lucirse. José Manuel me ha dicho que habla usted muy bien inglés y que tiene una magnífica voz de tenor. —José Manuel ha exagerado—repuso Eugenio, rojo como la grana. —¿Le han dado alguna esperanza? —Esperanzas .. . sí: usted sabe que en el cine todos vivimos de esperanzas. —Y su ánimo .... ¿está bien? —Creo yo que sí. —¿Ninguna pena? Eugenio se estremeció. pausa dijo quedamente: —¿Penas? ... Todos las tenemos. —Es verdad, pero unos más que otros. Yo, por ejemplo... —Sus penas, Isabel .. . pasarán pronto... —Qué sabe usted .... —¡Apostaría. a que mis penas son mayores que las suyas! —Según sea quien juzgue . . . —observó lsabel—, Hay penas de varias clases. ¡Cuántas veces una alegría es una pena! —Con igual derecho—hizo notar Eugenio —podríamos decir que algunas penas son alegres, —Eso es más novedoso—dijo Isabel, risueña, y dijo bien, —Hay penas que alegran una vida . —pronunció el galán. —¿Por ejemplo ... ? —Digamos . « . las penas del amor. ¡Qué romántico! ¿En qué novela de Carolina Invernizio había leído Eugenio semeJjante vulgaridad? ¿Vulgaridad? Lo será para nosotros, mas no lo fué para Isabel, cuya mirada se cruzó con la del mancebo en el vértice de una palabra: AMOR. , ¿Ha conocido usted alguna de esas?— inquirió ella curiosa. —Pudiera ser .. —¿Muy honda? —Como el mar. —¿Duradera ? —Como la eternidad. —¿Es usted poeta? —De médico, poeta y loco . . valientemente el muchacho. —Es verdad—concluyó Isabel—: todos tehemos un poco. —¿Usted también? Luego de una . —murmuró Valiosísimo en los Deportes N todas las actividades violentas que producen fatiga o cansancio muscular, el uso del Linimento de Sloan trae una reac 67 ción inmediata. Además ayuda siempre a evitar congestiones y resfríos. Su uso se recomienda para antes y después de todo esfuerzo físico. Aplíquese sin fricciones. No mancha la ropa. IINIMENTO e SLOAN MATA DOLORES ¿Quién diría que en otros tiempos me desfiguraba EL VELLO SUPERFLUO: Ahora ha desaparecido ya para siempre. Al verme ahora con mi cutis claro, terso, perfecto nadie diría que estaba obligada en otros tiempos a velarme la cara para esconder el vello y los odiosos pelos superfluos que libre y abundantemente crecían. Durante muchos años fué para mí la vida una tortura. Como joven esposa de un oficial destacado en la India, pasé humillantes vergúenzas y sufrí agonías mortales. Tenía bigotes muy visibles y casi la barba entera. De nada me sirvieron cuantos remedios empleé para extirparlos; ni aun la electrolisis, tan cara y dolorosa, surtió efectos; unos dias de alivio y pare usted de contar. El horrible vello brotaba más vigoroso que nunca en mi cara y en mi cuerpo. Luego, casi en un dia, desaparecieron las nubes, y mi horizonte se iluminó. Salvó mi marido la vida a un soldado indostán que, agradecido, le confió el secreto que celosamente guarda su religión, y que les da a sus mujeres los medios para librarse hasta de los rastros de vello y pelo superfluo. Con la deseperación en el alma lo probé yo también, y desde aquel dia, y han pasado ya muchos años, ni por asomo me he vuelto a ver un pelo superfluo. Durante muchos meses me miraba atentamente todos los dias, sin atreverme a esperar en el milagro; afortunadamente, era una realidad; me había librado para siempre de tan horrible deformidad, y me había convertido en otra mujer. Desde entonces he comunicado a muchas señoras mi experiencia, y nunca ha fallado ese remedio secreto. En todos los casos, por graves que fuesen, ha sido una liberación y ha devuelto la paz y la alegría, Si también usted sufre, permítame que la ayude. Le contaré lo mucho que he sufrido y le descubriré el secreto que me ha salvado. Lo haré con mucho gusto, gratuitamente, si me manda usted el adjunto cupón o una copia del mismo, con su numbre y dirección. Dígame también si es casada o soltera, y envíe un sello do 40 centavos para los gastos de correo. A O A A Me mandará usted este CUPON GRATUITO o y apellidos y ! l copia del mismo, con su nombre dirección de su domicilio, uniendo un sello de 40 centavos. Señora Hudson: Sírvase mandarme instrucciones detailadas e informes gratuitos para la extirpación ¡ del vello y pelo superfluo. l Señas: FREDERICA HUDSON (Desp. 32-M), ¡ núm. 9, Old Cavendish Street, LONDRES, W. LI, 1 (Inglaterra). A A AS A A E O NOTA IMPORTANTE — La señora Hudson pertenece a una familia de la alta sociedad, y es la viuda de un distinguido oficial del Ejército inglés. Puede usted, por consiguiente, escribirle con entera confianza.