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En los sets cinematográficos de Hollywood todo es posible. Aquí vemos en el interior de un inmenso “stage,” una escena callejera de la cinta “Su hombre” que actualmente se filma en los talleres de Pathé. A la derecha podemos ver una escena a bordo de un vapor— en el interior de un set—<que aparece en la obra “Way for a sailor” de M-G-M con John Gilbert en el rol de estrella.
LLA por el año de 1890 un grupo
de ilusos reuníase en una casa de
la calle Nassau, en Nueva York, no lejos del callejón Maiden, y por lo tanto cerca de la famosa Wall Street, la arteria de los capitalistas millonarios. Un repórter de un diario neoyorkino, un ex-jefe de bomberos de la ciudad de Kansas y un dueño de plantaciones de una provincia del sur, eran los visionarios que ofrecían por primer vez en el mundo, a un grupo de hombres de dinero, una exhibición cinematográfica primitiva, una demostración de “sombras que se movían”. Esos tres hombres se llamaban
Blackton, Hale y Latham.
NS CONSIGUIERON aquella vez el interés de los hombres adinerados. Consideraron éstos la demostración como un juego que no llegaría a interesar a las masas. Pero aquellos no desesperaron, y muy pronto se habían unido a ellos una docena de entusiastas, todos gente de recursos escasos. Sin embargo pudieron organizar los primeros estudios por medio de cuotas personales, ofreciendo uno su casa, otro los muebles, y aquel el dinero para fabricar películas. Otros fueron directores, actores y hasta operarios. Fué así como surgieron las primeras empresas cinematográficas con' los nombres de Biograph, Kalem, Essanay, Eclair, Bison, Vitagraph, Keystone y tantas otras más. El negocio fué en aumento con rapidez fantástica y nuevos nombres se agregaron a los
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Un jefe de una tienda de trapos de Wisconsin, llamado Carl Laemmle, pasó a hacer películas, y un fabricante de anteojos, de nombre Lubin, convirtióse en productor tam
productores.
bién. Muy pronto se agregaron nombres hoy famosos: Lasky, Zukor, Fox, Goldfish—que ahora se llama Goldwyn— Loew, Selznick, Warner, etc., etc.
Pero los banqueros no se interesaban todavía. Algunos hombres de dinero pusieron sus fortunas en la industria; unos la duplicaron y otros quedaron en la miseria. La industria tuvo momentos magníficos. Harry E. Aitken que había fundado la Mutual hízose millonario y abandonó las películas para transformarse en banquero neoyorquino. Pero llegó 1914 y la guerra y comenzó la primera crisis peliculera. Los pequeños estudios desaparecieron: los fundadores fracasaron, y sólo Fox, Lasky, Famous Players (Paramount), Universal, World, y Selznick se levantaron. Biograph, Mutual, Edison, y Vitagraph quebraron ruidosamente. Y entonces, por prr mera vez en la historia del cine, los banqueros neoyorquinos metieron su nariz en los estudios. J. P. Morgan “se inte