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SÍ como se acostumbra suscitar una semana de aviación, en la cual toman parte, en arriesgados equilibrios los más célebres conductores de aviones; así como hay una semana del niño, en que se celebran exposiciones de higiene infantil; se premia al infante más gordo y bien dado; y se anuncia tal o cual marca de leche condensada o avena llevada a la enésima potencia de infalibilidad dietetica; así, como todas las semanas de mayor o menor fama, hemos tenido, en Los Angeles, la bienaventurada dicha de tener una “semana gratuita de Clara Bow”.
No crea el lector ingenuo que se trata de una estratagema de publicidad de las muchas a que acuden los propagandistas oficiales de las estrellas. Esta vez las circunstancias que rodean al suceso son verdaderas; y hemos tenido, en esa semana memorable, una prodigalidad satisfactoria e inesperada de hechos y de secretos, relacionados todos con esa bulliciosa e inquietante muchacha, que tantos adoradores tiene.
lanzada en su contra por la estrella. Fué el quien motivó que la primera plana de tod los periódicos estuviera diariamente llena (' copiosa y truculenta información sobre la vih azarosa y despreocupada de Clara Bow. Hi ella quien ha revelado hechos y debilidad intimas de la actriz, que nunca debieron hs berse echado a los cuatro vientos de la mal dicencia.
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ERO ante el embate de los cargos de rol
de sumas que alcanzan latotalidad de $16,000, dólares; así como de abuso de ( fianza, la bella rubia, que hace poco gozó del! confianza de Clara no ha titubeado en contr sus intimidades, para regocijo de los que seal mentan de estas cosas de escándalo.
biera robado nada. Al parecer sus funcion no eran sólo de secretaria—según confem= sino que se extendían a algo más sustanciW y privado. En efecto, era una verdad amiga y confidente; y logró ganarse absoluta gracia de la divette, con la qu
iba a todas partes y de cuyos secretos] flaquezas El y hasta participaba. Cuenta la secretaria que ella solía t18
r llevar a Clara en un modesto Fordji
que un día la estrella le dijo que se a gaba a andar más en dicho vehículo l propio de su posición. —Toma doy mk dólares del banco—añadió—y compra auto decente. > Ni corta ni perezosa la ex-secrelt compró un coche exquisito y como set tendía que era un regalo de su ami puso el mismo a su nombre. Igual cosa aconteció con un abrigW' pieles, que ha salido a relucir en el pl
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Esta traviesa chiquilla caracteriza; fuera y dentro de la pantalla, tipo de niña moderna, inquieta Y febril cuya vida es una sucesión de locas aventuras. En su último film “Sin límites,” Clara vive en la pantalla un trozo de su vida alegre y venturosa.