Cinelandia (April 1931)

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SON NOTICIAS DE PRIMERA PLANA Lo compró por instrucciones de la actriz, eso. k Por el estilo son casi todas las cosas. De modo es iencia cierta si la actriz en reali| ue no se sabe a ciencia i dad fué robada, en virtud de la excesiva confianza 5 SANCH EZ epositara en su ex-secretaria; o si ésta privó dn e tiempo en el afecto y en la confianza ESCOBAR de ella, y de pronto surgió un disgusto entre ambas, con el resultado de que Clara Bow acusara , su ex-empleada de abuso de confianza y de A . . . : Aquí vemos a Clara en varias sustracción paulatina de dinero, sin su consentiq C : poses que revelan su carácter miento. alegre y despreocupado. La vemos en una escena de su film “La esL CASO es algo obscuro, a pesar de que la cuadra en el puerto” en la que cada marinero es un aspirante a Daisy De Voe haya sido condenada por el judos Iavalbea dano pesos. rado popular que oyó las declaraciones y supo todas las circunstancias de este litigio. De todos modos, de este escándalo ha salido una víctima, y no poco lodo ha salpicado el nombre de la Bow, que ya andaba en el entredicho. La Bow lloró en algunas sesiones ante el tribunal. La secretarila sostuvo con firmeza sus puntos de vista y la veracidad de sus relatos. Y por ambos datos de preciosa psicología nos damos cuenta de que después de todo no ha habido en realidad dolo de parte de nadie, y que ambas criaturas son juguete de un destino superior a toda moralidad y compostura. Clara es en sí un torbellino. Se puede decir que no conoce la moralidad. No es tampoco inmoral en su conducta privada. El viento no es inmoral, el rayo tampoco, los truenos tampoco. Y Clara es todo eso reunido. Es una tempestad. Y las tempestades son “amorales”. Luego Clara es “amoral”. Esto es tan claro como su propio mombre, que es lo más diáfano que quizá tenga. . UE importa que nos hayan E contado—al señor Juez William C. Doran, de larga prosapia curial y a nosotros los curiosos ávidos de nuevas impresiones—cómo es la estrella en Zapatillas, acabada de levantar, con el cabello rojo en desorden, y en los ojos la huella de una noche toledana ? ¿Qué importa que cambie de novio como de casaca, o mejor dicho de camisa? ¿Y qué más nos da que tenga amistad íntima con Baco y con Sileno el de los pies capriformes, en cuyo honor libe y sacrifique sus mejores lozanías noche a noche? Sobre todas estas realidades triunfarán sus espléndidos veinte y cinco años de hermoso animal hembra, arquetipo del flaperismo yanqui, irguiente, retador y alegre, mientras en la sombra de las ciudades del mundo una teoría enorme de niñas cloróticas contemplan su arro(wa ala página 26)