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estrellas más famosas del cine, 1, vida pública de las estrellas Ñ propicia para la maledicencia , simplemente para el chisme, Ly mentideros en Hollywood son los cent más divertidos, más curiosos, porque sien pre estarán llenos de individuos que cuchi chean las nuevas más truculentas, más sy tanciosas, de que se pueda nutrir el afán malsa de los ociosos especuladores del “hecho ajeno”.
Sin embargo esta costumbre de “comadrear” y, es privativa de esta ciudad. La encontramos py doquiera, y por doquiera hemos de ver reflejado como y miraje, el encanto y la mentira de Hollywood.
“Dicen que . . .. ” oirase cada minuto, a poco que y forme un corro de personas en cualquier casa, O apart miento de la ciudad del celuloide. Al conjuro de esa frase q; apertura todos aprestarán los oídos y su atención se tenderá com un fino arco, un arco que fuera a disparar una flecha certera; un blanco imaginado.
Este blanco es el actor o la y triz famosos.
Aparte las mil inconvenienci que revolotean alrededor de top; persona famosa, no dejándola y. zar de las ventajas de esa mism fama adquirida a veces tras d una vida de privaciones y sinsabo. res, las hablillas, los chismes, qu se bordan sobre ella, son una di las cosas más insoportables que un pueda imaginarse.
Los murmuradores se apoderan de un nombre tan pronto como é; te ha estado apareciendo en gran: des cartelones. Ya no le dejarán Los chismes, los decires, se repro
Dorothy Jordan ha ido ganando terreno paso a paso en las lides artísticas de Hollywood y hoy ocupa un puesto de honor en la pantalla. Lily Damita vuelve a la pantalla, a hablar en inglés, en “The woman between”, de RKO. Kitty Kelly (una debu: tante) consuela a Mary Astor en esta escena de '““White Shoulders”, también de RXKO.
ALAS o nó, lo cierto es que
andan sueltas campando por
sus respetos en Hollywood. No se dan punto de reposo. Han de moverse como ardillas día y noche. Y, por supuesto, no dejarán en paz a sus dueños. Pero como se mueven por voluntad y con beneplácito de éstos resulta que los dueños son los únicos responsables de las intrigas, rumores, calumnias, falsedades, fantasias, que son su pan cotidiano.
En efecto, las malas lenguas se alimentan del escándalo. Sin un bocado de escándalo no podrían medrar, ni existir siquiera. Inventan la historia escandalosa, le dan vueltas, la adoban a su gusto, y después la saborean epicúreamente. Las lenguas se refocilan en sus propias creaciones. Y de tal modo llega a constituir una costumbre favorita este continuo hablar y hablar, sobre todas las cosas más absurdas, que las malas lenguas se mueren de sed el día en que amanecen sin tener en perspectiva ninguna noticia o rumor, más o menos sensacional, sobre el que bordar el canevá de su charla inacabable.
Hollywood está lleno de malas lenguas. Es natural que asi sea desde el momento en que Hollywood es la sede principal do se asientan los tronos de las
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