We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.
Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.
H ASTA los más acérrimos partidarios
| | | |
PUBLICADA EN HOLLYWOOD
SEPTIEMBRE, 1931
CINELANDICAS
y defensores del cine hablado em
piezan a confesar sus dudas acerca de la seudo superioridad de éste sobre el cine silencioso.
La situación crítica por que atraviesa el cine hablado en la actualidad parece indicar muy claramente que los vaticinios de Chaplin y otros defensores del cine mudo van cumpliéndose aún más definitivamente de lo que ellos profetizaron. Aún descontando la pésima situación pecuniaria porque atraviesa no sólo Estados Unidos sino el mundo entero, no puede negarse que existe una apatía por parte del público pagano que casi pudiera calificarse en términos de una huelga general que amenaza el futuro de la industria cinematográfica.
Tal apatía en proporciones tan generales, pues, puede solamente achacarse a una hartura de este entretenimiento que por su misma forma y naturaleza ha dejado ultimamente de cumplir su misión de entretener y por consiguiente de atraer al público a los teatros a gastarse sus centavos.
Cabe poca duda ya de que el cine al adquirir voz ha perdido el encanto seductor de su silencio que atrajo a multitudes de hombres, mujeres y niños de todas razas a soñar sueños que su existencia prosaica de burguéses o de obreros les negaba en la vida real. Bien se puede decir que al sentarse en sus butacas a atisbar, como por el agujero de una cerradura, otras vidas y otros lugares encantados, se despojaban de sus propias personalidades para identificarse con tal o cual artista cuyas cualidades y hazañas personificaban el ideal del ser que subconscientemente todos están seguros hubieran sido si las Circunstancias los hubieran favorecido.
P
JUAN J.
Director
UN HOMBRECITO insignificante le gustaba ir a ver a un Nils Asther, alto y de gallarda presencia haciéndole e amor a Greta Garbo e imaginarse que el actor y él eran ne misma persona. Pero si tal hombrecito oyera a Nils ablando un inglés chapurrado con acento sueco, jamás podía Identificarse con él, pues el sonido de la voz destruiría la dio que el silencio antes creaba y el soñador dejaría de para convertirse en simple esnectador y por ende crítico acerdo de la actuación del actor Nils Asther. A, puede decirse de una joven colegiala o hija de He 2 o por edicto paternal en el hogar o la obrera An AInsipida la llevaba al cine a identificarse con Greta a artista favorita a quien creía parecerse. : dada y media Su vida se transformaba en un aventura Pe e aún más tarde venía a endulzar las horas proel u existencia con ensueños arrobadores. Pero esa personita oye a Greta Garbo o a Norma Shearer con
una voz y un lenguaje que en nada se parecen a los suyos propios y la ilusión deja de formarse, convirtiéndola en simple espectadora, consciente de la personalidad de la artista. Y por mucho que ella admire esta personalidad y su talento como actriz, la atracción que sobre ella ejercia como su otra yo, su doble personalidad en la región de los sueños, deja de realizarse ante el brutal verismo de un aparato que por su misma perfección en vez de arrullarla como antes en una fantasía extática, la mantiene en un estado de observación impersonal e indiferente.
El cine sonoro nos trajo la película mu
or MORENO _sical y cantada, que por algún tiempo vino
a deleitarnos y a convencer a mucha gente de que la adición del sonido era una innovación altamente valiosa y superaba en todos conceptos a la pantalla silenciosa. Gracias a la nueva invención podían las masas populares de todos los países, por una suma insignificante, oir las mejores orquestas del mundo y las voces más famosas de la ópera y el género chico, que hasta entonces había sido privilegio exclusivo de las grandes metrópolis mundiales.
OS si grande fué el entusiasmo con que el público recibió esta nueva forma de diversión, tan repentino fué más tarde su aburrimiento e indiferencia hacia esta clase de espectáculos después de una temporada más o menos larga de operetas y zarzuelas cinemáticas.
¿La causa? Bien podía atribuirse a las razones expuestas en los párrafos anteriores. Es decir, que la voz de Lawrence Tibetts y la de Jeanette McDonald nos deleitaba, pero no podíamos, bajo ningún concepto, imaginarnos en su lugar. Admiramos sus voces magníficas y sus personalidades simpáticas, pero la antigua ilusión no tenía cabida en espectáculos de esta clase.
En otro campo en que el sonido vino a darnos algo nuevo, sensaciones nunca antes experimentadas, fué en el de películas guerreras. Uno de los éxitos más sonados en este sentido fue el de la inolvidable película, “En el frente occidental”. El verismo aplastante con que nos presentaron el fragor y estruendo de la batalla; el realismo brutal que nos vino a dar una nueva concepción de los horrores de la guerra mundial, nos dejó una impresión que perdurará toda la vida. Sufrimos por los pobres soldados a quienes el destino empleaba como carne de cañón y cuando el último de ellos, el protagonista, Lew Ayres, murió ante nuestros ojos, ya apenas nos quedaban lágrimas. Pero ni por un momento pudimos colocarnos en su lugar. Lo admiramos como héroe que, resignado con su suerte, sabía morir con la sonrisa en los labios; lo admiramos como artista, por su magnifica interpreta. (va ala página 71)
Ñ