Cinelandia (January 1932)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

46 Achaques Comunes Desaparecen con el Tratamiento Salino L estreñimiento, los dolores de cabeza, la autointoxicación, el mal color, el reumatismo, la indigestión y los catarros son siete achaques comunes que traen enferma a media humanidad. Pero pueden desaparecer mediante el tratamiento salino con Sal Hepática. Con Sal Hepática puede seguirse, a domicilio, el tratamiento que distinguidas personas de todo el mundo han ido a buscar, durante años, a Wiesbaden, Vichy, Carlsbad y otros famosos balnearios europeos. Sal Hepática es el eficaz y práctico substituto de esos famosos manantiales del Viejo Mundo. Actúa en forma sencilla y natural, haciendo desaparecer muchos achaques al barrer con las impurezas acumuladas en el intestino. Libra al organismo de la contaminación consiguiente a la retención de esas impurezas. Da nueva vida y nuevo vigot: ¡nuevo encanto! Sal Hepática es grata de tomar y benigna en sus efectos. Consulte Ud. con su médico y compre un frasco de Sal Hepática hoy mismo. Hepática casarse con Harold cuando éste se encontraba en el hospital. Le decía fervorosamente lo mucho que lo amaba . . . y que deseaba el privilegio de convertirse en su esposa para cuidar de él. También se dijo algo así como de que sus carreras artísticas no importaban. Ahora nada importaba, sólo la salud de Harold. Pero éste es un verdadero caballero y no iba a casarse con una joven cuando él no estaba seguro de si volvería a poder caminar o nó. Y se negó rotundamente a la ceremonia. Bebe le rogaba, lloraba, discutía, y se enfurecía; pero todo era en vano. Nunca se celebró la boda. Y cuando Harold pudo ya levantarse, el cariño se había entibiado. Por mucho tiempo fué Bebe la alegría de las floristas y los joyeros. Los jóvenes la llenaban de regalos. La rodeaban como las abejas a una flor. Hubo rumores de compromisos matrimoniales con algunos de ellos. Y una vez estuvo realmente comprometida con Jack Pickford. Sin saberse el porqué, el cariño entre los dos cesó repentinamente. También recuerdo que Charles Paddock, el famoso atleta que filmó en la película de Bebe, “Swim, Girl, Swim,” estuvo a punto de ser el afortunado mortal que la llevara al altar. Pero también este noviazgo no terminó con repiqueteo de campanas. Y luego Bebe conoció a Ben Lyon—el que a su vez estuvo perdidamente enamorado de Marilyn Miller, la que luego se casó con el antiguo amor de Bebe, Jack Pickford. Todo muy complicado, pero con resultados satisfactorios, cuando menos en lo que concierne a Ben y a Bebe. Yo estuve en su boda, que fué una ceremonia brillante. Bebe era una novia exquisita y Ben se veía más simpático que nunca. Todo personaje de importancia estaba presente—y algunas personas, como yo, que no eran tan notables—pero Harold Lloyd se hizo notable por su ausencia. ¿Fué acaso mera coincidencia el que Harold estuviera en Honolulu ese mes de mayo, mes de la boda de Bebe? Harold se había casado con Mildred Davis pero hay muchos que asegu ran que nunca olvidará por completu a * Bebe. Y cuando Bebe trajo al mundo, el pasado mes de septiembre, una hermosa nena, Bárbara, Harold estaba en el hospital— y hacía una figura tan preocupada y nerviosa casi como el mismo Ben. Todo mundo esperaba que Janet Gaynor llegaría a ser la que acompañara a Charlie Farrell al pie del altar. Por todas partes se oía: “Estos dos muchachos no podían haber actuado las escenas amorosas de “Seven Heaven” del modo como lo hicieron, si no hubieran estado enamorados locamente uno del otro.” Y a decir verdad, estaban entonces en las primeras etapas del amor—en esperas del amor. Janet no niega que hubo algo de romance entre los dos. Pero no llegó a encenderse en llama porque, como usted ve, Janet estaba comprometida en ese entonces con un joven escritor dramático de Los Angeles, Herbert Moulton. Este había ayudado, más que ningún otro escritor, a “hacer” a Janet. Ella se sentaba a esperar a Moulton en las oficinas del periódico, una figurita quieta y reposada, y lo esperaba sin soñar en la fama que el Destino tenía en reserva para ella. Una vez fueron hasta los escalones del Juzgado de lo Civil con intenciones de pedir el permiso necesario para contraer matrimonio. Janet se arrepintió a última hora. Parece que su noviazgo naufragó la noche del Premiere de “Seven Heaven.” Herbert comprendió que Janet estaba predestinada a subir las alturas de la fama, y que un esposo, en esos momentos, sería para Janet no una ayuda, sino un impedimento. Además, allí estaba de por medio Charlie. Y es mi propia opinión que en varias ocasiones estuvieron a punto de repicar las campanas de boda para Janet y Charlie, pero siempre sucedía algo que lo impedía. Luego siguieron los casamientos a última hora, Nunca supieron de esos momentos de arro. bamiento y felicidad por los que pasa la juventud enamorada. O será que su matrimonio no fué sagrado para ellos solos, sino que andaba en la lengua de todo mundo, Sea como fuere, los dos se casaron cuando menos lo esperábamos—cada uno por sy lado. Janet se convirtió en la señora de Lydell Peck, y Charlie tomó. por esposa a Virginia Valli. Otro caso: A pesar de la poderosa oposición de una familia adinerada y de influencia, Joan Crawford estuvo a punto de convertirse en la señora de Michael Cudahy, Ahora no le gusta a Joan hablar sobre el incidente. Dudo que la Joan de hoy pudiera enamorarse de una persona como el joven Cudahy. Pero no hay duda que la Joan de otros tiempos se moría de pasión por él. El era un compañero de diversiones digno de envidia—millonario, con yachts, automóviles de carrera, aeroplanos, etc. Y Joan se desvivía por gozar de la vida. Gustaba de bailar con él y ser el centro de atracción de un grupo de gente joven que vivía en continua busca del placer. Ella creía que la vida era una mezcla de alegría y diversión, y Michael tenía el mismo concepto. Llegó ella hasta aceptar huir con él. Llegaron hasta Santa Ana y allí comenzaron a sentir la influencia de los millones Cudahv. Fueron detenidos y la boda nunca se celebró. Joan tiene suficiente inteligencia para agradecer hoy el incidente. Ahora se encuentra casada y ha encontrado en su esposo, Douglas Fairbanks, hijo, un amor más profundo, más hermoso. ¿Y qué decimos de las campanas que todos esperaban anunciarían boda para John Gilbert y Greta Garbo? Los repiques se quedaron en el mayor misterio , . . nunca resonaron. Que se encontraban enamorados el uno del otro desde el día que se conocieron, de eso no hay duda. Fué el noviazgo un torbellino. John tenía la seguridad de hacer a Greta su esposa, pues hasta llegó a construir habitaciones para ella en la casa que tiene en la falda de una montaña. Estas habitaciones nunca han sido usadas. Las amobló con el mayor cuidado posible pero a Greta no le gustaron. Ya comenzaba a menguar la fascinación que Gilbert le inspirara. Lo vió cada vez con menos frecuencia hasta que John la acusó un día de estar enamorada de otro hombre. Ella se contentó con sonreir, con. esa sonrisa impenetrable de la Garbo, y John montó en cólera. Greta se alejó de su lado—para nunca volver. Y parece que se llevó con ella algo del genio artístico de John, algo que todos sentimos al ver su actuación en “The Merry Widow,” y “The Big Parade.” Nunca ha recuperado ese no sé qué perdido, y seguramente nunca lo recuperará. La Garbo, sin embargo, salió ilesa porque tiene la habilidad de. dominar su corazón. Muchas veces pienso si el amor que Clara Bow siente por Rex Bell tiene el encanto y alegría del amor que tuvo por Gilbert Roland. Fué el primer noviazgo de importancia de Clara, ese noviazgo con Gilbert. A él le dió todo su amor, un amor desinteresado. Gilbert palidecía a la vista de la joven y sus ojos parecían devorarla. Pero ese monstruo de los ojos verdes, el monstruo de los Celos, tuvo la impertinencia de interponerse entre ellos nublando la felicidad. El siguiente amor de Clara fué Gary Cooper. Y luego le tocó su turno a Harry. Richman, y por último, a Rex Bell. Rex Bell le ha traído paz, y contento, y salud. Su amor es la clase de amor constante, la clase que dura, porque está basado en amis tad. Rex la ha ayudado como jamás la ayudó ser humano. El ha sido extremadamente cariñoso con ella y Clara lo agradece. A Gary Cooper parece que le gusta alternar el hielo con el fuego. Fué muy devoto