Cinelandia (January 1932)

48 Alfonso, productor Alfonso de Borbón, el expatriado monarca, se convierte en productor de películas. Eso, por lo menos, es lo que se sabe en Hollywood. Refiérese que ha adquirido en París un gran estudio cinematográfico y que ya van a dar principio las operaciones fílmicas, respaldadas con las regias pesetas que produjera su largo paso por el trono español. Ya salió de Hollywood, rumbo a París, un celebrado director de la Paramount, Harry D'Arrast, quien según se dice ha sido contratado por Alfonso. ¿Qué tema ha escogido el monarca caído para inaugurar su empresa cinematográfica ? ¿Algún pasaje romántico de la vida española? ¿Algún bello trozo de los “Episodios Nacionales”? ¿Alguna epopeya de la guerra contra los moros? No. Ni la romántica españa ha inspirado ningún tema a Alfonso de Borbón; ni Galdós escribió nada digno de perpetuarse en el celuloide, ni el Cid Campeador hizo nunca nada que merezca la pena de ser llevado al lienzo. Por lo menos tal debe de haber pensado el ex-monarca al elegir como tema de su primera película .... ¡una cacería de elefantes siameses! La moral en la pantalla Es admirable ver cómo se ha metamorfoseado el sentido ético en Hollywood. No me refiero a la vida privada de Hollywood, sino a su vida artística. Su vida privada siempre ha sido blanco de los sostenedores de las leyes azules, y aunque indudablemente se exagera al hablarse de sus vicios, de sus escándalos, de sus alardes de inmoralidad, es evidente que tales vicios, y tales escán dalos y tales alardes de inmoralidad, existen como un hecho inconcuso. Pero el Holly wood de las películas fué durante muchos años algo antitético del Hollywood de la leyenda. Las Claras Bows de los escándalos sensacionales hacían papeles de ingenuas en los films. Ahora ocurre de otro modo: Las que no participan de la ética de Clara Bow en la vida real, se esfuerzan por parecérsele en la pantalla. Marion Davies ya no gusta de presentarse como ingénua. Ahora va detrás de su hombre (“Five and Ten”) y no le importa dormir con él a solas en la azotehuela de un rascacielo. Norma Shearer (la más ilustre representante de esta nueva tendencia cinemática que ha dado al traste con las niñas buenas), ha hecho todas sus últimas películas a base de “entregarse toda entera.” Joan Crawford que fué demasiado lejos en sus últimos films, pretende sacarse la espina en “Laughing Sinners,” y se nos presenta como muchacha de buen vivir; pero su esfuerzo es baldío: ella misma se encargó de decirnos que no reconoce límite cuando va en busca de un minuto de placer. Dorothy Mackaill sigue a “su” hombre a las montañas, y cuando rodea su cuello, peligrosa y gatuna, a solas con él en el cuarto de una posada, la buena moral vuelve -por sus fueros, pero en boca de Warner Baxter, que dice: —Vale más que te de las buenas noches. De lo contrario no respondo de mí. Ahora bien: ¿Podemos culpar a Hollywood por haber cambiado cinematográficamente de moral? Sí, desde luego; pero nada más hasta cierto punto. La culpa radica también—o más bien—en el público, que exige ese tipo de mujer. Películas escabrosísimas que antes habrían sido recibidas como una ofensa a la moral, se traducen hoy en grandes éxitos de taquilla, Casi puede decirse que los únicos éxitos de taquilla lo constituyen actualmente las películas en que la estrella se entrega por entero. Y ay mientras Norma Shearer alcanza hoy | plenitud de su gloria, Mary Brian sale dis parada de la Paramount. El caso de Mary Brian, unido a los caso análogos de Fay Wray y Jean Arthur, e por demás revelador: prototipos de ingenua; las tres, se quedan sin contrato. La para mount las deja en la calle porque no gusta; al público. En otras palabras, son demasiad; buenas, y ya pasaron los tiempos en que e público pagaba gustoso veinticinco centavo por ver a una muchacha buena, con la rop; arrastrando y el escote muy subido, ordeñan do una vaca o echándoles maíz a las gallinas El público exige en la actualidad escote muy ventilados; trajes que acicatean la yo luptuosidad, o bien carencia de trajes, si | que ha de exhibirse pertenece, por ejemplo a Marlene Dietrich. La estrella, si ha d agradar hoy, necesita dar besos que trastor nen al galán para que de rechazo trastorne al espectador. Los besos fríos, inocentes, y traducen en rotundos fracasos de taquilla, Hollywood no está para perder su diner máxime cuando sabe que puede hacerlo pro ducir con sólo agregar unas cuantas caloría a los labios, . La mala suerte de Renaldo Dúncan Renaldo, el simpático Perú d “Trader Horn,” sigue con el santo de espal das: las autoridades de Nueva York lo re claman por haber abandonado a su esposa; a su hijita. Como tantos otros que corretean tras l: casquivana gloria de Hollywood, Renaldo y imaginó, durante su estancia en Africa 2 lado de una bellá mujer, que “Trader Horn (va a la página 57) MÍ a a 3 N l A YE SS 2 A tura. E 2 == a Ú=<€Y == =_===3====2=== == KÁ__ En la gloriosa estacion | (y en la mala) un cutis adorable Algo hay en cada estación que daña el cutis, tendiendo a marchitarlo y envejecerlo: el frío lo irrita y enrojece; lo reseca el calor; el sol lo obscurece; el viento y el polvo lo agrietan .. . y no menos lo dañan los cambios de tempera Pero no hay preocupaciones para aquellas que usan la Crema de Miel y Almendras Hinds. Su uso diario asegura la protección más eficaz. Infinidad de mujeres lo saben: y conocen que, además, la Crema Hinds conserva lozana y tersa la tez; da al cutis esa seductora blancura tan deseada por las mujeres elegantes. . .. Use la Crema Hinds para el rostro, el cuello, los hombros, el escote .. . y de vez en vez después del baño, por todo el cuerpo. .. . 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