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LAS HERMANAS DUNCAN EN BANCARROTA
S H, esta vida de las estrellas! No sólo se ¡A proclaman urbi-et-orbi sus ganancias, sus
glorias reales o ficticias—más ficticias que reales—sus usos y costumbres, sino los defectos, las excentricidades, los errores . . . y por último todos los pormenores de su estado económico, se hacen del dominio público.
Que si ganan tanto; que si lo gastan todo; que si. lo emplean en tales o cuales empresas. En fin que por la exagerada publicidad de los estudios, nos enteramos perfectamente de que la fortuna les favorece, o no.
En esta temporada las trompetas de la publicidad se han secado las gargantas hablando de la ruina económica de las hermanas Duncan.
¿Ustedes saben quiénes son las hermanas Duncan, por supuesto? Han hecho películas, han recorrido medio mundo como vulgarmente se dice, presentándose en los teatros en comedias ligeras, en canciones, en sketches en los que derramaban gracia abundantemente.
Las hermanas Duncan son las siamesas de la escena yanqui. Sin tener el nudo fisiológico que ha hecho famoso a aquel remoto país oriental que se llama Siam, fabricante de innumerables parejas, por el afecto y por el interés son un verdadero fenómeno. Un fenómeno de amor fraternal.
Porque, en efecto, son hermanas y no meramente amigas íntimas que hubieran tomado el nombre de hermanas para lucrar ante el público. Son hermanas, y si no son slamesas, ni tampoco son muy parecidas gemelas. Bellezas blondas y frondosas de la raza anglo sajona.
Lo más curioso es que su fama actual les viene de haber estado trabajando casi constantemente en variedades en que una interpretaba el papel de una negrita, amiga de la
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POR MARCELO ALFONSO
Arriba vemos a Nils Asther con su esposa Vivian y su bebé. En el círculo, Rosetta Duncan en “Seda y Algodón” que ambas filmaron para M-G-M. Abajo, una vista exterior de su morada y una pose cariñosa de Nils y Vivian.
niña blanca—-la otra hermana— que juega con ella, la quiere y sufre cuando ella sufre, rle cuando ella ríe, sin el menor asomo de prejuicios de raza 0 de clase. Que haya tenido éxito en Estados Unidos es una verdadera paradoja por lo enraigado que está aquí el senti miento antiracial, como es sabido.
Por supuesto que con sola esa interpretación las hermanas Duncan han ganado una fortuna. Llegaron a tener uno o dos millones.
ERO la veleidad del públi
co, los tiempos difíciles por que atravesamos y sobre todo su largueza, han mermado ese capital hasta tal grado, que se publica ahora que las hermanas se han declarado oficialmente en quiebra, con un pasivo de 450
000 dólares.
Hace más de un año el gua
po mozo que es Nils Asther—a
quien todos sin duda alguna recordarán—casó con una de ellas, Vivian, y la pareja tuvo la dicha de tener una niñita, que según ellas mismas dicen constituye actualmente el único tesoro de la familia.
ILS ha sido muy afortuna
do en “regresar” a la pantalla. Se puso a aprender inglés con todo ahinco y ahora lo domina. Su elegante y hermosa apariencia, su juventud, y el hecho de haber tenido y tener muchos admiradores, ha hecho que la empresa Metro-Goldwyn-Mayer (waala página 50)